Los sindicatos peronistas paralizan por tercera vez Argentina
La CGT se une contra la pol¨ªtica econ¨®mica de Mauricio Macri y el acuerdo con el Fondo Monetario
Argentina se ha paralizado durante 24 horas. Buenos Aires y otras ciudades del interior han amanecido hoy con sus calles sin tr¨¢nsito, las terminales de transporte urbano desiertas, los bancos cerrados y los aeropuertos sin vuelos. Los sindicatos peronistas agrupados en la Confederaci¨®n General de Trabajadores (CGT) han dado una formidable muestra de fortaleza al presidente Mauricio Macri en la tercera huelga general que declaran contra su pol¨ªtica econ¨®mica. Los gremios rechazan el ajuste fiscal que el Gobierno acord¨® con el Fondo Monetario Internacional (FMI) a cambio de un rescate de 50.000 millones de d¨®lares. Piden adem¨¢s renegociar las subidas salariales de 15% acordadas en el inicio del a?o porque la meta de inflaci¨®n de 2018 se ha duplicado. Macri advirti¨® esta ma?ana que la huelga ¡°no contribuye a nada¡±. Los sindicatos conf¨ªan en que la contundencia de la medida obligar¨¢ al Gobierno a dialogar.
Este ha sido el tercer paro laboral de la CGT contra Macri, pero ninguno se sinti¨® tanto como este. Fue determinante la adhesi¨®n de los gremios del transporte, desde buses y metro hasta aviones. Hist¨®ricamente m¨¢s dialoguistas, sus l¨ªderes decidieron sumarse a la convocatoria de la CGT. Si bien los gremios no convocaron a manifestaciones, las calles desiertas quedaron en manos de los partidos de extrema izquierda, que como en ocasiones anteriores decidieron cortar los ingresos a la capital para impedir el tr¨¢nsito de aquellos que decidieron ir a trabajar en auto. A la CGT se sum¨® tambi¨¦n la CTA, una central de trabajadores m¨¢s combativa que no comulga con el sindicalismo peronista tradicional. La fuerza de la CTA radica en su capacidad de paralizar toda la administraci¨®n p¨²blica, adem¨¢s de hospitales y escuelas primarias y secundarias.
Macri siempre fue consciente del poder sindical en Argentina. Cuando asumi¨® en diciembre de 2015 supo que tendr¨ªa que lidiar con una l¨®gica de protesta que fue el azote de sus antecesores no peronistas, como Ra¨²l Alfons¨ªn (1983-1989) o Fernando De la R¨²a (1999-2000). Ambos se fueron antes de tiempo. Macri acord¨® entonces una tregua con el sindicalismo que se rompi¨® en el inicio del a?o pasado, cuando se hizo evidente que se demoraba la reactivaci¨®n econ¨®mica prometida por la Casa Rosada. Hubo dos huelgas generales sin mayores consecuencias y, desde entonces, el Gobierno se aprovech¨® de la divisi¨®n de los sindicatos entre dialoguistas y duros.
El transporte, la clave
La huelga general dej¨® a pie a 5,3 millones de personas que cada d¨ªa usan buses, el metro y el servicio de cercan¨ªas del ferrocarril para movilizarse en Buenos Aires y su extrarradio.
El ministerio de Transporte inform¨® de que se dejaron de vender m¨¢s de 15 millones de pasajes, de los cuales 13 millones correspondieron a alguna de las 138 l¨ªneas de buses que cada d¨ªa entran y salen de la capital argentina. El resto se divide entre el ferrocarril, con 1,2 millones de boletos, y el metro, con 1,5 millones de viajes diarios.
La adhesi¨®n a la huelga de todos los gremios aeron¨¢uticos, en tanto, afect¨® a 71.000 personas.
Los llamados ¡°gordos¡±, al frente desde hace d¨¦cadas de los gremios considerados grandes, optaron siempre por acordar con la Casa Rosada. Recibieron a cambio dinero para sus obras sociales, el servicio m¨¦dico que garantiza la fidelidad de sus afiliados, y la promesa oficial de que no habr¨ªa tregua con los gremios que minan su poder de base con posiciones m¨¢s radicales. Pero algo se rompi¨® este a?o.
El deterioro econ¨®mico aument¨® la presi¨®n de los trabajadores sobre sus l¨ªderes, que tuvieron que ceder a los reclamos para no perder su poder. El primero en tomar nota fue Hugo Moyano, del poderoso sindicato de camioneros. Capaz de paralizar por s¨ª s¨®lo el pa¨ªs, presion¨® para que la CGT se sumara a una huelga general. El detonante fue el acuerdo con FMI, una mala palabra en la memoria de los argentinos, en un escenario de devaluaci¨®n del peso ¨Cm¨¢s de 50% desde enero- y una inflaci¨®n que no da tregua pese a los esfuerzos oficiales. Los gremios rechazan tambi¨¦n de plano cualquier intento de la Casa Rosada de una reforma laboral que les quitar¨¢ poder de fuego. ¡°Ojal¨¢ que este paro sea el inicio de la unidad del movimiento sindical y se puedan recomponer las diferencias de la CGT con otros sectores. Vamos a rechazar cualquier intento de reforma laboral que perjudique a los trabajadores. El broche de oro es el acuerdo con el FMI¡±, dijo Pablo Moyano, hijo del l¨ªder camionero.
El presidente Macri sigui¨® la huelga desde el interior del pa¨ªs, desde donde advirti¨® que ¡°claramente no contribuye a nada¡±. ¡°Yo no veo que haya habido un gobierno en d¨¦cadas con tanta preocupaci¨®n por el empleo y el trabajador y por generar nuevas oportunidades", dijo. Para el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, se trat¨® de ¡°un paro pol¨ªtico, sin consignas claras¡±, que se sinti¨® ¡°por la falta de transporte p¨²blico¡±. En tanto que Nicol¨¢s Dujovne, ministro de Hacienda, le puso n¨²meros a la protesta: ¡°El paro de hoy le va a costar a los argentinos casi 29 mil millones de pesos [1.000 millones de d¨®lares]. La ¨²nica manera de sacar adelante nuestro pa¨ªs es trabajando¡±. El martes ser¨¢ d¨ªa de balances. La CGT espera que la huelga fuerce al Gobierno a dialogar, sobre todo en los detalles de la reforma laboral. La unidad sindical comenz¨® a gestarse hoy mismo, y el Gobierno lo sabe.
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