Un acuerdo vac¨ªo que evita una crisis en Alemania y pospone una europea
Los planes de reubicaci¨®n de migrantes siguen siendo voluntarios para los Estados Miembros
El primer (y banal) pensamiento que me viene a la cabeza tras conocer las conclusiones a las que ha llegado este viernes el Consejo de Europa en materia de inmigraci¨®n es: ¡°Mucho ruido y pocas nueces¡±. El acuerdo, en efecto, est¨¢ casi completamente en la l¨ªnea de todo lo que ha demostrado y puesto en pr¨¢ctica la Uni¨®n Europea en los ¨²ltimos a?os, a pesar de la toma de posesi¨®n de nuevos Gobiernos en algunos estados clave de Europa.
De cualquier manera, para ?ngela Merkel es un gran resultado, que sin duda ayudar¨¢ a evitar una posible crisis de gobierno en Alemania y a mantener la apariencia de unidad europea. Para Italia, a pesar de las amenazas del presidente del Consejo, Giuseppe Conte, de hacer saltar por los aires la mesa de negociaciones, el resultado es muy difuso, m¨¢s all¨¢ de las rimbombantes declaraciones del Gobierno.
El acuerdo, en efecto, tiene cierto relieve en lo referente al compromiso de los Estados miembros de impedir los movimientos secundarios de los inmigrantes y los solicitantes de asilo en el interior de la Uni¨®n Europea. Otro punto de acuerdo es el apoyo econ¨®mico que se deber¨¢ garantizar a los pa¨ªses de tr¨¢nsito (en especial a Turqu¨ªa y ?frica). Ambos puntos ¨C movimientos secundarios y dotaci¨®n de fondos, especialmente a Turqu¨ªa ¨C eran fervientemente deseados por Berl¨ªn.
El lenguaje que se adopta cuando se habla de movimientos secundarios en el interior de la Uni¨®n Europea es bastante claro: en nombre de la integridad del sistema europeo com¨²n de asilo y de los acuerdos de Schengen, los Estados miembros est¨¢n llamados a adoptar cualquier medida necesaria para impedir dichos movimientos (a pesar del primer ministro Conte, que opina que ¡°quien entra en Italia, entra en Europa").
A medio o largo plazo, es evidente que ninguna pol¨ªtica migratoria europea puede tener un ¨¦xito digno de este nombre sin una clara mejora socioecon¨®mica de numerosas regiones del continente africano. A este respecto, y haciendo referencia expl¨ªcita a la Agenda 2063 adoptada por los Estados africanos, la Uni¨®n ha decidido ingresar 500.000 millones de euros en el Fondo fiduciario para ?frica y solicitar un mayor apoyo, y no solo econ¨®mico, para pa¨ªses como Marruecos, de especial inter¨¦s para Espa?a, y Libia, fundamental para Italia.
Al mismo tiempo, se ha desbloqueado el segundo tramo de las ayudas econ¨®micas a Turqu¨ªa en el marco de colaboraci¨®n dirigido a regular y contener la ruta de los Balcanes y del Mediterr¨¢neo oriental. Pero la diferencia entre estos dos casos es notable: 3.000 millones adem¨¢s de los 3.000 ya depositados para Turqu¨ªa, frente a ¡°solo¡± 500.000 millones para todo el continente africano. Es evidente que el desarrollo de ?frica debe incluir la cooperaci¨®n al desarrollo, pero depender¨¢ de un paquete de medidas infinitamente m¨¢s complejo: desde las pol¨ªticas de inversi¨®n hasta las comerciales pasando, sobre todo, por unas pol¨ªticas migratorias que prevean canales legales de acceso a Europa.
Para el resto, es decir, las que son las principales exigencias italianas, las conclusiones se basan exclusivamente en buenos prop¨®sitos dif¨ªcilmente realizables, exactamente igual que viene ocurriendo desde hace unos a?os a esta parte.
En lo que respecta, por ejemplo, al tema de la reubicaci¨®n y la redistribuci¨®n en el interior de la Uni¨®n Europea, las conclusiones se limitan a reafirmar que ¡°solo de manera voluntaria¡± y ¡°sin menoscabo de la reforma de Dubl¨ªn¡± podr¨¢n los Estados miembros instituir hotspots (o centros de acogida) para separar a los que tienen derecho a la protecci¨®n internacional de los inmigrantes econ¨®micos. Por lo dem¨¢s, en el acuerdo se reafirma que la Uni¨®n debe comprometerse m¨¢s en el control de las fronteras externas y, a la vez, mejorar sus propias pol¨ªticas de repatriaci¨®n de los inmigrantes irregulares, tambi¨¦n mediante la instituci¨®n de instrumentos legislativos ad hoc.
Un recurso tan claro al principio de voluntariedad referido a los planes de reubicaci¨®n solo puede dar a entender que el llamado principio del pa¨ªs de primer desembarco, seg¨²n lo estipulado actualmente por el reglamento de Dubl¨ªn, afecta m¨ªnimamente a las conclusiones a las que se ha llegado este viernes.
Por ¨²ltimo, surgen, o m¨¢s bien vuelven a surgir con distinta forma sem¨¢ntica, las propuestas dirigidas a explorar el concepto de plataformas de desembarco regionales en terceros Estados para personas rescatadas en operaciones de salvamento mar¨ªtimo. Las instituciones europeas est¨¢n llamadas a estudiar el posible establecimiento de puntos de acceso en terceros pa¨ªses, donde se puedan transferir y examinar las situaciones individuales de los interesados, todo ello en colaboraci¨®n con la Organizaci¨®n Internacional para las Migraciones (OIM) y el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) desde luego, pero sin crear un ¡°efecto llamada¡± para los inmigrantes.
La falta de detalles sobre el d¨®nde y el c¨®mo de dichos centros, junto con el hecho de que el consentimiento del tercer Estado interesado es un elemento necesario e inevitable para su instituci¨®n, deja serias dudas sobre la viabilidad de tales proyectos: sin un fuerte respaldo econ¨®mico y administrativo, parece muy poco probable que los Estados de origen o tr¨¢nsito de los inmigrantes se sometan a ese tipo de pol¨ªticas. ?Por qu¨¦ deber¨ªa un Estados de tr¨¢nsito aceptar de buena gana que se examinen en su territorio las solicitudes de asilo en Europa, que en m¨¢s del 90% de los casos son rechazadas por la Uni¨®n? Ese 90% de solicitantes de asilo rechazados permanecer¨¢ probablemente en el pa¨ªs de tr¨¢nsito, lo que comporta un coste econ¨®mico, pol¨ªtico y social para el mismo.
La larga noche del Consejo de Europa, desde luego, ha evitado una crisis pol¨ªtica en Alemania y ha pospuesto una europea. Pero lejos de estar medio lleno, el vaso permanece predominantemente vac¨ªo. La estructura de fondo del sistema de Dubl¨ªn no se cuestiona de ninguna manera, mientras que las pol¨ªticas intraeuropeas m¨¢s solidarias (es decir, los planes de reubicaci¨®n serios y vinculantes) siguen siendo excluidas en gran medida, dejando lugar ¨²nica y exclusivamente al car¨¢cter voluntario de los Estados miembros. Queda por ver qu¨¦ Estados (si es que hay alguno) est¨¢n efectivamente dispuestos a adoptar las pol¨ªticas europeas integradas de acogida e inmigraci¨®n. Seguramente no 28, y muy probablemente tampoco los 26 miembros del ¨¢rea Schengen. Aunque no se discuta abiertamente, dif¨ªcilmente se encontrar¨¢ una soluci¨®n europea a la cuesti¨®n migratoria sin un acuerdo sobre un mini-Schengen, en el cual el derecho a la libre circulaci¨®n deber¨¢ ir acompa?ado de las obligaciones de una aut¨¦ntica pol¨ªtica com¨²n de migraci¨®n y asilo.
Nathalie Tocci, directora del Instituto de Asuntos Internacionales.
Giovanni Sciaccaluga, investigador de la Universidad de Genova
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