Simone Veil, superviviente de Auschwitz, feminista y europe¨ªsta, ingresa en el Pante¨®n
Francia homenajea a una figura ic¨®nica, fallecida hace un a?o, al entrar en el templo republicano
Simone Veil, superviviente de Auschwitz, feminista que logr¨® la legalizaci¨®n del aborto en Francia y presidenta del primer Parlamento Europeo electo, pertenece ya oficialmente al santoral laico de la Rep¨²blica francesa. "A los grandes hombres, el reconocimiento de la patria", dice la inscripci¨®n en el anacr¨®nico frontispicio del Pante¨®n, donde desde el domingo reposan los restos de Veil (1927-2017), junto a los de su marido, Antoine. Ambos, la gran mujer y su esposo, fallecido en 2013, ingresaron en el imponente templo republicano en una ceremonia que congreg¨® a los poderes del Estado y a miles de parisinos.
Veil, que en vida era un monumento para muchos franceses, es una figura ¨²nica en la historia reciente de este pa¨ªs. Resume las tragedias del siglo XX y sus combates ¨¦picos. Deportada en 1944 por ser jud¨ªa, perdi¨® a sus padres y a su hermano en el Holocausto. Regres¨® a Francia y reconstruy¨® su vida. Ministra de Sanidad de un Gobierno de centroderecha, impuls¨® la ley sobre la interrupci¨®n voluntaria del embarazo. Adoptada en 1975 entre virulentas descalificaciones contra Veil, cambi¨® la vida a millones de francesas. Y fue una europe¨ªsta pragm¨¢tica y convencida, la primera presidenta del Parlamento cuatro a?os despu¨¦s.
En tiempos de amnesia hist¨®rica, de renovados combates por la igualdad y de euroescepticismo rampante, el mensaje de la vida y la obra de Simone Veil est¨¢ m¨¢s vigente que nunca.
"Hemos querido que Simone Veil entre en el Pante¨®n sin que pasen las generaciones, como nos hab¨ªamos acostumbrado, para que sus combates, su dignidad, sus esperanzas sigan siendo una br¨²jula para los tiempos turbios que atravesamos", dijo el presidente franc¨¦s, Emmanuel Macron, en un discurso.
Al final de la locuci¨®n, pasado el mediod¨ªa, la soprano Barbara Hendricks cant¨® La Marsellesa y entonces se abrieron las puertas del templo, la fachada adornada por una foto del matrimonio Veil y dos banderas, europea y francesa. Los guardias republicanos transportaron ambos ata¨²des. Era el final de una ceremonia milimetrada y solemne, un momento intenso de la liturgia republicana como s¨®lo Francia sabe organizarlo, una ceremonia en la que lo laico y lo sagrado se fusionaron para enviar un mensaje al mundo de hoy.
Veil es la quinta mujer en entrar en un templo masculino ¡ªtemplo de "grandes hombres" donde reposan 75 personas¡ª, sus antecesoras en el Pante¨®n son la cient¨ªfica Marie Curie, la etn¨®loga y resistente a los nazis Germaine Tillion, la resistente Genevi¨¨ve de Gaulle-Anthonioz y Sophie Barthelot, que entr¨® como c¨®nyuge del cient¨ªfico Marcellin Barthelot. Es tambi¨¦n la primera deportada a los campos de exterminio por ser jud¨ªa.
Y la primera persona panteonizada por Macron y la primera, en la V Rep¨²blica fundada en 1958, que entra en la augusta necr¨®polis del Barrio Latino con su memoria a¨²n presente, s¨®lo un a?o despu¨¦s de su muerte. La costumbre, en los ¨²ltimos tiempos, era espera unos a?os o d¨¦cadas para evaluar con perspectiva la dimensi¨®n hist¨®rica del posible panteonizado. Con Veil fue innecesario. El consenso sobre sus m¨¦ritos era amplio. La decisi¨®n de Macron, que como jefe de Estado tiene la prerrogativa de decidir qui¨¦n entra en el templo, era inapelable.
En presencia de sus antecesores Fran?ois Hollande y Nicolas Sarkozy y de la amplia familia Veil, el presidente franc¨¦s recorri¨® el legado de la difunta y, al explicarla a ella?¡ªque como Macron fue una pol¨ªtica centrista y europe¨ªsta¡ª intent¨® explicarse a s¨ª mismo, y su visi¨®n de Francia y el mundo. La experiencia de la deportaci¨®n: "La verdad del martirio jud¨ªo forma hoy parte integrante de la historia de Francia como la epopeya de la Resistencia". La lucha por la igualdad: "Con Simone Veil entran aqu¨ª estas generaciones de mujeres que han hecho Francia sin que la naci¨®n les ofrezca el reconocimiento y la libertad que se les deb¨ªa. Que hoy, por ella, se les haga justicia a todas". El europe¨ªsmo: "Nada ser¨ªa peor que renunciar a la esperanza que hizo renacer la historia de las ruinas en las que hab¨ªa quedado enterrada y donde pudo perecer".
El Pante¨®n es un espacio central de la naci¨®n francesa, lugar donde se proyecta el relato nacional y tambi¨¦n sus disputas.?Fue un templo cristiano y laico sucesivamente. Hubo panteonizados que acabaron siendo expulsados. Otros que entraron en seguida, como Victor Hugo. Fran?ois Mitterrand lo visit¨® el d¨ªa de su investidura.
La Revoluci¨®n de 1789 quiso convertir la iglesia original en el templo que honrase a los "grandes hombres", un concepto construido por los fil¨®sofos de la Ilustraci¨®n. Los "grandes hombres" se distingu¨ªan de los reyes porque no eran herederos: su entronizaci¨®n consagraba la meritocracia, seg¨²n explica la historiadora Mona Ozouf en el primer volumen de la enciclop¨¦dica Los lugares de la memoria. Tambi¨¦n se distingu¨ªan de los h¨¦roes. "El gran hombre", a?ade Ozouf, "no debe nada a lo sobrenatural, mientras que el h¨¦roe realiza una acci¨®n que se corresponde con el milagro. El h¨¦roe es el hombre del instante salvador, mientras que el gran hombre es el del tiempo acumulado, en la que se amontonan los resultados de una larga paciencia de una energ¨ªa cotidiana".
Simone Veil fue un ejemplo de esta vida de momentos y logros acumulados. Ya era una "gran mujer", un "gran ser humano" antes de entrar para siempre en el Pante¨®n.
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