El enterrador del PRI
El verdadero sepulturero del partido hist¨®rico de M¨¦xico es un militante afecto a la pompa y la circunstancia del poder
El enterrador del Partido Revolucionario Institucional?(PRI) en M¨¦xico es un priista cl¨¢sico mas no lleva por nombre Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador. El verdadero sepulturero del partido hist¨®rico de M¨¦xico es un militante afecto a la pompa y la circunstancia del poder, un adicto a la liturgia de descapotable y confeti de los a?os sesenta del siglo pasado que prometi¨® un Nuevo PRI, uno ajustado al reloj de los nuevos tiempos, pero que en vez de ello y en solo seis a?os pas¨® de regresarlo a Los Pinos, la casa presidencial mexicana, a provocar las derrotas que hoy hacen de esa organizaci¨®n una fuerza en m¨ªnimos hist¨®ricos, una al borde de la tumba.
Enrique Pe?a Nieto fue un candidato presidencial fuera de serie. Teleg¨¦nico, disciplinado, solemne pero moderno, superficial pero articulado ante las c¨¢maras y presto a los ba?os de las masas. Era la cara fresca de un sistema vampiro al que los mexicanos comenzaron a extra?ar en medio del ba?o de sangre que fue el sexenio del presidente Felipe Calder¨®n (2006-2012), pol¨ªtico de derechas (Partido Acci¨®n Nacional) que logr¨® mantener la estabilidad econ¨®mica a pesar de la crisis econ¨®mica mundial del 2009, pero cuya guerra antinarco sumi¨® al pa¨ªs en lo m¨¢s parecido que las actuales generaciones mexicanas han de conocer como una guerra civil (110.000 muertos por violencia en ese periodo).
Ni la desesperaci¨®n ante el calderonismo borraba, sin embargo, los recelos de los mexicanos ante las promesas de Pe?a Nieto. Los agravios priistas del pasado, y la interrogante de si en los doce a?os en que fueron expulsados del m¨¢ximo poder presidencial hab¨ªan hecho los deberes y se hab¨ªan reformado sobrevolaron la elecci¨®n del 2012.
En los comicios de ese a?o, en un encuentro con periodistas Denise Maerker, hoy la principal protagonista de las noticias televisivas del pa¨ªs, le pidi¨® a Pe?a Nieto nombres, ejemplos, sobre eso que llamaban Nuevo PRI, pruebas vivientes de la renovaci¨®n de su partido tanto en eficacia como en t¨¦rminos ¨¦ticos.
"Tengamos presente que el PRI hoy gobierna 20 entidades en el pa¨ªs. Es un PRI que ha venido renov¨¢ndose a su interior. Son j¨®venes o actores de la nueva generaci¨®n pol¨ªtica. El gobernador de Quintana Roo, Roberto Borge, el gobernador de Veracruz, Javier Duarte, C¨¦sar Duarte, gobernador de Chihuahua, el gobernador de Campeche, todos son parte de una generaci¨®n nueva", lanz¨® Pe?a Nieto en su respuesta.
Lo que los mexicanos desconoc¨ªan es que la declaraci¨®n ten¨ªa nivel de profec¨ªa. Como los ven ¡ªrefulgentes¡ª me veo, como los ver¨¢n ¡ªderrotados por desprestigio, salvo el de Campeche, un peque?o enclave en el Golfo de M¨¦xico¡ª me ver¨¢n.
De las 20 gubernaturas que entonces presum¨ªa el candidato Pe?a Nieto que el PRI gobernaba, dos terceras partes del pa¨ªs, tras la jornada electoral de este 1 de julio esas posiciones se han visto reducidas a una decena. Este domingo ha perdido dos m¨¢s, ni m¨¢s ni menos que la de Jalisco, potente estado en la costa occidental mexicana que justo se hab¨ªa recuperado cuando Pe?a Nieto regres¨® al PRI a la presidencia en 2012. Y la misma ruta segu¨ªa, seg¨²n los primeros resultados computados, Yucat¨¢n. Se puede decir que al menos en ¨¦sta ¨²ltima los priistas dieron la batalla, porque en Jalisco ni siquiera lograron la segunda posici¨®n.
Otra m¨¢s, la gubernatura de Chiapas, tambi¨¦n ir¨¢ a manos de Morena. Chiapas no era formalmente del PRI, pero s¨ª de su aliado, ese partido-paria que es el PVEM. En las otras, enclaves hist¨®ricos como Veracruz o Puebla, que no solo son graneros de votos y estados de muchos recursos, sino que dieron cuatro presidentes de la Rep¨²blica priista, el priismo ni siquiera ha sido finalista en la competencia para renovar los poderes estatales.
La esperanza de una nueva era para el PRI fue arrastrada al alba?al en 2014 por los esc¨¢ndalos de corrupci¨®n e inoperancia, pero sobre todo por la falta de empat¨ªa de un gobierno sin resortes ni manifestaci¨®n de deseos para entender los reclamos ciudadanos de una nueva, esa s¨ª, sociedad mexicana, una m¨¢s cr¨ªtica, m¨¢s beligerante.
Atrincherados en Los Pinos, imperturbables en su hoja de ruta que solo admit¨ªa tiempos y modos para las reformas estructurales, y a pesar de que ya se hab¨ªa destapado el caso de La Casa Blanca ¡ªese que revel¨® que la familia del presidente disfrutaba de una mansi¨®n de 7 millones de d¨®lares construida y pagada por un cercano contratista de Pe?a Nieto¡ª, ante los reclamos de justicia de una poblaci¨®n enardecida por la violencia y la inseguridad por la matanza de los estudiantes de Ayotzinapa la administraci¨®n respondi¨® oronda: "No vamos a sustituir las reformas por actos teatrales con gran impacto, no nos interesa crear ciclos medi¨¢ticos de ¨¦xito de 72 horas. Vamos a tener paciencia en este ciclo nuevo de reformas. No vamos a ceder aunque la plaza p¨²blica pida sangre y espect¨¢culo ni a saciar el gusto de los articulistas. Ser¨¢n las instituciones las que nos saquen de la crisis, no las bravuconadas". (Aurelio Nu?o, jefe de la oficina presidencial de Pe?a Nieto. EL PA?S, 07/12/14) Se les ped¨ªa atender la indignaci¨®n popular ante una matanza de estudiantes, ser efectivos en el combate al crimen, aclarar el esc¨¢ndalo de La Casa Blanca, revisar las denuncias de los excesos de los gobernadores, hacer algo con el M¨¦xico al que le prometieron menos violencia y robos desde el poder, honrar la promesa de que hab¨ªan cambiado, de que entend¨ªan que ten¨ªa que cerrarse el abismo entre el despilfarro de las ¨¦lites y la miseria de la mitad de la poblaci¨®n (53 millones de mexicanos a nivel de subsistencia). Pedir eso era demandar bravuconadas.
No lo atendieron, no lo entendieron. Pe?a Nieto y su peque?a troupe mexiquense (entidad de la que fue gobernador entre 2005 y 2011 y de la que provienen algunos de los personajes m¨¢s emblem¨¢ticos de la corrupci¨®n priista) privilegiaron un boato presidencial de cart¨®n piedra. La sonrisa que cautiv¨® en las presidenciales del 2012 mut¨® en un rictus presidencial tras el que, en actos p¨²blicos y privados, rega?¨® a sus cr¨ªticos y desde?¨® los llamados a modificar el rumbo. En vez de ello, su administraci¨®n espi¨® a defensores de derechos humanos y a periodistas, pidi¨® a los empresarios que no se alentara a organizaciones de la sociedad civil que proponen la construcci¨®n de un Estado de Derecho, y hasta pag¨® campa?as medi¨¢ticas para decirle a una poblaci¨®n que cada mes amanece con la noticia de que se rompi¨® el r¨¦cord de homicidios apenas fijado en los treinta d¨ªas anteriores, que no, que las cosas no van tan mal, que hagan bien las cuentas, que ya chole (coloquial mexicanismo que significa "qu¨¦ fastidio") con tus quejas.
Un gobierno que se contaba la historia de que era incomprendido por los ingratos ciudadanos. Un gobierno que a quienes dudaban no de la pertinencia de las reformas estructurales del Pacto por M¨¦xico, sino de la implementaci¨®n pe?ista de las mismas ¡ªdiscrecional, sin consensos en las materias sensibles, atrabiliaria¡ª, respond¨ªan con un "de qu¨¦ lado de la historia quieres estar". A los no ac¨®litos, no sin sorna, les llamaban por lo bajo "La R¨¦sistance".
La br¨²jula de la soberbia y la impericia mostradas desde las crisis del 2014 (un siguiente punto de quiebre entre el gobierno y la poblaci¨®n fue alfombra roja que le tendieron en 2016 al candidato Trump cuando ¨¦ste ya hab¨ªa llamado asesinos y violadores a los migrantes que sostienen la econom¨ªa de los m¨¢s mexicanos m¨¢s pobres), esa br¨²jula les ha llevado a encallar en la parte m¨¢s baja de las aguas de la pol¨ªtica electoral, y todo ello a pesar del intento de un nuevo acto de magia.
El presidente Pe?a Nieto, que cuando se ha recuperado del desprestigio apenas roza los 20 puntos de aceptaci¨®n (encuesta de Reforma), quiso salvarse y a su partido presentando a un candidato de cara nueva, un tipo con fama de bur¨®crata bonach¨®n y eficiente, libre de esc¨¢ndalos en primera persona pero testigo de todos los esc¨¢ndalos priistas, ante los cuales si movi¨® una pesta?a, nadie lo supo.
El truco no parec¨ªa tan descabellado si uno es priista y te han perdonado tantas veces en tantos a?os, siete d¨¦cadas para empezar, en el siglo XX: pongamos a vender el pescado a uno que nadie reproche su patrimonio, qu¨¦ m¨¢s da que la carreta lleve montones de ejemplares t¨®xicos en las dem¨¢s listas electorales que tambi¨¦n se han jugado este domingo. El cochero, que al final ha ayudado a llevar a Pe?a Nieto al PRI al cadalso, no pudo cumplir la misi¨®n al quedarse en la campa?a sin argumentos para explicar c¨®mo es que siendo tan honesto convivi¨® tanto tiempo, sin empacho, con los Borge, los Duarte, con los del equipo de Pe?a Nieto, pues, si ¨¦l dice que no es como ellos.
C¨®mo fue que siendo ¨¦l ministro de dos de las carteras m¨¢s poderosas del gobierno de M¨¦xico, la de Hacienda y la de Desarrollo Social, no vio los aquelarres de los gobernadores, c¨®mo no le espantaron las empresas fantasma (fachada), mecanismo favorito en este sexenio de desfalcos. C¨®mo no vio las estafas en los escritorios que heredaba, c¨®mo ni chist¨® ante las denuncias en la prensa.
Qu¨¦ madera se tiene que tener para no haber denunciado, ante la plaza y en los tribunales, los desfalcos multimillonarios que la prensa, y apenas t¨ªmidamente el gobierno, ha documentado sobre el proceder de esos pol¨ªticos, que en su momento fueron puestos por Pe?a Nieto como ejemplares de la nueva era priista. Hoy dos de ellos est¨¢n en la c¨¢rcel, y si el tercero ¡ªC¨¦sar Duarte¡ª no viste de rayas es, sin lugar a dudas, porque al gobierno central no le ha dado la gana procesarlo.
Cuando fue destapado como candidato presidencial, Jos¨¦ Antonio Meade, ese delf¨ªn sin militancia priista del pe?anietismo, pidi¨® a un PRI resentido ante el desplazamiento de otros cuadros de probado ADN tricolor, que lo hicieran suyo. Deseo cumplido: creyendo que se salvaban mutuamente, estos nadadores han terminado por demostrar que no saben de aguas democr¨¢ticas, se han ahogado.
El intento de escape de la realidad de Pe?a Nieto, que ha durado todo el sexenio, ha tenido su cl¨ªmax en la campa?a electoral que concluy¨® este domingo. Ya vendr¨¢ el futuro y veremos si las reformas estructurales traen el man¨¢ prometido. Pero por lo pronto, los mexicanos decidieron una muerte m¨¢s para el PRI, que muri¨® algo en el 2000, a?o de su primera derrota presidencial, pero m¨¢s en 2006, cuando se fue al tercer lugar. La novedad de esta agon¨ªa es que las anteriores fueron derrotas del candidato presidencial que no dejaron en los huesos las gubernaturas. Ahora, salvo entidades importantes como Estado de M¨¦xico, Sonora, Coahuila y Sinaloa, el otrora partidazo ha quedado reducido a la marginalidad.
Parte de una eventual resurrecci¨®n del PRI depender¨¢ de lo que hagan sus cuadros en las c¨¢maras de Diputados y Senadores, donde pudieran ser gozne de acuerdos minoritarios para ayudar o confrontar a L¨®pez Obrador.
Pero nunca en la historia el PRI hab¨ªa gobernado menos gente como despu¨¦s de este 1 de julio. Enrique Pe?a Nieto prometi¨® la resurrecci¨®n y gloria a su partido (y, para el caso, tambi¨¦n al pa¨ªs). Medio cumpli¨® lo primero ¡ªo plenamente, si solo nos atenemos a su grupo de amigos¡ª, pero de gloria nada: las paletadas de tierra contra el Nuevo PRI apenas comienzan.
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