Kolinda: Dios, patria y f¨²tbol
El carisma de la presidenta croata en el Mundial coexiste con sus pol¨ªticas xen¨®fobas
Dios, patria y f¨²tbol. El lema lis¨¦rgico del dictador Salazar ha sido adoptado como terapia democr¨¢tica por Kolinda Grabar-Kitarovic (Rijeka, 1968), presidenta de Croacia y personalidad carism¨¢tica, estrafalaria, entre los mandatarios a los que agasaj¨® Putin en el palco de Mosc¨². Especialmente el domingo 15 de julio, cuando las c¨¢maras recrearon el duelo amistoso entre ella y Emmanuel Macron, incapaces ambos de mantener las formas y conscientes igualmente del valor propagand¨ªstico del f¨²tbol en el est¨ªmulo de la autoestima de una naci¨®n.
Perdi¨® la final Croacia, pero tambi¨¦n la gan¨®. Por el juego. Por el reconocimiento de la cr¨ªtica. Por la gloria de Modric. Y por el espect¨¢culo paternalista/maternal de la propia Kolinda, cuya imagen bajo la lluvia en la pradera del rect¨¢ngulo evocaba una catarsis y una alegor¨ªa de la fertilidad. Abraz¨® y consol¨® a cada uno de los jugadores en el c¨¦sped de Mosc¨², como si fueran sus 22 hijos. Y los recibi¨® a semejanza de h¨¦roes en Zagreb, redundando en una euforia no est¨¢ claro si patri¨®tica o nacionalista. Grabar-Kitarovic se ha vestido con los colores de la selecci¨®n porque el damero rojiblanco representa la bandera. Y porque su enjundioso discurso pol¨ªtico persevera en la distinci¨®n identitaria del pueblo croata, independiente solo desde 1995; y heredero de un presidente-fundador, Franjo Tudjman, cuyo delirio supremacista no ha terminado de apagarse, sin menoscabo de las cualidades que jalonan el milagro croata, un pa¨ªs joven, peque?o (4,1 millones de habitantes), bastante pr¨®spero, integrado en la UE y cada vez m¨¢s alejado de los fantasmas de la guerra balc¨¢nica (1991-1995), pero tambi¨¦n obstinado en consolidar la diferencia, merodeando las l¨ªneas rojas de una pol¨ªtica exterior xen¨®foba.
Le persiguen unas fotograf¨ªas que se hizo con miembros de un grupo supremacista en 2016
No consigui¨® Kolinda Grabar-Kitarovic que prosperara una ley cuya letra convert¨ªa en delincuentes a los compatriotas que ayudaran de cualquier manera a los inmigrantes ilegales, pero el ciclo presidencial que comenz¨® ella misma hace tres a?os con las siglas de la Uni¨®n Democr¨¢tica Croata ha definido una pol¨ªtica comercial agresiva, expansionista, y una pol¨ªtica migratoria restrictiva, coercitiva, hasta el extremo de que los extranjeros en situaci¨®n ilegal no pueden recibir atenciones estatales en materia de vivienda, sanidad o alimentaci¨®n.
Se ha declarado Kolinda partidaria de levantar alambradas contra la inmigraci¨®n. Se opone al reparto de cuotas comunitarias. Madre de dos hijos, creyente y practicante, hace apostolado de la familia, recela del matrimonio homosexual ¡ªno as¨ª de la igualdad en los derechos civiles entre personas del mismo sexo¡ª y abjura del aborto por convicci¨®n religiosa, pero no es partidaria de penalizarlo. Ni comparte con sus colegas oscurantistas del este el veneno del euroescepticismo.
Otra cuesti¨®n es el populismo. Grabar-Kitarovic lo ha concebido y propiciado desde la aprensi¨®n al invasor extranjero, desde el orgullo nacional y desde los gestos demag¨®gicos. Empezando por divulgar que ella misma se hab¨ªa pagado con su dinero el billete de avi¨®n a los partidos del Mundial. Y que se hab¨ªa financiado sus propias entradas. Era la manera de identificarse con la marea de los hinchas y de concederse todos los sobresaltos al protocolo. Se avino a subir al palco de Putin en la final¨ªsima, es cierto. Y supo convertirse en la hooligan n¨²mero uno en la salud y en la enfermedad, de forma que ha subido su popularidad en las ¨²ltimas jornadas y ha consolidado su dimensi¨®n matriarcal como si Croacia fuera ella misma.
Madre de dos hijos, creyente y practicante, recela del matrimonio homosexual y el aborto
Comenz¨® a desempe?ar el puesto de timonel el 19 de febrero de 2015, gracias a su milim¨¦trica victoria (50,7%) en la segunda vuelta de los comicios presidenciales. Era la primera mujer que acced¨ªa a la jefatura del Estado croata. La conquist¨® desdoblando un perfil nacionalista y cosmopolita, pues el patriotismo extremo de Kolinda Grabar-Kitarovic no contradice su formaci¨®n acad¨¦mica en Nuevo M¨¦xico, su don de lenguas ¡ªhabla croata, ingl¨¦s, portugu¨¦s y espa?ol¡ª y su experiencia polifac¨¦tica en la pol¨ªtica exterior. Tanto como representante de su naci¨®n en la OTAN (2011-2014) como por su trayectoria de embajadora en EE?UU (2008-2011), canciller (2005-2008) y ministra de Asuntos Europeos (2003-2005).
Kolinda rechaza a los extranjeros indocumentados, pero reclama que regresen los expatriados de pureza. La poblaci¨®n de Croacia no ha crecido en 30 a?os. Son bajas las tasas de natalidad. Y han proliferado las razones para marcharse, sobre todo desde el conflicto balc¨¢nico de los noventa, una fractura social, econ¨®mica, demogr¨¢fica y emocional a la que busca remedio la presidenta, haciendo apostolado en los pa¨ªses donde se han consolidado las di¨¢sporas.
Uno de ellos, Argentina, la recibi¨® con alborozo en marzo, hasta el punto de convertirla en ciudadana honoraria de Buenos Aires. Habl¨® all¨ª del sacrificio de los croatas que emigraron despu¨¦s de la II Guerra Mundial, relativizando que muchos de ellos lo hicieron por colaborar con el nazismo. Se trataba de los ustachas, algunos de cuyos ep¨ªgonos contempor¨¢neos ocasionaron a la presidenta un conflicto de imagen porque se retrat¨® con ellos y su bandera supremacista en 2016. La fotograf¨ªa le persigue como una maldici¨®n racheada. Tambi¨¦n lo hacen unas im¨¢genes fake en biquini ¡ªse la confunde con la esposa del rapero Ice T¡ª y la pol¨¦mica que precipit¨® su marido por haber utilizado a su antojo el privilegio del coche oficial siendo ¡°embajador consorte¡± en Washington. Kolinda Grabar-Kitarovic apoquin¨® los gastos. E hizo prop¨®sito de enmienda y promesa de transparencia, aunque su mejor argumento blanqueador y purificador ha sido el Mundial de Rusia. Una mujer sin rubor en un h¨¢bitat y un juego masculinos. Y una oportunidad no ya para restaurar el ¨¢nimo de un pa¨ªs con el movimiento hipn¨®tico del bal¨®n, sino para colocarse en una posici¨®n id¨®nea en las elecciones presidenciales que sobrevienen a caballo de 2019 y 2020. Croacia se antoja un nombre femenino. Y Kolinda Grabar-Kitarovic parece dispuesta a llevar al extremo la identificaci¨®n de la madre patria.
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