El partido gobernante en Camboya se declara vencedor en unas elecciones sin oposici¨®n
Hun Sen, primer ministro desde 1985, controla unos comicios que registraron una participaci¨®n del 80,5%
Camboya avanza estrepitosamente hacia la autocracia. El pa¨ªs asi¨¢tico celebr¨® este domingo sus sextas elecciones generales desde 1993 sin oposici¨®n cre¨ªble al Partido del Pueblo de Camboya (PPC) del primer ministro Hun Sen. El dirigente, en el poder desde 1985, se ha asegurado un nuevo mandato de cinco a?os m¨¢s en unos comicios marcados por los sobornos y las amenazas al electorado camboyano.
¡°El PPC ha ganado el 80% de los votos y estimamos que obtendremos no menos de 100 de los 125 esca?os¡±, aseguraba a Reuters el portavoz del PPC, Sok Eysan, a la luz de los recuentos preliminares. Horas antes del cierre de las urnas, el portavoz ya hab¨ªa vaticinado una ¡°gran victoria¡± para su formaci¨®n, invicta desde 1998. Una sencilla predicci¨®n: la ¨²nica formaci¨®n que pod¨ªa hacer frente al PPC, el Partido Nacional para el Rescate de Camboya (PNRC), fue disuelto en noviembre por el Tribunal Supremo, cuando se consolidaba como una fuerza capaz de desbancar a Hun Sen. Su l¨ªder, Kem Sokha, se encuentra en prisi¨®n acusado de conspirar contra el Estado. Solo un pu?ado de peque?os partidos, algunos surgidos de la nada o con sospechosos v¨ªnculos con el PPC, fueron autorizados a participar, para muchos observadores ha sido un artificio del Gobierno para ¡°democratizar¡± el proceso.
La Comisi¨®n Nacional Electoral anunciaba una participaci¨®n del 80,49% de entre los m¨¢s de ocho millones de votantes registrados. La cifra cumple con el plan subrepticio del Gobierno camboyano de superar el 69% de afluencia registrado en las elecciones de 2013, en las que el PNRC logr¨® un 44% de los votos, un porcentaje que el grupo denunci¨® estaba ama?ado a favor del PPC. Sobre todo, los datos sirven para reforzar a Hun Sen, quien ha hecho lo posible por evitar que un bajo nivel de participaci¨®n le deslegitime y evidencie lo que la oposici¨®n y grupos de derechos humanos han tachado de farsa electoral.
Unos resultados ¡ªlos oficiales no se conocer¨¢n hasta mediados de agosto¡ª?pr¨¢cticamente incontestables. Estados Unidos y la Uni¨®n Europea cancelaron los fondos destinados a los comicios ante la disoluci¨®n del PNRC, y el proceso electoral solo ha estado monitoreado por pa¨ªses de dudosa experiencia democr¨¢tica como Myanmar o China. Pek¨ªn, el mayor donante de Camboya, concedi¨® recientemente a Phnom Penh m¨¢s de 100 millones de d¨®lares (casi 86 millones de euros) en ayuda militar y ha enviado observadores por primera vez a los comicios, en evidente se?al de la cada vez m¨¢s estrecha relaci¨®n bilateral.
Tampoco han participado grupos locales que s¨ª lo hicieron en elecciones previas, como el Comit¨¦ para unas Elecciones Libres y Justas de Camboya (COMFREL, en sus siglas en ingl¨¦s), que no acudi¨® a las urnas por ¡°miedo¡± a las consecuencias, aseguran fuentes diplom¨¢ticas en Camboya, o el consorcio de ONG camboyano Situation Room. Este ¨²ltimo, una de las m¨¢s prestigiosas fuentes de informaci¨®n ¡ªalternativa a la oficial¡ª en comicios pasados, fue excluido del proceso acusado de ¡°promover una revoluci¨®n secreta¡±.
Desde el exilio, el l¨ªder hist¨®rico del PNRC, Sam Rainsy, describe el voto como un ¡°teatro¡±. En un comunicado enviado a varios medios de comunicaci¨®n, Rainsy ¡ªquien huy¨® de Camboya para evitar represalias¡ª?subraya que ¡°el ¨ªndice de participaci¨®n anunciado por las autoridades no refleja la realidad por dos motivos¡±. El primero, se?ala, son las intimidaciones de las que han sido v¨ªctimas muchos ciudadanos. Entre otras, el pol¨ªtico afirma que las autoridades amenazaron a alrededor de 700.000 simpatizantes de su partido con ser despedidos si no mostraban en su dedo la tinta dif¨ªcilmente deleble que debieron usar para votar a su regreso al trabajo. En segundo lugar, Rainsy denuncia la propia ¡°manipulaci¨®n¡± de los votos y la supeditaci¨®n de la Comisi¨®n Electoral al PPC.
Un ¡°clima de miedo y tensi¨®n¡±, describe Sopheap Chak, la directora del Centro de Camboya para los Derechos Humanos (CCHR). ¡°Los que han abogado por un boicot a las elecciones han sido acusados de traidores, y la enorme presi¨®n a la que ciudadanos ordinarios han sido sometidos ha dejado a muchos preocupados por su seguridad¡±, indica la activista.
¡°Traidores¡± fue, precisamente, el t¨¦rmino escogido el viernes por Hun Sen en su ¨²ltimo d¨ªa de campa?a electoral para referirse, frente a miles de seguidores, a los que hab¨ªan intentado derrocar su Gobierno. ¡°Si no les elimin¨¢bamos con pu?o de hierro, quiz¨¢s Camboya ahora estar¨ªa en situaci¨®n de guerra¡±, amenaz¨® el dirigente.
?l o la guerra
Precisamente esa ha sido la estrategia de Hun Sen desde que vio c¨®mo el PNRC ganaba terreno: ¨¦l o la guerra. El dirigente, exjemer rojo que acab¨® uni¨¦ndose a la coalici¨®n vietnamita para derrocar al r¨¦gimen genocida de Pol Pot en 1979 ¡ªque aniquil¨® a una cuarta parte de la poblaci¨®n camboyana¡ª, ha jugado a presentarse como la ¨²nica opci¨®n para el desarrollo pac¨ªfico de Camboya. El pa¨ªs hab¨ªa gozado de un cierto grado de apertura democr¨¢tica desde las elecciones de 1993, auspiciadas por la ONU tras d¨¦cadas de guerra civil.
¡°Por primera vez en 25 a?os, Camboya no dispone de un Gobierno leg¨ªtimo reconocido por la comunidad internacional. Esto significa que la deriva totalitaria de Camboya solo puede ir a peor¡±, advierte Rainsy en su misiva.
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