¡°No me dejaban vivir una vida normal, por eso eleg¨ª la resistencia a la ocupaci¨®n¡±
La adolescente palestina condenada por abofetear a soldados israel¨ªes reconoce que la c¨¢rcel ha cambiado su destino
La chica que expresaba con bofetadas a los soldados la rabia palestina ha madurado y ahora solo contesta con palabras juiciosas. Aturdida por las visitas de la prensa internacional, organizaciones humanitarias y diplom¨¢ticos occidentales, Ahed Tamimi?empieza a tomar conciencia de que se ha convertido en un icono global de su pueblo tras cumplir ocho meses de c¨¢rcel. Reconfortada por el reencuentro con familiares y amigos despu¨¦s de ser liberada el pasado domingo, la activista que cumpli¨® 17 a?os entre rejas confiesa su sue?o de poder estudiar leyes en una universidad extranjera para hacer llegar la voz palestina ante los foros de la justicia.
En el patio de su casa de Nabi Saleh, 50 kil¨®metros al norte de Jerusal¨¦n, la adolescente erigida en s¨ªmbolo de resistencia frente a m¨¢s de medio siglo de ocupaci¨®n se divierte con las im¨¢genes de un v¨ªdeo reproducido en un m¨®vil junto a hermanos y primos del clan Tamimi, hegem¨®nico en la localidad, poco antes de mantener una conversaci¨®n con EL PA?S. En ese mismo lugar se encar¨® a golpes el pasado 15 de diciembre con dos militares mientras su progenitora, Nariman, grababa unas im¨¢genes que alcanzaron m¨¢xima viralidad en las redes sociales y que acabaron sentando a madre e hija en el banquillo ante un consejo de guerra del Ej¨¦rcito de Israel.
¡°La c¨¢rcel ha sido sido una experiencia dif¨ªcil, que me ha cambiado¡±, admite de entrada en un patio decorado con fotograf¨ªas que recogen escenas de su pasado activismo. ¡°All¨ª todo eran restricciones para la educaci¨®n¡±, explica esta estudiante de secundaria, que ha preparado el examen de selectividad en la celda. Ahed no se arrepiente de haber abofeteado a los soldados. En el v¨ªdeo se mostraba el visible estado de excitaci¨®n de la muchacha despu¨¦s de que su primo Mohamed, de 15 a?os, hubiese recibido el impacto de una bala recubierta de caucho que le desfigur¨® la cara durante unos disturbios.
¡°Las habitaciones del penal (de Sharon, al norte de Tel Aviv) eran peque?as y poco aireadas. Pero lo peor era el traslado desde la prisi¨®n hasta la sede del tribunal. Esto lo sufren a diario todos los prisioneros palestinos, que intentan crear un clima de humanidad cantando y bailando juntos, preparando comidas para todos para que la vida sea algo m¨¢s aceptable en prisi¨®n¡±, recuerda Ahed, vestida con una camiseta burdeos, pantal¨®n oscuro y deportivas multicolores.
¡°Ahora espero poder continuar mi educaci¨®n y estudiar derecho para poder defender mejor mi causa y luchar para mantener la unidad nacional de los palestinos¡±, detalla su planes de futuro tras la excarcelaci¨®n. ¡°He comprobado que quienes son detenidos por las fuerzas israel¨ªes tienen que defender su derecho a permanecer en silencio durante los interrogatorios, pese a las amenazados de recibir sentencias m¨¢s duras¡±, explica. ¡°En mi caso me expon¨ªa a una larga condena (la fiscal¨ªa militar present¨® 12 cargos, algunos por hechos anteriores), pero gracias al apoyo popular y al respaldo internacional recib¨ª una sentencia m¨¢s leve¡±. Su abogada acept¨® finalmente un acuerdo sobre cuatro de las imputaciones, entre ellas asalto a soldados e incitaci¨®n a la violencia.
Mientras las autoridades israel¨ªes la han descrito desde que era una ni?a como una provocadora profesional, instigada por un clan familiar que encabeza protestas contra las fuerzas de seguridad en Cisjordania, ella sostiene que su actitud solo responde a ¡°la presi¨®n de la ocupaci¨®n¡±. ¡°Yo no eleg¨ª este camino. Cada vez que iba a la escuela me topaba con los puestos de control israel¨ªes. No pod¨ªa ir a nadar la playa (fuera del territorio palestino) sin encontrarme con los soldados¡±, rememora. ¡°Todo era horrible. Me preguntaban siempre por si ten¨ªa los papeles en regla¡±.
Su visi¨®n de la vida parece haber cambiado en prisi¨®n. Frente a la irascible adolescente que mordi¨® en 2015 a un soldado que pretend¨ªa detener a su hermano menor y la que encabezaba con su melena rubia al aire las marchas de protesta en Nabi Saleh, Ahed Tamimi trata de comprender ahora la dif¨ªcil realidad palestina. ¡°La ocupaci¨®n afecta a nuestra vida cotidiana y nos mueve a ser m¨¢s activos. No soy una agitadora profesional. A nadie le gusta ir a la c¨¢rcel¡±, reflexiona en voz alta. ¡°Pero no voy a permanecer quieta y a guardar silencio cuando hay un soldado dentro de mi casa, o me detienen en un control a cada paso que doy. ?Quien puede aceptar vivir as¨ª? Esto ocurre en Cisjordania, donde la gente se enfrenta cada d¨ªa a esta presi¨®n. No me dejaban vivir una vida normal. Por eso eleg¨ª la resistencia a la ocupaci¨®n¡±.
¡ª?Qu¨¦ precio ha tenido que pagar por su decisi¨®n?
¡ªSab¨ªa que me expon¨ªa a perder parte de mi ni?ez y mi juventud cuando empec¨¦ mi actividad pol¨ªtica, como muchos chicos y chicas de mi generaci¨®n. S¨¦ tambi¨¦n que esto puede llevarme a perder a¨²n m¨¢s en el futuro, como cualquier otra persona que elige esta v¨ªa.
En unas im¨¢genes grabadas de los interrogatorios policiales durante su detenci¨®n, obtenidas por la defensa y difundidas por su familia, agentes del Shin Bet (agencia de seguridad interior) presionaban con fuerza para que colaborara, advirti¨¦ndola de las consecuencias negativas que podr¨ªan tener para sus seres cercanos. ¡°Sigo siendo la misma Ahed para mis amigos y mi familia. Por supuesto, la c¨¢rcel me ha abierto la puerta a nuevas ideas. Tengo mucha m¨¢s informaci¨®n ahora sobre lo que pasa a mi alrededor. Pero he vuelto a casa y me encanta divertirme y bromear con mi gente m¨¢s pr¨®xima¡±, replica para excluir posibles secuelas de su paso por la prisi¨®n. ¡°Cuando mi hermano mayor (Waed, de 22 a?os, encarcelado bajo la acusaci¨®n de agredir a soldados) regrese a casa tambi¨¦n, volver¨¦ a ser de verdad la misma persona¡±, remacha con una sonrisa. ¡°No pienso dejar mis aficiones: quiero seguir disfrutando, jugando al f¨²tbol (con la camiseta de la selecci¨®n de Brasil) y bailando (coreograf¨ªas de m¨²sica de Rihanna, que organiza con sus primas). No quiero olvidar lo que m¨¢s amo¡±.
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