Lula da Silva: c¨®mo hacer campa?a electoral desde la c¨¢rcel
El popular expresidente est¨¢ embarcado en una rocambolesca campa?a desde su celda para mantener sus opciones de triunfo en las pr¨®ximas elecciones de Brasil
La celda del prisionero m¨¢s famoso de Brasil suele estar abierta. Para los guardias es m¨¢s f¨¢cil dejarla as¨ª y echar la llave solo por las noches y fines de semana para que, a diario, fluya el traj¨ªn de abogados, senadores, obispos, nietos y un largo etc¨¦tera que ya es la rutina en la cuarta planta de la sede de la polic¨ªa federal en Curitiba (Paran¨¢, al sur del pa¨ªs). Todas estas personas tienen algo que hablar con el preso, Luiz In¨¢cio Lula da Silva, expresidente y todav¨ªa el pol¨ªtico m¨¢s popular de la historia reciente de Brasil. Sentados en la mesa rectangular de la celda que Lula ha convertido en su nuevo despacho, cada uno trae sus noticias. Unos vienen a contarle los recursos contra la condena de 12 a?os por corrupci¨®n que el expresidente cumple aqu¨ª desde hace cuatro meses. Otros, a hablarle de las elecciones presidenciales de octubre, en las que Lula es, desde el mi¨¦rcoles, candidato y adem¨¢s favorito con diferencia en las encuestas. Y otros, sobre la batalla jur¨ªdica que supondr¨¢ hacer campa?a desde la c¨¢rcel en un pa¨ªs donde la ley no permite que un condenado en segunda instancia como ¨¦l sea candidato.
¡°No es la mejor forma de hacer una campa?a¡±, admite por tel¨¦fono a EL PA?S Gleisi Hoffman, presidenta del Partido de los Trabajadores (PT), la agrupaci¨®n de Lula y una de las maquinarias pol¨ªticas m¨¢s potentes del primer pa¨ªs latinoamericano, horas despu¨¦s de visitar la celda. ¡°Lo ideal ser¨ªa que Lula estuviese ahora reuni¨¦ndose con los l¨ªderes regionales. Pero est¨¢ en campa?a. Tiene visitas continuas, manda cartas, da recados e imparte orientaciones. Y se nota: es imposible hablar de estas elecciones sin hablar de Lula¡±.
A simple vista, esta es una candidatura rocambolesca. Mientras sus rivales, los otros 12 candidatos, recorren el pa¨ªs y los medios de comunicaci¨®n ganando votantes, ¨¦l tiene prohibido hablar con la prensa, acudir a los debates televisados o incluso difundir v¨ªdeos o mensajes grabados por su partido. Debe comandar a los suyos desde los 15 metros cuadrados de una celda donde a duras penas puede comunicarse con el mundo exterior. En sus actos, el PT ha comenzado a proyectar im¨¢genes de archivo y repartir entre el p¨²blico m¨¢scaras con su cara para hacer presente al candidato ausente. ¡°Vamos a insistir para que salga y haga campa?a porque es su derecho pol¨ªtico. Pero mientras, estamos trabajando con esta candidatura, la que lidera ¨¦l¡±, asegura por tel¨¦fono S¨¦rgio Gabrielli, expresidente de Petrobras y coordinador de la campa?a (sin reunirse con ¨¦l: se comunican a trav¨¦s de abogados).
De hecho la rutina del expresidente dista mucho de la de un candidato. Se levanta a las siete de la ma?ana y desayuna caf¨¦, zumo y tostadas con mantequilla. Hace una hora de gimnasia al d¨ªa: seis kil¨®metros en la cinta. Entonces se abre la puerta y empieza el torbellino de visitas. Si son abogados, y generalmente lo son, Lula les deja recados para los suyos: es lo m¨¢s parecido que tiene a comunicarse en tiempo real con el exterior. Los lunes por la ma?ana le visitan l¨ªderes religiosos ¡ªun obispo episcopal anglicano hace un mes, por ejemplo¡ª y los jueves, sus hijos y sus nietos.
Los fines de semana no se le permiten visitas y, como millones de brasile?os, mata el domingo frente a la televisi¨®n ¡ªque le compr¨® uno de sus abogados¡ª, viendo el programa de variedades Doming?o do Faust?o. Apenas cena; quienes le ven dicen que est¨¢ perdiendo el peso que le sobraba. Por la noche, escucha la m¨²sica que le traen del exterior en pendrives, conect¨¢ndolos a la televisi¨®n.
Apurar plazos y recursos
Pero con Lula suele ocurrir que la superficie es solo el comienzo y pocos en Brasilia dudan ya de que bajo todo este circo se esconde una estrategia. Que el expresidente no se inscribi¨® como candidato el mi¨¦rcoles solo para echarle al sistema legal un pulso imposible de ganar. M¨¢s bien porque, al hacerlo, Lula permite que el maltrecho PT haga campa?a en su nombre, el m¨¢s poderoso de la antip¨¢tica pol¨ªtica brasile?a. Y si bien es cuesti¨®n de tiempo que el Tribunal Electoral le vete como candidato, cada segundo de ese tiempo es esencial. Cuanto m¨¢s tarde el desenlace, menos votos perdidos; votos que sin duda necesitar¨¢ quien le sustituya en el ¨²ltimo minuto (con casi toda seguridad, su n¨²mero dos, Fernando Haddad).
Si el juego de Lula ya no es ganar las elecciones sino retrasar al Tribunal Electoral todo lo posible, sus rivales ya no son los dem¨¢s candidatos sino los jueces; sus armas no son las encuestas sino la burocracia y sus plazos. Y la meta final, m¨¢s que la cita con las urnas el 7 de octubre, es el 17 de septiembre, fecha l¨ªmite para que Tribunal eval¨²e las candidaturas. Toda maniobra que acerque a Lula a ese d¨ªa ser¨¢ una victoria. En cuanto se anuncie el veto a la candidatura, el PT tendr¨¢ una semana para recurrirlo: la idea es apurarla. Y cuando se tome una decisi¨®n desfavorable, tendr¨¢n otros tres d¨ªas para recurrirla de nuevo. Mientras, en el otro bando, los jueces aceleran el final todo lo que pueden. Tras la inscripci¨®n de Lula como candidato, la fiscal general ten¨ªa cinco d¨ªas para pedirle al Tribunal Electoral que lo impugnase: tard¨® cinco horas. Cada minuto es una victoria para ambos bandos. En el tribunal o en la celda abierta del cuarto piso de la polic¨ªa de Curitiba.
¡°El hecho de que Lula haya llegado aqu¨ª ya es rese?able¡±, sentencia Hoffman, horas despu¨¦s de reunirse con ¨¦l. ¡°Y vamos a presentar todos los procesos que haga falta para que pueda continuar. Esta es su campa?a, su estrategia. Lula va a estar en el programa electoral, de una forma u otra¡±.
¡°Bom dia, presidente¡±
Cada ma?ana, las paredes de la comisar¨ªa de Curitiba donde Lula est¨¢ preso retumban con el grito de docenas de voces: "?Bom dia, presidente Lula!, ?Bom dia, presidente Lula!, ??Bom dia, presidente Lula!!". Es parte de la rutina del Campamento Lula Livre, el s¨¦quito que lleg¨® a Curitiba con el expresidente el d¨ªa de su encarcelamiento y se qued¨® lo m¨¢s cerca posible de la celda. Desde aquel 7 de abril ha habido un flujo constante de fieles que peregrinan hasta all¨ª para mostrar su apoyo al expresidente. Algunos han sido celebridades: el m¨²sico Chico Buarque, el expresidente uruguayo Pepe Mujica o el actor estadounidense Danny Glover (actor en pel¨ªculas como El color p¨²rpura y Arma letal).
Pero generalmente los cientos de personas que conforman el campamento son las mismas que han hecho de Lula da Silva un fen¨®meno de masas durante m¨¢s de 40 a?os en Brasil. Los militantes an¨®nimos y de a pie, los que limpian y cocinan en el campamento y, tres veces al d¨ªa, acuden a la puerta de la celda a gritar. ¡°Bom dia¡± por la ma?ana; ¡°boa tarde¡± a las tres y media y ¡°boa noite¡± a las ocho y media. Tambi¨¦n le cantan canciones y le cuentan qu¨¦ grupo se ha vuelto a casa y qu¨¦ grupo nuevo ha llegado en los autobuses que fleta el PT.
¡°?l nos oye y le gusta, porque ¨¦l es muy de la gente, de absorber su energ¨ªa y est¨¢ ah¨ª solo, en su celda¡±, sostiene Claudia Andrade, aut¨®noma de 50 a?os. Lleva toda su vida siguiendo a Lula, desde que con 16 a?os, en 1984, daba una vuelta por su ciudad y se lo encontr¨® jaleando a los trabajadores en huelga de una f¨¢brica de Volkswagen, micr¨®fono en mano, y se prend¨® de su empat¨ªa con los obreros. ¡°Tenemos que darle nuestra energ¨ªa. ?l es Lula y est¨¢ preso, y sin la energ¨ªa de la gente se marchita; y yo soy Claudia, do?a nadie, y estoy libre y puedo d¨¢rsela¡±.
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