Muere ¡®Chicha¡¯ Mariani, una de las fundadoras de Abuelas de Plaza de Mayo
La mujer, de 94 a?os, nunca pudo encontrar a su nieta Clara Anah¨ª, secuestrada por militares de la dictadura
¡°No me puedo dar el permiso de morir, tengo que encontrar a mi nieta¡±, dijo en septiembre de 2006, frente a un tribunal, Mar¨ªa Isabel Chorobik de Mariani, o Chicha Mariani, como todos la conoc¨ªan. La muerte la esper¨® casi 22 a?os desde entonces, hasta que el lunes por la noche se la llev¨®, sin que Chicha haya encontrado jam¨¢s a esa beba que el 24 de noviembre de 1976 fue robada por los militares que asesinaron a su madre, Diana Teruggi. La b¨²squeda de Chicha comenz¨® en soledad, hasta que en 1977 fund¨® con otras 12 mujeres la asociaci¨®n Abuelas de Plaza de Mayo. Todas ten¨ªan en com¨²n que hab¨ªan perdido a sus nietos, algunos porque hab¨ªan nacido en alguna mazmorra de la dictadura, otros tantos porque eran apenas bebes cuando la dictadura asesin¨® a sus padres. Y pronto se convirtieron, junto con las Madres de Plaza de Mayo, en iconos de la lucha por los derechos humanos.
El frente de una casa de la calle 30 de la ciudad de La Plata, a 60 kil¨®metros de Buenos Aires, luce a¨²n los agujeros que dejaron las balas que mataron a Teruggi y a otros cuatro militantes de Montoneros, el brazo armado del peronismo. Diana cay¨® muerta cuando intentaba huir por un patio trasero con Clara Anah¨ª en brazos, su hija nacida tres meses antes y ¨²nica superviviente de la cacer¨ªa. El 12 de agosto pasado, Clara Anah¨ª cumpli¨® 42 a?os. Seguramente lleve otro nombre y no sepa que su abuela dedic¨® m¨¢s de la mitad de su vida a encontrarla.
Chicha convirti¨® la casa baleada en un museo en memoria de su nieta, de su nuera y de su hijo, Daniel Mariani, asesinado por los militares en agosto de 1977 tras huir durante casi un a?o de los represores. Fue tras la muerte de su hijo que Chicha sinti¨® que ya nada ten¨ªa sentido. "Fue el derrumbe, el momento m¨¢s terrible... Hasta entonces, todo era buscar el momento de encontrarlo, de poder ayudarlo... pero ahora la vida hab¨ªa perdido raz¨®n, empec¨¦ a dejarme morir, a no comer...", cont¨® al diario P¨¢gina 12 hace casi 20 a?os.
Pero cuando crey¨® todo perdido, supo de la existencia de las Madres de Plaza de Mayo, un grupo de mujeres que con un pa?al anudado en sus cabezas daba vueltas frente a la Casa Rosada para pedir por la aparici¨®n de sus hijos. All¨ª conoci¨® a Alicia Licha de la Cuadra, quien, como ella, buscaba tambi¨¦n a un nieto. Eran madres y abuelas a un mismo tiempo, o ¡°doblemente madres¡±, como ellas dec¨ªan. El grupo decidi¨® en 1979 concentrar sus fuerzas en la b¨²squeda de aquello que quedaba de vida en medio de la tragedia. As¨ª nacieron ¡°las Abuelas¡±, con Chicha como presidenta.
Abuelas calcula que hay unos 400 nietos robados por los militares enre 1976 y 1983. S¨®lo un a?o tardaron en encontrar a los primeros ni?os apropiados. Avanzaron poco a poco a poco, hasta que, gracias al aporte de Chicha, se convirtieron en pioneras en el uso del ADN para el reconocimiento de parentesco, un sistema infalible que ya permiti¨® identificar a 128 nietos.
En 1989, por diferencias con otras abuelas, Chicha abandon¨® la organizaci¨®n y crea la Fundaci¨®n Anah¨ª, desde donde mantuvo viva la b¨²squeda de su nieta. Hace tres a?os, Chicha vivi¨® otro momento muy duro. Una joven se acerc¨® a su fundaci¨®n y dijo que era la nieta tan buscada. Present¨® un estudio de ADN realizado en un laboratorio privado, su fundaci¨®n dio la noticia y la abuela crey¨® estar, finalmente, ante Clara Anah¨ª. Pero dos informes del Banco Nacional de Datos Gen¨¦ticos dieron negativos y todo qued¨® en la nada. El dolor para Chicha fue inmenso y sus allegados temieron incluso por su vida. Pero Chicha era dura, muy dura.
Despedimos a una compa?era de lucha #ChichaMariani Seguiremos buscando a #ClaraAnah¨ª https://t.co/5mvNBkwzB3
— Abuelas Plaza Mayo (@abuelasdifusion) August 21, 2018
En 2006, frente a aquel tribunal que escuch¨® c¨®mo conjuraba la muerte, Chicha mir¨® a los ojos al represor Miguel Etechecolatz, jefe del operativo que 30 a?os antes hab¨ªa secuestrado a su nieta. ¡°Lo veo al polic¨ªa Etchecolatz con el rosario y yo quisiera pedirle que en vez de rezar el rosario alivie su conciencia diciendo d¨®nde est¨¢ Clara Anah¨ª, porque ¨¦l sabe, y ¨¦l sabe que mataron a Diana por su orden o con su mano", le dijo. Etchecoltaz, sentado en el banquillo de los acusados en un juicio por delitos de lesa humanidad, se tap¨® la cara con sus manos. 22 a?os despu¨¦s, el polic¨ªa sigue vivo y no ha hablado. Pero Chicha nunca perdi¨® las esperanzas de encontrar a su nieta. En una de sus ¨²ltimas entrevistas dijo que confiaba en el futuro, pese a la inminencia de la muerte. ¡°Tengo la seguridad¡±, dijo, ¡°de que alguien seguir¨¢ busc¨¢ndola. Aunque el mundo se termine ma?ana, yo ya plant¨¦ mi manzano.¡±
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.