Dolores Huerta, la mujer que invent¨® el ¡®Yes We Can¡¯
La l¨ªder del movimiento campesino en Estados Unidos y defensora de los derechos de los latinos llama a hacer boicot a las empresas que apoyan a Donald Trump
Nadie se mueve de la butaca aunque la pel¨ªcula ya ha terminado. Es verano en la Ciudad de M¨¦xico y la sala est¨¢ abarrotada. Entre el p¨²blico, una anciana vestida de rojo, menuda, se levanta de su asiento y sube al escenario despacio. Los primeros aplausos se convierten en una ovaci¨®n. Todos se han puesto en pie para verla mejor. La energ¨ªa que transmite esta mujer de 88 a?os es vibrante, su sonrisa lo abarca todo y a todos.
Es Dolores Huerta (Nuevo M¨¦xico, 1930), la impulsora del movimiento por los derechos civiles de los campesinos hispanos en Estados Unidos y la abuela de una revoluci¨®n que en los sesenta consigui¨® salarios justos y condiciones de vida dignas en los campos de California. El documental que acaba de proyectarse en la Cineteca es la historia de su vida, ¡®Dolores¡¯, producido por el m¨²sico Carlos Santana y dirigido por Peter Pratt.
Hace un a?o, en una entrevista con el New York Daily News, el director equiparaba a Huerta con algunos de los mayores defensores de los derechos civiles de la historia: ¡°Gandhi, Martin Luther King o Robert Keneddy Jr.¡±, pese a que nunca obtuvo el cr¨¦dito que merec¨ªa por ¡°una larga vida llena de batallas a favor de los migrantes y los trabajadores¡±. Precisamente, Huerta fue una de las ¨²ltimas personas que estuvieron cerca de Bobby Keneddy cuando fue asesinado en 1968 en California cuando celebraba la victoria en las primarias del parido dem¨®crata.
Despu¨¦s del cari?o colectivo, la activista atiende a EL PA?S mientras se toma una taza de chocolate caliente -con leche de soya porque es vegetariana-. Habla espa?ol con acento estadounidense, tiene una voz aguda y calmada. Es la quinta generaci¨®n de una familia con ra¨ªces mexicanas, una familia chicana a la que todav¨ªa siguen llamando wetback (espalda mojada) para discriminarla. ?C¨®mo se siente una vida entera de rechazo?
Huerta clava sus ojos negros y brillantes mientras le hablan. Despu¨¦s, sonr¨ªe. ¡°A veces nos tienen que dar una patada para despertar¡±, responde. ¡°Los latinos han luchado toda su vida en EE. UU. porque siempre fuimos minor¨ªa. Ahora estamos siendo mayor¨ªa en Arizona, Texas y otros Estados¡±, explica. ¡°Hay que acudir a la Justicia. A los jueces, senadores y congresistas que est¨¢n a favor de la comunidad latina que cada vez tiene m¨¢s poder¡±, explica.
Para muchos de los que han venido a conocerla -con familias en Estados Unidos en situaci¨®n irregular- esta mujer es un consuelo, una esperanza. Todos quieren abrazarla, besarla, tomarse fotos. Fue ella quien cre¨® el grito ¡®S¨ª, se puede¡¯ (Yes We Can) cuando las negociaciones parec¨ªan estancarse entre los trabajadores y los empresarios de Arizona. Al final s¨ª se pudo y los trabajadores del campo obtuvieron un salario digno, agua corriente, viviendas para ellos y sus familias y asistencia sanitaria. Las palabras que dieron fuerzas a los latinos del campo, d¨¦cadas despu¨¦s se popularizaron en boca de Barack Obama durante la campa?a presidencial de 2008. El propio Obama le concedi¨® la medalla de la Libertad en 2012 y le dio las gracias por un lema que se ha vuelto universal.
Sin miedo a Trump
Dolores no ha hecho m¨¢s que luchar, protestar y resistir toda su vida. Es una rebelde a la que parece que no le pesan los a?os. No teme a nada ni a nadie, tampoco a Donald Trump. Ha sido activista durante los gobiernos de Johnson, Nixon, Reagan, los dos George Bush, Clinton y Obama. Dice que las agresiones del nuevo presidente le dan fuerzas para seguir peleando. ¡°Ahora es un gran momento para luchar, para organizarnos¡±, dice entusiasmada. Sigue inspirando y organizando a gente de todas las edades para que luchen por sus derechos en el barrio, en la ciudad, en los Estados. Ama a los dreamers ¡°porque son el futuro¡± y reconoce que es un momento dif¨ªcil para trabajar sin papeles, por eso se encarga de dar talleres desde su fundaci¨®n sobre qu¨¦ hacer si un d¨ªa te detiene el ICE (la polic¨ªa migratoria estadounidense).
¡°Hay gente que tiene mucho miedo porque no tienen documentos. Se est¨¢n haciendo redadas casi como en tiempos de los nazis¡±, dice Huerta. ?Y la separaci¨®n de familias que llegan a la frontera? La activista se lleva las manos a la cara ¡°es una cosa horrorosa¡±, dice. ¡°Estuve en Texas con una mujer de Guatemala a la que le quitaron a su hijo de cinco a?os cuando el ni?o estaba dormido¡±, cuenta espantada. Huerta cree que la clave para hacer contrapeso a Trump es movilizar a los latinos para que voten en las pr¨®ximas elecciones legislativas de noviembre. Tambi¨¦n dice que es muy importante hacer boicot a las empresas que apoyan al presidente y que sin embargo ¡°tienen trabajadores latinos¡±.
Sabe de lo que est¨¢ hablando. En 1962 cre¨® junto al l¨ªder sindical C¨¦sar Ch¨¢vez la primera uni¨®n de trabajadores agr¨ªcolas de Estados Unidos (UFW, por sus siglas en ingl¨¦s). El sindicato consigui¨® a base de huelgas, protestas y un boicot a las empresas de la uva -durante cinco a?os-, salarios justos y condiciones dignas para decenas de miles de trabajadores hispanos y de otras nacionalidades.
Hasta entonces no se hablaba de la discriminaci¨®n y los malos tratos que estaban ocultos en los campos estadounidenses. La tierra que cultivaban los latinos se convirti¨® en un campo de batalla del que brotar¨ªan las primeras voces de la justicia ambiental en contra de las fumigaciones con pesticidas y los da?os que produc¨ªan en la salud.?
V¨ªctima de sus propios compa?eros
Aunque es toda una l¨ªder en la comunidad hispana, fuera de Estados Unidos su nombre es poco conocido. Dolores Huerta, ?qui¨¦n? La rebelde que gritaba ante cientos de personas por la ca¨ªda de un sistema desigual y opresor, fue v¨ªctima de sus propios compa?eros.
Su nombre dej¨® de relucir tanto como el de C¨¦sar Ch¨¢vez y se apag¨® durante muchos a?os igual que el de tantas otras que encabezaron luchas y revoluciones. "Hay que insistir en que el trabajo de las mujeres se reconozca y nos den cr¨¦dito por ¨¦l", explica Huerta. "El machismo duele porque viene de hermanos, compa?eros, familiares y personas que respetamos", dice con una mirada penetrante.
Dolores Huerta descubri¨® el feminismo despu¨¦s de comenzar en el sindicato. Pronto se dio cuenta de que aun compartiendo la misma lucha, ella deb¨ªa de enfrentar una discriminaci¨®n doble por ser mujer. El rechazo no solo proven¨ªa de las autoridades y del poder pol¨ªtico, tambi¨¦n de sus propios camaradas. ¡°El feminismo ten¨ªa que llegar a la lucha campesina. Las mujeres en el campo sufr¨ªan mucho¡±, a?ade. Muchos de sus compa?eros no aceptaban que ella estuviera a la cabeza de la organizaci¨®n. ¡°Se sent¨ªan amenazados por su capacidad y su poder¡± dice una de sus hijas en el documental.
¡°Siempre apoy¨¦ a mis compa?eros pero ellos no me apoyaron a m¨ª¡±, cuenta. Tras de la muerte de C¨¦sar Ch¨¢vez, Dolores abandon¨® el sindicato. La c¨²pula se opuso a que fuera la presidenta. Madre de once y abuela de catorce, muchos quisieron ver a Dolores en roles m¨¢s tradicionales pero ella siempre fue mucho m¨¢s que una madre, que una activista o una rebelde. Lo fue todo a la vez.
*El documental 'Dolores' forma parte del Festival MicG¨¦nero que podr¨¢ verse en M¨¦xico hasta el 13 de septiembre.
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