Basora estalla en protestas contra el Gobierno ante la escasez de servicios b¨¢sicos
La violencia deja una decena de muertos en el sur de Irak y pone de relieve el bloqueo parlamentario
Basora est¨¢ en llamas. Literalmente. Las protestas de los habitantes de la segunda ciudad de Irak han desembocado en la quema del edificio del Gobierno provincial, las sedes de la mayor¨ªa de los partidos pol¨ªticos y milicias, el Consulado de Ir¨¢n e incluso de algunas empresas privadas. Una decena de personas ha muerto desde el martes y las autoridades han decretado el toque de queda. Quince a?os despu¨¦s del derribo de Sadam Husein, los basor¨ªes no aceptan que la principal regi¨®n petrolera del pa¨ªs carezca de infraestructuras b¨¢sicas. La ¨²ltima queja la ha desatado una intoxicaci¨®n por agua contaminada, pero se est¨¢ convirtiendo en arma pol¨ªtica.
¡°La situaci¨®n es muy mala¡±, declara un empresario local, cuya compa?¨ªa de telecomunicaciones qued¨® reducida a cenizas en la madrugada de este viernes. ¡°Estaba al lado de la sede de uno de los partidos y tal vez pensaron que pertenec¨ªa al mismo. O la quemaron intencionadamente. No lo s¨¦¡±, conf¨ªa desde Basora, mientras la polic¨ªa concluye el informe policial. Las im¨¢genes que comparte a trav¨¦s de WhatsApp muestran el momento en que una multitud prende fuego al edificio y los restos calcinados de sus instalaciones.
No fue un hecho aislado. Durante la noche del jueves al viernes fueron atacados una docena de sedes de partidos y milicias, as¨ª como la Gobernaci¨®n, la casa del gobernador, el Consulado iran¨ª y la sede local de la cadena IraqiyaTV. Las protestas por el catastr¨®fico estado de los servicios b¨¢sicos no son nuevas. Ya el pasado julio hubo manifestaciones para exigir agua potable, electricidad y puestos de trabajo. Entonces la espoleta fue la decisi¨®n de Ir¨¢n de suspender el suministro el¨¦ctrico para atender sus propias necesidades (y seg¨²n las malas lenguas enviar un mensaje a los grupos pol¨ªticos iraqu¨ªes que se oponen a su interferencia).
Sea como fuere, la realidad es que 15 a?os despu¨¦s de que la intervenci¨®n estadounidense les librara de la tiran¨ªa de Sadam y de que los iraqu¨ªes recuperaran poco a poco su soberan¨ªa, los servicios p¨²blicos no han mejorado respecto a la d¨¦cada de las sanciones internacionales. Los iraqu¨ªes siguen sufriendo cortes de electricidad (de varias horas al d¨ªa con temperaturas por encima de los 40? C) y no tienen garantizada el agua potable. En las ¨²ltimas semanas, los hospitales de Basora han atendido a varios miles de intoxicados por agua contaminada. En las redes sociales se han compartido im¨¢genes del l¨ªquido marron¨¢ceo que sale de sus grifos.
La situaci¨®n ser¨ªa una verg¨¹enza en cualquier parte del Irak (que el a?o pasado ingres¨® 61.500 millones de d¨®lares por venta de petr¨®leo y cuenta con 37 millones de habitantes), pero es especialmente sangrante en el sur donde se concentra el 70% de sus reservas de hidrocarburos. Desde 2014, el Gobierno central ha justificado la falta de inversiones por el esfuerzo financiero que ha supuesto la expulsi¨®n del autodenominado Estado Isl¨¢mico (ISIS, en sus siglas inglesas) de los territorios que ocupaba en el norte del pa¨ªs. Logrado su desalojo, los basor¨ªes reclaman atenci¨®n.
¡°Es verdad que desde la aparici¨®n del ISIS no se ha invertido nada, pero ya antes hab¨ªa carencias producto de la corrupci¨®n¡±, apunta un observador occidental en Bagdad. Los diplom¨¢ticos extranjeros est¨¢n muy atentos a esta nueva ola de descontento social porque sucede en un momento pol¨ªtico especialmente delicado en Bagdad. Las elecciones del pasado mayo no dieron mayor¨ªa suficiente a ning¨²n grupo. El Parlamento, que se reuni¨® el pasado lunes por primera vez desde entonces, fue incapaz de elegir al presidente de la C¨¢mara, un paso constitucionalmente necesario para proceder a la formaci¨®n de Gobierno.
A encabezar el Gabinete optan el bloque de Muqtada al Sadr, un cl¨¦rigo nacionalista que tanto se opone a la interferencia de EE UU como de Ir¨¢n, y la alianza de la Conquista de Hadi al Ameri (jefe de filas de la principal milicia chi¨ª, y considerado el hombre de Teher¨¢n). Ambos han tratado de lograr apoyos de otras formaciones sin lograr desbloquear el virtual empate. Aunque Al Sadr ha sumado al grupo de Haider al Abadi (el primer ministro saliente), que qued¨® en tercer lugar, Al Ameri le ha arrebatado varios diputados.
De ah¨ª que haya quien ve una mano oculta tras el ¨²ltimo estallido de violencia. ¡°La sede de las Brigadas de la Paz [la milicia sadrista] es la ¨²nica que no ha sido asaltada¡±, constata el empresario antes citado y que pide el anonimato. No acusa directamente a Al Sadr, pero asegura que su gente ¡°se ha subido al carro y est¨¢ aprovechando la situaci¨®n¡±. Es una opini¨®n que comparten otros observadores.
¡°La sede de las Brigadas de la paz no fue asaltada porque hab¨ªa voluntarios protegi¨¦ndola¡±, explica a EL PA?S Dhia al Asad, director de la oficina pol¨ªtica de Al Sadr y originario ¨¦l mismo de Basora. ¡°Adem¨¢s, la mayor¨ªa de la gente no tiene nada contra nosotros; lo que pasa es que han estado quej¨¢ndose desde las elecciones y han perdido la esperanza. Eso no es excusa para quemar propiedades p¨²blicas o privadas, pero no hay quien lo controle¡±, a?ade antes de insistir en que su grupo no condona la violencia.
En cualquier caso, la tensi¨®n entre los bloques que compiten por hacerse con el pr¨®ximo Gobierno hace que algunos analistas adviertan del riesgo de ¡°una guerra civil interchi¨ª¡±. A ello les lleva la desaparici¨®n del acuerdo t¨¢cito que los grupos pol¨ªticos chi¨ªes establecieron tras el derribo de Sadam para controlar el Ejecutivo, aprovechando que dos tercios de los iraqu¨ªes siguen esa rama del islam. Sin embargo, la comunidad chi¨ª siempre ha sido diversa y el sectarismo vivido en la d¨¦cada pasada ha minado el voto confesional. Es posible que las disensiones de los pol¨ªticos tengan m¨¢s que ver con el enfrentamiento entre Ir¨¢n y EE UU, quienes tras las elecciones anteriores respaldaron a Al Abadi y ahora se han dividido.
¡°La era entre la tiran¨ªa y la democracia es de confusi¨®n¡±, se resigna el empresario. ¡°Por m¨¢s que me duela la p¨¦rdida de mi empresa, me satisface que la gente se atreva por fin a oponerse a las milicias y a los partidos pol¨ªticos [que las apoyan]¡±, concluye.
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