Haddad, el heredero accidental de Lula que tendr¨¢ que aprender a hablar a los pobres de Brasil
El exalcalde de S?o Paulo y acad¨¦mico representa un llamamiento dirigido a la clase media de izquierdas, perdida tras los esc¨¢ndalos de corrupci¨®n
No hace mucho tiempo, la fama de Fernando Haddad, que desde ese martes es el candidato a las presidenciales de Brasil en lugar del encarcelado Luiz In¨¢cio Lula da Silva, se restring¨ªa a los pasillos acad¨¦micos de la Universidad de S?o Paulo (USP), donde era una especie de profesor estrella del departamento de Ciencias Pol¨ªticas. A comienzos de los a?os 2000, los estudiantes se disputaban su asignatura de Teor¨ªa de Pol¨ªtica Moderna, que abarcaba de Montesquieu a Karl Marx (especialidad de Haddad): los que no lograban matricularse llegaban a pedirle personalmente a ¨¦l ir a sus clases, lo que, en general, se les era negado educadamente debido al aforo de las aulas.
Poco a poco fue saliendo de los bastidores pol¨ªticos del Partido de los Trabajadores (PT), donde hab¨ªa ocupado cargos menores en el Ayuntamiento de S?o Paulo. En 2005 asumi¨® el Ministerio de Educaci¨®n, donde estuvo hasta 2012, durante los Gobiernos de Lula y Dilma. Con la visibilidad que le proporcionaron programas como el ProUni, que ofrec¨ªa becas a la poblaci¨®n m¨¢s pobre, se present¨® como candidato a la alcald¨ªa de la mayor ciudad brasile?a. En su primer test en unas elecciones mayoritarias, venci¨®. Fue una victoria que lo erigi¨® en una posible figura pol¨ªtica fuerte dentro de un partido que hab¨ªa perdido a sus principales nombres por el esc¨¢ndalo de la compra de apoyo parlamentario en 2005, el caso Mensal?o.
Pero las esperanzas del PT de formar una nueva figura fuerte en S?o Paulo duraron poco. En menos de seis meses, la luna de miel de la poblaci¨®n lleg¨® a su fin. En junio de 2013, Haddad vio brotar en sus calles un movimiento contrario al aumento de las tarifas del transporte p¨²blico que empez¨® con timidez, casi sin peso. Pero acab¨® incendi¨¢ndose con las truculentas im¨¢genes de la actuaci¨®n de la Polic¨ªa Militar de Brasil. En pocos d¨ªas, la situaci¨®n se descontrol¨® y el profesor de Ciencias Pol¨ªticas acab¨® siendo acusado de no tener habilidades pol¨ªticas por no haber sabido dialogar para contener la revuelta. El movimiento se propag¨® por el pa¨ªs, aglutinando una mezcolanza de insatisfacciones de una clase media descontenta con el PT. Fue el primer hito importante de la crisis pol¨ªtica brasile?a, que culmin¨® con el impeachment de Dilma Rousseff y que se arrastra hasta hoy, marcando las actuales elecciones. Por aquel entonces, la popularidad de los pol¨ªticos del pa¨ªs se desplom¨® en su conjunto, al igual que la confianza de la gente en los partidos en general.
Durante los a?os siguientes, Haddad ¡°patin¨®¡± en el ayuntamiento. Sin dinero debido a la recesi¨®n que comenzaba, apost¨® en pol¨ªticas m¨¢s baratas, como la instalaci¨®n de una red de carriles bici que benefici¨®, especialmente, al centro expandido -y m¨¢s rico- de la capital. Apost¨® asimismo en pol¨ªticas estructurales, pero de dif¨ªcil percepci¨®n popular, como el nuevo plan director, que dise?¨® la ciudad hasta 2030 y considerado por los urbanistas como de alt¨ªsima calidad. Fall¨® en su estrategia de comunicaci¨®n, al no mostrar claramente lo que hizo ¡ªy cuando se le preguntaba sobre ello, argumentaba que, con el tiempo, la poblaci¨®n reconocer¨ªa su gesti¨®n y dec¨ªa que su m¨¦trica de ¨¦xito no era su reelecci¨®n, algo que enfad¨® a su partido¡ª. Y, finalmente, hizo menos de lo que los m¨¢s pobres esperaban en temas importantes para la poblaci¨®n perif¨¦rica: no redujo las listas de espera de los hospitales ni la de las plazas de las guarder¨ªas, por ejemplo. As¨ª las cosas, no logr¨® la reelecci¨®n al perder, ya en la primera vuelta, contra el candidato del PSDB Jo?o Doria.
Pasados dos a?os, en los cuales regres¨® a la academia mientras la crisis del PT se ahondaba con el caso Lava Jato, el exalcalde nunca enton¨® un mea culpa real de sus equivocaciones pol¨ªticas, que acabaron cost¨¢ndole al partido el apoyo en el extrarradio de la ciudad que siempre fue un basti¨®n. Tampoco hizo una sola cr¨ªtica frontal a la corrupci¨®n practicada por los miembros de su agrupaci¨®n ¡ªdos hechos con los que ahora deber¨¢ ser sistem¨¢ticamente confrontado durante su campa?a como presidenciable.
En una campa?a donde el principal l¨ªder pol¨ªtico de la izquierda ha sido apartado por sus complicaciones con la Justicia, Haddad se ha convertido en una especie de salvador accidental del PT. Un heredero medio que por casualidad del legado electoral de Lula, legado que dicho sea de paso, es mucho m¨¢s grande que la expresi¨®n pol¨ªtica posible de un exalcalde que ni siquiera logr¨® la reelecci¨®n. No era, por ello, el heredero esperado de buena parte del partido, que prefer¨ªa un nombre que tuviera m¨¢s peso en la regi¨®n Noreste o que se acercase m¨¢s a los electores que no fuesen la izquierda de las zonas c¨¦ntricas de S?o Paulo y sus variables por Brasil.
Si tiene esas debilidades se?aladas por sus adversarios internos, Haddad se refuerza como una opci¨®n capaz de captar los votos progresistas que se alejaron del partido a partir de 2002, primero con el fisiologismo de las alianzas con el PMDB (Partido del Movimiento Democr¨¢tico Brasile?o), del actual presidente Michel Temer, despu¨¦s con los esc¨¢ndalos de corrupci¨®n que culminaron en la detenci¨®n de Lula. El reputado profesor aporta al partido una imagen de mayor rectitud que agrada a la clase media ideol¨®gica decepcionada. Pero, en este caso, no esta solo. Tendr¨¢ que disputar ese puesto en la preferencia del electorado de izquierdas con los tambi¨¦n exministros de Lula Ciro Gomes o Marina Silva, tambi¨¦n candidatos. Seg¨²n el ¨²ltimo estudio del instituto Datafolha, Gomes y Silva est¨¢n empatados t¨¦cnicamente en la segunda posici¨®n con Haddad, junto con Geraldo Alckmin, del centro-derechista PSDB, rondando el 10% (delante de todos va el ultra Jair Bolsonaro, con 24%).
Sea como sea, como la lecci¨®n de S?o Paulo ya ha mostrado, no es la clase media de izquierdas quien decide unas elecciones. Y la inc¨®gnita estar¨¢ en c¨®mo Lula en la c¨¢rcel ¡ªy, por lo tanto, imposibilitado de hablar personalmente con las masas¡ª lograr¨¢ transferir al menos la mitad de sus casi 40% de posibles votos para que un acad¨¦mico de S?o Paulo versado en Marx llegue a la segunda vuelta. Haddad sabe, y as¨ª fue orientado internamente en el PT a hacerlo, que necesita aprender a hablar con el Brasil real, ese que no se disputar¨ªa sus clases en la USP, para probar que entiende las penurias que viven los m¨¢s pobres, a pesar de residir en una zona del pa¨ªs que acumula privilegios. Tendr¨¢ que probar que es el PT de los or¨ªgenes, ideol¨®gico, pero tambi¨¦n el consagrado por el lulismo, para las masas. Tendr¨¢, ante todo, que probar que representa al PT. Por ello, el partido en sus campa?as debe centrarse en el voto al 13, como si Haddad fuese un mero enviado de Lula.
Pero, despu¨¦s, si consigue cumplir la tarea que Lula le encomend¨® de llegar a la segunda vuelta, tendr¨¢ que empezar de cero, y en el sentido opuesto. Si llega a la batalla final contra Bolsonaro, uno de los probables due?os de esa plaza, el reto ser¨¢ demostrar que ¨¦l no es de ese PT de pura cepa, un camino para hacerse con los votos m¨¢s moderados, que no est¨¢n de acuerdo con el radicalismo del militar retirado, pero que, a la vez, no soportan a Lula. Esa es la doble lecci¨®n que el profesor tendr¨¢ que aprenderse en 47 d¨ªas.
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