Un esp¨ªa muy poco discreto
Hans-Georg Maassen, jefe de los servicios secretos internos alemanes, ha puesto en jaque al Gobierno de coalici¨®n de Angela Merkel por cuestionar los sucesos de Chemnitz
Unas gafas min¨²sculas y redondas ocupan desde hace m¨¢s de una semana las portadas de la prensa en Alemania. Son las de Hans-Georg Maassen, el pol¨¦mico jefe de los servicios secretos internos alemanes y el responsable de haber rociado con gasolina un clima social y pol¨ªtico ya de por s¨ª encendido con unas explosivas declaraciones que hizo la semana pasada al diario sensacionalista Bild. La puntada vino sobrada de hilo. En los c¨ªrculos pol¨ªticos berlineses pocos dudan de que sus palabras fueron un dardo envenenado y dirigido contra la canciller, Angela Merkel. El dardo podr¨ªa sin embargo tener para Maassen un efecto bumer¨¢n. Las pr¨®ximas horas resultar¨¢n clave para el futuro de este esp¨ªa deslenguado y tentado por la pol¨ªtica.
Este abogado, de 55 a?os, eligi¨® el diario Bild para lanzar la bomba con la que aliment¨® las teor¨ªas conspirativas de la extrema derecha y que ha abierto una grieta en la gran coalici¨®n de Gobierno que amenaza con ensancharse. Maassen afirm¨® que no hab¨ªa ¡°evidencias¡± sobre la autenticidad del v¨ªdeo en el que se ve a un grupo de ultras desatados a la caza de extranjeros en las calles de Chemnitz. Las protestas se desencadenaron tras la muerte el mes pasado de un ciudadano alem¨¢n de origen cubano supuestamente apu?alado por un sirio y un iraqu¨ª. Maassen cuestion¨® lo publicado por la prensa, pero sobre todo, cuestion¨® a la canciller, quien hab¨ªa asegurado estar horrorizada ante la exhibici¨®n de odio xen¨®fobo en esta ciudad de Sajonia. Las evidencias de ataques a extranjeros, e incluso a un restaurante jud¨ªo, as¨ª como los registros policiales de aquel d¨ªa han dejado claro que el escepticismo de Maassen era, como poco, infundado.
Pero, ?por qu¨¦ no comparti¨® sus dudas con Merkel en lugar de airearlo en la prensa? Y sobre todo, ?qu¨¦ mueve al jefe de los esp¨ªas a alimentar las teor¨ªas conspirativas de la ultraderecha?
Maassen es formalmente el jefe de la Oficina para la Protecci¨®n de la Constituci¨®n (BfV), encargada de velar por el orden democr¨¢tico y para ello, de vigilar a sujetos y grupos extremistas. Tambi¨¦n forman parte de su negociado los ultras de derechas e izquierdas, yihadistas y los responsables de ciberataques. Dirige el organismo desde 2012, a?o en el que su predecesor fue invitado a salir tras conocerse la destrucci¨®n de documentos relacionados con el grupo terrorista neonazi NSU. Antes, a principios de los noventa, el entonces joven y brillante jurista hab¨ªa recalado en el Ministerio de Interior.
Pero fue a partir de 2015 cuando Maassen, como muchos otros pol¨ªticos y ciudadanos alemanes, se distanci¨® de la canciller a ra¨ªz de la llegada de m¨¢s de un mill¨®n y medio de refugiados. El jefe de la BfV temi¨® que la supuesta pol¨ªtica de puertas abiertas de Merkel y la entrada descontrolada de cientos de miles de personas procedentes de una guerra en la que combaten islamistas aumentara la inseguridad en el pa¨ªs.
Esa es precisamente una de las ideas del discurso de la pujante extrema derecha parlamentaria, Alternativa por Alemania (Afd). Maassen se habr¨ªa reunido con los l¨ªderes de esta formaci¨®n en los dos ¨²ltimos a?os, seg¨²n investigaciones period¨ªsticas coincidentes, en circunstancias a¨²n por aclarar. El jefe de los esp¨ªas, que es dem¨®crata cristiano, niega complicidades con Afd.
Desempolvar tesis
Su inter¨¦s por los temas migratorios y su profundo conocimiento en la materia viene de lejos. En Alemania, al igual que en Espa?a, tambi¨¦n se desempolvan estos d¨ªas trabajos de doctorandos, y el de Maassen da algunas pistas sobre su preocupaci¨®n por la ¡°inmigraci¨®n descontrolada¡±, como se?alaba esta semana el diario Der Spiegel. Su tesis, de 457 p¨¢ginas, versa sobre ¡°el estatus legal de demandantes de asilo en la legislaci¨®n internacional¡±. En ella se habla de supuestos ¡°abusos¡± del derecho al asilo por parte de los solicitantes y del llamado ¡°turismo de asilo¡±, un t¨¦rmino empleado en Alemania por los xen¨®fobos.
Hace dos a?os, Maassen volvi¨® a estar bajo los focos cuando su Oficina fue acusada de ocultar informaci¨®n en el caso de Anis Amri, el terrorista que empotr¨® un cami¨®n contra un mercado de Navidad en Berl¨ªn y mat¨® a 12 personas. Sus informes peri¨®dicos y sus intervenciones sorprenden a menudo por su locuacidad y contundencia, impropias de su cargo.
En los mentideros pol¨ªticos de la capital queda escaso lugar a dudas de que Maassen se ha lanzado sin red a la batalla partidista, consciente de que en esa misi¨®n cuenta con un aliado de excepci¨®n: Horst Seehofer. No es ning¨²n secreto que el ministro de Interior, Construcci¨®n y Patria mantiene un enfrentamiento abierto con Merkel porque repudia su pol¨ªtica inmigraci¨®n y asilo. La BfV depende org¨¢nicamente de Interior. Si Seehofer no quiere, Maassen no cae.
Muchos alemanes temen que el tira y afloja pol¨ªtico se lleve por delante la credibilidad de una instituci¨®n vital para el pa¨ªs. Un sondeo publicado este viernes refleja que un 51% de los encuestados quiere que Maassen deje su puesto. El partido socialdem¨®crata (SPD), principal socio de los conservadores en la coalici¨®n de Gobierno, exige tambi¨¦n su salida. El martes, los primeros espadas de los partidos de la gran coalici¨®n volver¨¢n a reunirse a puerta cerrada para decidir sobre el futuro de Maassen. ?l, por ahora, guarda silencio.
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