La burbuja inmobiliaria se impone al miedo al sismo en las colonias de moda de Ciudad de M¨¦xico
El potente terremoto del a?o pasado no ha detenido la imparable crecida de los precios en el corredor Roma-Condesa, una de las zonas m¨¢s golpeadas
El suelo del edificio cruji¨® y qued¨® levantado dos cent¨ªmetros sobre la acera. En varios departamentos se abrieron grietas, se cayeron dos paredes de la escalera y otro latigazo decora la pared del portal. Durante los primeros meses tras del terremoto que asol¨® hace justo un a?o la Ciudad de M¨¦xico, todos los inquilinos fueron desalojados de este inmueble de la colonia Roma, una de las joyas inmobiliarias de la capital y epicentro del da?o. Cuando regresaron, los alquileres se hab¨ªan disparado. Javier Naranjo, un espa?ol de 25 a?os que lleg¨® a la capital mexicana con una beca tras terminar Empresariales, entr¨® en junio con otros dos j¨®venes a un piso de tres habitaciones. Pagan 20.000 pesos (casi 1.060 d¨®lares) mensuales, un 20% m¨¢s que la renta establecida antes del sismo. ¡°Estamos en un octavo piso y da un poco de respeto por si vuelve a temblar pero nos dicen que es seguro y nos gusta mucho el barrio¡±.
Ni los 11 edificios derrumbados en la zona, ni las grietas y los agujeros en al menos otros cuarenta, ni el miedo traum¨¢tico a una nueva sacudida han detenido la imparable crecida de precios en el corredor Roma-Condesa durante los ¨²ltimos a?os. ¡°Contrariamente a lo que podr¨ªamos pensar, la demanda en esta zona ha subido. La percepci¨®n de los usuarios ha sido que era el momento de buscar una oportunidad, lo que ha impulsado la tendencia alcista, sobre todo, en compraventa¡±, apunta Leonardo Gonz¨¢lez, analista de la web inmobiliaria propiedades.com. Seg¨²n los datos del portal especializado, el precio del metro cuadrado se ha revalorizado casi un 15% desde aquel aciago 19 de septiembre. Es solo la punta del iceberg: la subida acumulada durante los ¨²ltimos ascend¨ªa ya al 100%.
El mercado no ha dado tregua. La escalada se retom¨® el mes siguiente al temblor, hasta situar el metro cuadrado por encima de los 54.000 pesos (casi 2.900 d¨®lares) en la Roma y en 58.000 (3.070 d¨®lares) en la Condesa, cada vez m¨¢s cerca de los 4.000 d¨®lares de media de ciudades como Madrid. La tendencia contrasta con otras colonias golpeadas por el sismo ¡ªaunque mucho menos¡ª, como la N¨¢poles, la Escand¨®n o el barrio de Mixcoac, donde los precios se estancaron o incluso bajaron. El atractivo de la zona de moda en la capital mexicana ha permanecido intacto. S¨ª ha habido cambios en los h¨¢bitos: ¡°Por arriba del cuarto piso s¨ª ha bajado la demanda. Los clientes prefieren un primero, un segundo o incluso un tercero. No m¨¢s¡±, reconoce la corredora inmobiliaria Marcela Ram¨ªrez. Tambi¨¦n han subido las peticiones para otras colonias comparables, como la Ju¨¢rez, Cuauht¨¦moc ¡ªque sufrieron parte del azote del sismo¡ª o Polanco ¡ªm¨¢s exclusiva y cara, y que no sufri¨® ni un rasgu?o¡ª. ¡°Tambi¨¦n en la San Miguel Chapultepec, lo m¨¢s parecido a la Condesa en la zona y que casi no se vio afectada¡±, cierra Ram¨ªrez.
¡°El atractivo diferencial de Roma y Condesa ¡ªa?ade Gonz¨¢lez, de propiedades.com¡ª se explica por una l¨®gica m¨¢s comercial que patrimonial. Anticipando una supuesta bajada de precios, aument¨® la demanda, lo que a la postre sigui¨® alimentando la burbuja especulativa. Adem¨¢s, desarrolladores e inversionistas han seguido edificado al encontrar que la nueva oferta tambi¨¦n se capitaliza con rapidez¡±. La zona lleva aumentando desde hace m¨¢s de una d¨¦cada su reputaci¨®n gracias a atributos que no se encuentran f¨¢cilmente en una ciudad tan masificada: cuenta con cl¨²ster laborales que permiten a los vecinos ir caminando o en bicicleta al trabajo, tiene zonas verdes y tambi¨¦n una amplia oferta de ocio y cultura. ¡°Adem¨¢s, los desarrolladores van homogenizando el barrio, los departamentos son cada vez m¨¢s parecidos, lo que permite a su vez una mayor cohesi¨®n social en una ciudad marcada por la violencia. Tiene un halo aspiracional, proyecta un estilo de vida m¨¢s europeo con una poblaci¨®n flotante internacional con alto poder adquisitivo¡±.
Reputaci¨®n, estilo de vida, halo aspiracional. La Roma y la Condesa son el ejemplo mexicano de un fen¨®meno urban¨ªstico global: la gentrificaci¨®n, una progresiva expulsi¨®n de habitantes originales de colonias populares y deteriorados a golpe de inversi¨®n inmobiliaria, subidas de precios y una transformaci¨®n del ecosistema del barrio, que es reemplazado por nuevos vecinos con m¨¢s capacidad econ¨®mica. ¡°Yo buscaba una casa que me permitiera hacer vida por el barrio, salir un poco. Y la verdad es que est¨¢ muy chulo, tiene sus bares, sus zonas de ocio. Est¨¢s al lado de todo y est¨¢ bien iluminada por la noche. Eso te da m¨¢s seguridad¡±, cuenta Naranjo, el reci¨¦n licenciado espa?ol que ha llegado a M¨¦xico con una beca del Instituto Tecnol¨®gico de Monterrey, una de las universidades privadas m¨¢s prestigiosas y caras del pa¨ªs.
El origen del esplendor mercantil de las dos colonias es, parad¨®jicamente, el terremoto de 1985. Levantados sobre terreno lacustre, fueron unas de las zonas m¨¢s arrasadas y devaluadas. El precio de las propiedades cay¨® a la mitad, seg¨²n los escasos c¨¢lculos disponibles por aquel entonces. El ajuste fue inmediato: la demanda se desplom¨® y la oferta se multiplic¨®. Nadie quer¨ªa vivir en el centro hist¨®rico, en la colonia Ju¨¢rez o en las propias Roma y Condesa. No fue hasta finales de los a?os noventa y principios de los 2000 cuando el mercado volvi¨® a recuperar br¨ªo, con una fuerte apuesta inmobiliaria, la apertura de nuevos restaurantes y tiendas a la ¨²ltima.
"Los precios siguen subiendo simplemente porque en estas zonas la demanda sigue siendo mayor que la oferta desde hace a?os", apunta?Jordi Greenham, director ejecutivo de Homie, una plataforma digital que renta cientos de departamentos al a?o en esta zona de la ciudad.?"Mucha gente pensaba que iba a suceder algo similar a 1985, pero las condiciones de mercado no eran, ni mucho menos, comparables. En otras palabras: la Condesa no era el lugar de moda que s¨ª es ahora".
La calle Orizaba es un ejemplo de ese nuevo barrio-escaparate. Aida Mulato, 33 a?os, vive de alquiler en un bajo de 75 metros cuadrados. Sus vecinos son un restaurante vegano, una helader¨ªa chic y una peluquer¨ªa de mascotas. El a?o pasado, su casera le aument¨® un 15% la renta y para este a?o ya le ha dicho que no hay posibilidad de renovaci¨®n. ¡°Esta calle se ha revalorizado mucho como espacio art¨ªstico y cultural gracias al trabajo vecinal tras el sismo. Pero ahora nos est¨¢n echando para abrir m¨¢s locales comerciales¡±.
Es s¨¢bado por la ma?ana y los caf¨¦s est¨¢n completamente llenos en los aleda?os del Parque M¨¦xico, el pulm¨®n verde de la Condesa. La sensaci¨®n es de calma: los casi 365 d¨ªas transcurridos han borrado en gran medida el temor que se desat¨® tras el terremoto. En los primeros d¨ªas, la facturaci¨®n de los bares y restaurantes de este cogollo se hundieron un 70% por una mezcla de miedo de los clientes a volver a la zona cero del temblor y de cierres ¡ªtemporales o definitivos¡ª de muchos locales que se encontraban en edificios afectados. En las siguientes semanas, llegar¨ªan las campa?as para que los chilangos y los turistas apoyasen a la zona a trav¨¦s del consumo. Un a?o despu¨¦s ni siquiera hacen falta: los locales vuelven a tener tantos clientes como antes del sismo. El miedo ha desaparecido, pero todos saben que, antes o despu¨¦s, la tierra volver¨¢ a temblar.
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