?Qui¨¦n les cumplir¨¢ a los estudiantes colombianos?
Si este movimiento se convierte en un aspecto sostenido de la legislatura entonces llegar¨¢ el momento de hacer promesas
Cualquier movimiento, pasa por la decisi¨®n favorable de los representantes electos. Se entrelaza as¨ª la tensi¨®n inevitable de la relaci¨®n entre la pol¨ªtica dentro de las instituciones y la que se hace en la calle, en las redes y en las aulas: la segunda carece de sentido sin una respuesta de la primera, pero el proceso de negociaci¨®n y presi¨®n se puede convertir f¨¢cilmente en uno de embaucamiento. El movimiento estudiantil se enfrenta, as¨ª, a la cuesti¨®n ineludible: ?qui¨¦n les cumplir¨¢ sin intentar cooptarlos?
El primero la lista es, l¨®gicamente, el propio presidente de la Rep¨²blica. Porque Iv¨¢n Duque tiene en su poder aumentar el gasto en educaci¨®n superior para el siguiente a?o, como ya anunci¨® que har¨ªa en respuesta a las propias marchas. Propuso un incremento mucho m¨¢s modesto que lo que se demandaba, cierto es. Lo cual ha dejado a los movilizados con la impresi¨®n de patente insuficiencia. Dos factores han llevado al presidente a moverse tan t¨ªmidamente. El m¨¢s obvio e inamovible es la propia limitaci¨®n fiscal. El presupuesto para educaci¨®n lleva estancado desde 2014, momento en el cual, como bien apuntaba el economista Jorge Restrepo, comenz¨® el shock del abaratamiento del petr¨®leo. La situaci¨®n hoy es marginalmente mejor, pero no permite alegr¨ªas. El ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, se encarga de hacer de guardi¨¢n del equilibrio presupuestario ante las demandas del resto de ministerios, e incluso del propio Duque. Si la fase del ciclo fuese otra, m¨¢s favorable, el presidente con af¨¢n joven y centrista podr¨ªa responderle mejor a los alumnos. O quiz¨¢s no: porque el otro l¨ªmite a su capacidad de respuesta es esencialmente pol¨ªtico.
Por muy impresionantes que fuesen las movilizaciones de ayer, la verdad es que, a d¨ªa de hoy, no se aprecia que exista una mayor¨ªa social favorable a incrementar la inversi¨®n en educaci¨®n si ¨¦sta conlleva un aumento de impuestos. S¨®lo un 25% de la ciudadan¨ªa estar¨ªa en esta tesis.
Es cierto que el marco de la pregunta est¨¢ sujeto a debate, pues quiz¨¢s una parte de los que no se posicionan a favor lo hacen no porque no prioricen la educaci¨®n, sino porque consideran que, de recibir m¨¢s fondos, el Estado los malgastar¨ªa. En ese sentido, cuenta con una ventaja para capitalizar el movimiento quien hace de la anti-corrupci¨®n una prioridad. Y, en la constelaci¨®n cambiante que es hoy d¨ªa la oposici¨®n, todos hablan de corrupci¨®n. A ello se a?ade la posibilidad de cambiar la distribuci¨®n del gasto p¨²blico ya existente. La fuente m¨¢s obvia es la que muchos sugirieron ayer: defensa. Si el pa¨ªs est¨¢ entrando en una nueva fase hist¨®rica m¨¢s pac¨ªfica (algo que, en cualquier caso, est¨¢ por confirmar hasta que se asienten las aguas del posconflicto), ?por qu¨¦ no iba a reflejarse en la divisi¨®n del esfuerzo p¨²blico por ¨¢reas?
No cabe duda de que, en un contexto de limitaci¨®n presupuestaria, cambio estructural de prioridades y discurso anti-establishment, quien no est¨¢ en el gobierno juega con ventaja para prometer soluciones aunque ¨¦stas sean caras. As¨ª es como comienza el complejo baile cuyos primeros pasos vimos ayer. Los l¨ªderes opositores hacen suyos los mensajes de la calle, los llevan a los medios y al interior de las instituciones. Las personas movilizadas responden con una natural mezcla de agradecimiento y desconfianza. Agradecimiento, porque su mensaje cuenta con paladines donde en ¨²ltimas se toman las decisiones. Desconfianza, o cuanto menos cautela, por el riesgo de cooptaci¨®n antes referido: no se trata, por supuesto, de transferir legitimidad y votos a cambio de nada.
Adem¨¢s, como quiera que la oposici¨®n no est¨¢ completamente unida (igual que no lo est¨¢ el propio movimiento estudiantil, por cierto), es ¨¦ste un baile a tres o m¨¢s. Por ejemplo: aunque Sergio Fajardo y su plataforma hicieron campa?a bas¨¢ndose en el valor de la educaci¨®n como nadie, el incremento de gasto no era necesariamente su prioridad. Gustavo Petro ayer fue acusado y criticado por lo que algunos entendieron como un intento excesivo de capitalizaci¨®n de las movilizaciones, aunque juega a su favor que siempre ha mantenido un n¨ªtido mensaje a favor del aumento de las inversiones. Por ¨²ltimo, el polo de atracci¨®n representado por Claudia L¨®pez y Ang¨¦lica Lozano se ha posicionado gracias a la consulta anticorrupci¨®n como una referencia para cualquier puente entre las demandas de la calle y la regeneraci¨®n institucional. Ninguno de estos tres puntos de referencia est¨¢ en posici¨®n de capitalizar completamente las movilizaciones. Por ello es probable que les salga m¨¢s a cuenta adoptar una posici¨®n estrat¨¦gica de retaguardia, dejando que la calle tome la iniciativa. Porque si este movimiento se convierte en un aspecto sostenido de la legislatura que acaba de comenzar, si logra mantener cierta tensi¨®n y presi¨®n social de aqu¨ª a que los colombianos vuelvan a las urnas, entonces llegar¨¢ el momento de hacer promesas. Entonces cumplirle a los estudiantes les quedar¨¢ a todos m¨¢s dif¨ªcil, pues quien gane gracias en parte a sus votos tendr¨¢ una deuda que no le ser¨¢ perdonada.
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