La violencia y el paro empujan a los j¨®venes a irse de Afganist¨¢n
Casi dos d¨¦cadas despu¨¦s del derribo de los talibanes, la falta de trabajo sigue siendo clave para la desafecci¨®n de los afganos
Aqila ten¨ªa 3 a?os cuando la intervenci¨®n estadounidense derrib¨® al r¨¦gimen talib¨¢n en 2001. Originaria de la provincia de Farah, est¨¢ entre esos dos tercios de afganos menores de 25 que han crecido entre la esperanza de una vida mejor y el desencanto porque no termina de llegar. Ella es afortunada. Su familia se traslad¨® a Kabul, ella pudo estudiar y tiene un buen trabajo con una organizaci¨®n internacional.?En el momento de la entrevista, Aqila aseguraba que iba a votar en las elecciones celebradas este domingo en el pa¨ªs, y proclamaba su admiraci¨®n por las fuerzas de seguridad afganas. Sin embargo, est¨¢ tramitando un visado de trabajo en un pa¨ªs occidental.
¡°Pienso en el futuro de mi familia¡±, justifica con la misma sonrisa con la que ha contado que jugaba al f¨²tbol en el instituto, que es forofa del equipo de f¨²tbol de Herat y que admira el trabajo social de su madre con mujeres desfavorecidas.?
La mayor¨ªa de los j¨®venes afganos no tienen ese lujo. Con un desempleo estimado en el 40 % (seguramente mayor si se suma el subempleo) y la econom¨ªa en retroceso, el futuro es hoy, la pr¨®xima comida, c¨®mo conseguir un pu?ado de afganis para sobrevivir. Cada ma?ana temprano decenas de hombres se concentran en varias esquinas de Kabul para ofrecer sus habilidades o simplemente su fuerza como obreros para cualquier trabajo en el que quieran contratarles.
De entre millones como ellos salen los miles de migrantes que cada a?o, sin el beneficio de un visado, se juegan la vida intentado alcanzar occidente en busca de una vida mejor. En la Uni¨®n Europea son ya la sexta nacionalidad por llegadas, 5.455 de los m¨¢s de 95.000 que lo han logrado en lo que va de 2018 por el Mediterr¨¢neo, seg¨²n ACNUR.
¡°?Qu¨¦ otra alternativa tenemos?¡±, se duele Humayun, que hoy no ha tenido suerte de que le contraten. Su rostro demacrado, su mirada triste y su piel cuarteada por la intemperie le hacen parecer diez a?os mayor de los 20 que declara. ?l tambi¨¦n est¨¢ considerando irse aunque de momento su familia le frena. ¡°La ¨²nica opci¨®n es alistarse en el Ej¨¦rcito y que en un par de meses te maten, o irte con los talibanes¡ y que te maten¡±, responde cuando se le mencionan los riesgos de la emigraci¨®n clandestina. Lo de votar, ni se lo plantea.
Sin trabajo no hay futuro. Y el vuelco pol¨ªtico y social que propici¨® el derribo de los talibanes no ha solucionado esa carencia. ¡°El principal problema de este pa¨ªs es la falta de trabajos¡±, me explicaba un interlocutor en mayo de 2001, antes de que los bombardeos estadounidenses obligaran a los barbudos a poner pies en polvorosa.
Irse del pa¨ªs no es sin embargo la primera elecci¨®n de la mayor¨ªa. ¡°Queremos encontrar trabajo aqu¨ª¡±, responden al un¨ªsono una veintena de estudiantes con los que me re¨²no en la Universidad Allameh, una de las decenas de instituciones privadas que han florecido como champi?ones en un Afganist¨¢n necesitado de centros educativos tras el r¨¦gimen talib¨¢n. En realidad, y a pesar de su autorizaci¨®n oficial, m¨¢s que universidades son escuelas de estudios superiores, ya que pocas de ellas investigan. Allameh, fundada en 2014, ense?a Administraci¨®n de Empresas e Inform¨¢tica, dos de las carreras m¨¢s demandadas.
¡°Eleg¨ª Inform¨¢tica porque hay muchos trabajos en el Gobierno que lo requieren¡±, explica Shamshiri, de 20 a?os. Sean cuales sean sus gustos personales o sus inclinaciones pol¨ªticas, todos en el grupo, en el que hay cinco chicas, comparten el deseo de convertirse en funcionarios. Solo Bushra, una inusualmente parlanchina estudiante de 22 a?os, se distancia diciendo que ella quiere dedicarse a los negocios. ¡°Es para toda la vida¡±, justifican.
¡°La principal causa de la emigraci¨®n de los j¨®venes afganos es la falta de estabilidad, el no saber qu¨¦ les va a deparar el ma?ana, y eso tiene tanto que ver con la situaci¨®n de inseguridad como con el estado de la econom¨ªa¡±, explica Hashim Alavi, fundador y presidente de Allameh. A la incertidumbre que fomentan los atentados y la falta de empleo, Alavi a?ade adem¨¢s una cuarta causa, ¡°la discriminaci¨®n oficial¡±, que seg¨²n asegura aparta a ciertos grupos ¨¦tnicos de los puestos de la Administraci¨®n.
Los estudiantes, por su parte, se quejan del clientelismo. ¡°Si no tienes un enchufe, nadie te contrata ni el sector p¨²blico ni en el privado¡±, denuncia Nilab, de 21 a?os, que estudia Administraci¨®n de Empresas. De ah¨ª que ella, como varios de sus compa?eros, no piense votar. ¡°Lo que queremos es que el Gobierno se preocupe de nosotros y acabe de una vez la guerra¡±, resume Shafiq Qola, de 19 a?os.
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