¡°Amo a los saud¨ªes¡±: la larga y lucrativa relaci¨®n de Trump con Riad
Arabia Saud¨ª ha sido tradicionalmente un gran aliado pol¨ªtico de Estados Unidos, pero la relaci¨®n con Trump ya empez¨® cuando era empresario
Una frase de julio de 2015 se ha vuelto inc¨®moda para Donald Trump. ¡°Amo a los saud¨ªes. Son muy simp¨¢ticos. Hago mucho dinero con ellos. Me han comprado todo tipo de cosas. Me pagan millones y cientos de millones¡±, alarde¨® el pol¨ªtico republicano en un acto en su primer mes de campa?a electoral. M¨¢s de tres a?os despu¨¦s, con Trump en la Casa Blanca, esas declaraciones adquieren un nuevo significado a ra¨ªz del posible asesinato de Jamal Khashoggi, que muri¨® ¡ªcomo admiti¨® este s¨¢bado Riad¡ª en el consulado de su pa¨ªs en Estambul el pasado d¨ªa 2.
La desaparici¨®n del periodista saud¨ª, que era cr¨ªtico con la monarqu¨ªa de su pa¨ªs y se autoexili¨® a EE?UU hace poco m¨¢s de un a?o, ha desatado una crisis entre Washington y Riad. Trump ha titubeado, pero se ha esforzado en evitar las cr¨ªticas a su mayor aliado en el mundo ¨¢rabe. Consider¨® cre¨ªble la versi¨®n oficial saud¨ª de que el periodista muri¨® en una pelea en el consulado, pese a que no aclara por qu¨¦ fue interrogado cuando solo iba a hacer un tr¨¢mite ni d¨®nde est¨¢ su cuerpo. Destacados congresistas de ambos partidos se mostraron esc¨¦pticos y los servicios de inteligencia estadounidenses han sugerido que la operaci¨®n fue ordenada por el r¨¦gimen. Turqu¨ªa asegura tener pruebas de que Khashoggi fue descuartizado.
¡°Arabia Saud¨ª ha sido un gran aliado, pero lo ocurrido es inaceptable¡±, afirm¨® el presidente. Volvi¨® a amenazar con ¡°alg¨²n tipo de sanciones¡± a Riad, pero tambi¨¦n a enfatizar que no deben afectar a las millonarias ventas de armas. Hasta ahora, el mandatario ha ignorado la presi¨®n del Congreso para castigar a Riad. Su yerno, Jared Kushner, ha hecho amistad con el pr¨ªncipe y est¨¢ considerado como el art¨ªfice de la renovada alianza con Riad. Bruce Riedel, que fue asesor para Oriente Pr¨®ximo de los ¨²ltimos cuatro presidentes y trabaj¨® 30 a?os en la CIA, considera ins¨®lita la reacci¨®n de Trump ante la desaparici¨®n de Khashoggi. ¡°Cualquier presidente anterior habr¨ªa sido m¨¢s cr¨ªtico con el pr¨ªncipe heredero¡±, dice en referencia a Mohamed bin Salm¨¢n. ¡°Trump es el ¨²nico presidente estadounidense que ha dejado de lado los derechos humanos y la libertad de prensa como objetivos de la pol¨ªtica exterior¡±, a?ade Riedel, de Brookings Institution.
¡°Me gustan los saud¨ªes. Hago mucho dinero con ellos¡±, dijo el magnate en la campa?a de 2015
En Washington se ha empezado a debatir si el apoyo a Arabia Saud¨ª, cimentado en una estrecha relaci¨®n econ¨®mica y militar desde hace siete d¨¦cadas, debe ser incondicional. Pero el caso Khashoggi ha colocado a Trump ¡ªel ¨²nico presidente norteamericano que eligi¨® Riad como destino de su primer viaje oficial¡ª ante una de sus mayores crisis internacionales en sus 20 meses de presidencia. Su tibia respuesta ha desatado un sinf¨ªn de elucubraciones. ?Es un crudo reflejo de la Realpolitik en la que priman los intereses estrat¨¦gicos? ?O la afinidad con Riad se puede deber tambi¨¦n a cuestiones personales?
¡°No tengo ning¨²n inter¨¦s financiero en Arabia Saud¨ª¡±, proclam¨® Trump el pasado martes. La realidad es que, como magnate inmobiliario, ha hecho suculentos negocios con los saud¨ªes. En 1991 vendi¨® un yate a un pr¨ªncipe saud¨ª y Riad compr¨® en 2001 por 4,5 millones de d¨®lares (3,9 millones de euros) un piso entero de un rascacielos de Trump en Nueva York. Puede haber muchas m¨¢s transacciones que se desconocen.
Trump es el presidente de la historia reciente con m¨¢s conflictos de intereses y, al rechazar publicar sus declaraciones fiscales, los entresijos de su fortuna son un misterio. S¨ª se sabe que los lazos entre el republicano y Riad se han estrechado desde su victoria en 2016. Arabia Saud¨ª se ha convertido en un buen cliente de los hoteles de Trump y casi ha triplicado su gasto en hacer lobby en Washington.
En 1991 vendi¨® un yate a un pr¨ªncipe saud¨ª y Riad compr¨® en 2001 por 4,5 millones de d¨®lares un piso entero
Desde que Franklin Roosevelt y el primer rey de Arabia Saud¨ª, Abdul Aziz, se reunieron en 1945, ambos pa¨ªses mantienen una relaci¨®n estrat¨¦gica basada en un principio muy n¨ªtido: Washington provee apoyo militar a Riad y no alecciona en asuntos sociales al pa¨ªs ultraconservador a cambio de petr¨®leo y respaldo pol¨ªtico en el turbulento Oriente Pr¨®ximo. La gran inc¨®gnita es si Khashoggi cambiar¨¢ en algo la ecuaci¨®n.
La relaci¨®n ha sufrido tensiones pero ha resistido a numerosos vaivenes. Se enfri¨® en los ¨²ltimos a?os de presidencia de Barack Obama a ra¨ªz de la guerra siria y del acuerdo nuclear con Ir¨¢n. Aunque, como candidato, Trump se hab¨ªa quejado de la dependencia militar saud¨ª, su llegada a la Casa Blanca fue bals¨¢mica para la monarqu¨ªa de los Saud. El republicano, que denosta el papel de ¨¢rbitro del mundo y concibe la pol¨ªtica exterior bajo un prisma ultranacionalista, ha convertido a Arabia Saud¨ª en el epicentro de su estrategia en Oriente Pr¨®ximo. La necesita como contrapeso a Ir¨¢n, archienemigo de Riad y de Trump, para su desconocido plan de paz entre israel¨ªes y palestinos y en la lucha contra el terrorismo.
Trump apost¨® por el ascenso del pr¨ªncipe heredero, que ha impulsado una agenda reformista pero ha estado envuelto en pol¨¦micas internacionales. Eso ahora persigue al republicano, y sobre todo a su yerno y asesor Jared Kushner, el mayor aliado del v¨¢stago en Washington. ¡°La reputaci¨®n de Mohamed bin Salm¨¢n est¨¢ irremediablemente da?ada y eso impactar¨¢ la relaci¨®n¡±, sostiene Riedel.
La reacci¨®n de Trump a la muerte de Khashoggi ha desatado un sinf¨ªn de elucubraciones: ?se debe a cuestiones personales?
El Congreso ha dado claras muestras de impaciencia con los excesos del pr¨ªncipe heredero, por ejemplo en la sangrienta guerra en Yemen, en la que EE UU ofrece apoyo log¨ªstico, y Trump sufrir¨¢ ahora una enorme presi¨®n para castigar a Riad por la muerte de Khashoggi. Jim Phillips, experto sobre Oriente Pr¨®ximo en Heritage Foundation, un think tank conservador, sostiene que, si se confirma que Arabia Saud¨ª es responsable del asesinato, EE UU debe imponer sanciones, por ejemplo a las personas culpables. ¡°El caso Khashoggi amenaza con hacer descarrilar los lazos bilaterales a no ser que los saud¨ªes tomen una acci¨®n correctiva¡±, se?ala.
Phillips, sin embargo, coincide con Trump en que ser¨ªa un error cancelar la venta de armas a Arabia Saud¨ª porque, esgrime, podr¨ªa ¡°da?ar permanente una alianza clave en una regi¨®n vol¨¢til¡±. Y considera que el presidente debe hallar un buen equilibrio entre un castigo y la ¡°necesidad de proteger los intereses de seguridad¡± de EE UU.
The Washington Post, el diario en el que escrib¨ªa Khashoggi, public¨® esta semana un editorial que refleja un creciente sentimiento en la capital norteamericana. El t¨ªtulo era elocuente: ¡°?Qui¨¦n necesita a Arabia Saud¨ª?¡±. El rotativo consideraba ¡°imperativo¡± un cambio fundamental en la relaci¨®n bilateral. Y argumentaba que Riad, pese a su enorme poder geopol¨ªtico como el mayor exportador de petr¨®leo, ¡°lo tiene todo a perder con una ruptura de las relaciones mientras Estados Unidos ya no necesita al reinado tanto como antes¡± gracias a su mayor independencia energ¨¦tica.
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