El caf¨¦ que une a los dos L¨ªbanos
Dos treinta?eras se proponen tender puentes entre j¨®venes de diferentes confesiones
Cuando empez¨® la Guerra Civil libanesa en la primavera de 1975, ni Ali ni Mustaf¨¢ hab¨ªan nacido a¨²n. El primero es alau¨ª y el segundo, sun¨ª. Sin embargo, a los 15 a?os de edad ya corr¨ªan por sus venas el odio confesional que se lega de padres a hijos. Ha transcurrido una d¨¦cada desde que intercambiaran sus primeras granadas en el fuego cruzado. Hoy se sientan frente a frente en el caf¨¦ Kawahna (¡®nuestro caf¨¦¡¯ en ¨¢rabe) de la calle Siria, tristemente conocida en Tr¨ªpoli ¡ªla segunda mayor ciudad de L¨ªbano¡ª como l¨ªnea de demarcaci¨®n entre dos barrios enfrentados desde los ochenta. Lea Baroudi cambi¨® sus vidas para siempre cuando brind¨® a los j¨®venes de ambos bandos un espacio donde dialogar. ¡°A m¨ª siempre me dijeron que a los sun¨ªes hab¨ªa que matarlos porque nos quer¨ªan mal¡±, masculla Ali Amun con un pitillo en mano. A sus 24 a?os sigue viviendo en las mismas calles que le vieron nacer. No pas¨® del bachillerato y con 17 ya ten¨ªa una boca que alimentar. ¡°A m¨ª lo que me dijeron es que los chi¨ªes no sois de fiar¡±, responde divertido Mustaf¨¢ Laatesh. Dos a?os mayor que Amun, espera el nacimiento de su segundo hijo. En este caf¨¦ descubrieron que comparten las mismas miserias y los mismos problemas de exclusi¨®n social, a pesar de pertenecer a dos peque?os barrios que llevan d¨¦cadas enfrentados en clave pol¨ªtico-religiosa.
Amun pertenece a la confesi¨®n alau¨ª que desde lo alto de la colina domina el barrio chi¨ª de Yebel el Mohsen. Sobre la ladera, y al otro lado de la acera de la calle Siria se extiende el vecindario del joven Mustaf¨¢ Laatesh: el barrio de Bab el Tebeneh, una zona de confesi¨®n sun¨ª, mayoritaria entre el medio mill¨®n de habitantes de Tr¨ªpoli. Har¨¢ casi tres a?os que la treinta?era Lea Baroudi se embarc¨® en un proyecto de resoluci¨®n de conflictos. La pija de Beirut, como la llaman cari?osamente algunos de los j¨®venes, se present¨® a seleccionar actores para montar una obra de teatro con chavales que hab¨ªan sido combatientes en ambos lados de la ciudad. ¡°No ten¨ªa nada que hacer, as¨ª que fui¡±, recuerda Ali Amun entre bocanadas de humo. ¡°Si sal¨ªa mal, pues nos liamos a tiros y listo¡±, apostilla presionando con el ¨ªndice un gatillo imaginario. Con esa misma ecuaci¨®n en mente y una pistola en el cinto, un centenar de j¨®venes de los dos barrios se presentaron al casting. Contra todo pron¨®stico la obra de teatro se llev¨® a cabo, y tras el ¨¦xito surgi¨® este caf¨¦ de coloridas mesas.
Kawahna es posiblemente la mayor expresi¨®n art¨ªstica que se puede ver en estas calles donde todav¨ªa hay impactos de bala en las casas y donde cuelgan carteles con las fotos de los m¨¢rtires. Hoy, docenas de j¨®venes han cambiado sus Kal¨¢shnikovs por brochas de pintar y es f¨¢cil verlos rehabilitando los comercios que ellos mismos destruyeron. Amun y Laatesh tardaron muy poco en darse cuenta de que ten¨ªan mucho en com¨²n. ¡°En casa estorbamos, en la obra nos pagan tres duros y en las calles si al final nos matan pasamos a ser una foto en un muro¡±, dice Laatesh. A los 15 a?os le ofrecieron 50.000 libras libanesas (29 euros) por lanzar una granada contra el barrio de los alau¨ªes, el de Amun. Fue en 2012, cuando la guerra civil siria se extendi¨® al vecino L¨ªbano originando estallidos de violencia sectaria en ciudades como Tr¨ªpoli. ¡°?Les dije que por ese precio tiraba tres!¡±, suelta desternill¨¢ndose de la risa. Desde entonces, se calcula que 782 personas han perdido la vida y al menos 2.700 civiles han resultado heridos en los enfrentamientos. ¡°A nosotras cada batallita nos ha supuesto un paso atr¨¢s¡±, suelta desde la otra mesa Sahar Hassan, de 23 a?os y vecina de Amun. Cuando ellos combaten en las calles a ellas les toca resguardarse en los s¨®tanos durante interminables d¨ªas. De ah¨ª se acumulan los retrasos en los estudios y cuando llega el momento de casarse ¡ªal traspasar el umbral de los 20¡ª alguna no sabe ni escribir su nombre.
Encuentro de artistas
Hay que recorrer unos 10 minutos en coche desde Kawahna para llegar al caf¨¦ Warshe 13 (taller, en ¨¢rabe) y, sin embargo, el recorrido visual parece un viaje a trav¨¦s de a?os luz. La treinta?era Nadine Ali Dib abri¨® en 2016 este local en el que se re¨²nen por primera vez j¨®venes artistas en el barrio cristiano (y donde se puede comprar alcohol). ¡°El enchufismo rige el mercado laboral y la pertenencia confesional y de clase dictan el comportamiento social que se espera de nosotros¡±, arremete Ali Dib, oriunda de esta ciudad que se considera ¡°abandonada¡± por los pol¨ªticos. Hasta Warshe 13 acuden hoy artistas desde Beirut (a una hora y media en coche) que antes tem¨ªan la violencia. Aqu¨ª han descubierto el trabajo de sus colegas tripolitanos.
Una generaci¨®n que convive con la frustraci¨®n. Amun no olvida que en los ¨²ltimos combates le sacaron metralla del cuerpo. Ning¨²n l¨ªder del barrio fue a visitarlo al hospital. Laatesh pas¨® un a?o y medio en prisi¨®n por pertenencia a un grupo terrorista. Ning¨²n jefe local fue a visitarlo a la c¨¢rcel. Saben que docenas de sus amigos volver¨¢n a empu?ar las armas. A morir y a matar.
Guerrilleros de barrio a tiempo parcial
La pobreza y la ociosidad han convertido estos dos barrios de Tr¨ªpoli en un campo de cultivo de j¨®venes combatientes a tiempo parcial. Formados en grupos de 20 y 30, todos responden a las ¨®rdenes de un jefe local. La llamada en acci¨®n les llega a trav¨¦s de WhatsApp. Les pagan el triple que por una jornada como pe¨®n y ¡°por anticipado¡±. Con una mano les dan las balas y con la otra les venden drogas.
Este escenario se repite en otras barriadas de L¨ªbano, como Tariq al Jadid, en la periferia de Beirut, o m¨¢s al sur, en el campo de refugiados palestinos de Ein el Helwe, en Sid¨®n. Las reyertas y el consiguiente goteo de muertos han demostrado ser determinantes para desatascar los impases pol¨ªticos del pa¨ªs. "Somos los perros de caza de los mercaderes de la sangre. Y esos no son sino nuestros propios diputados que nos incitan a la violencia", canturrea Amun.
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