La generaci¨®n de la posguerra tiene la palabra en L¨ªbano
Cerca de 800.000 j¨®venes votan por primera vez para enfrentarse o refrendar el sistema confesional heredado de una guerra civil que nunca vivieron
¡°Es mi primera vez, as¨ª que me lo tiene usted que explicar¡±, dice Ayat Albaba dirigi¨¦ndose al presidente de la mesa electoral. Acto seguido, el encargado despliega un impreso de formato s¨¢bana plagado de fotos de carn¨¦ y va se?alando. ¡°Primero elija aqu¨ª el listado que m¨¢s le convenga, despu¨¦s vote a su candidato preferido marcando en la casilla adecuada una cruz¡±. A sus 29 a?os, Albaba forma parte de los 3,7 de los seis millones de libaneses que han sido llamados a votar este domingo en las primeras legislativas que celebra L¨ªbano en nueve a?os.
Pero sobre todo, pertenece a esos 800.000 nuevos votantes de entre 21 (la edad m¨ªnima para votar) y 30 a?os que lo hacen por primera vez en su vida. Deposita su voto en el barrio cristiano Ashrafie de Beirut. All¨ª, los partidos maronitas tradicionales libran una encarnizada batalla temerosos de que los candidatos independientes erosionen el oligopolio compartido desde hace d¨¦cadas. ¡°Voto por el cambio. Ya hemos visto lo que han hecho los partidos tradicionales en los ¨²ltimos nueve a?os¡±, suelta conforme inserta la papeleta en la ranura de una urna de pl¨¢stico.
?Los j¨®venes de entre 15 y 29 a?os suman el 30% de la poblaci¨®n total y encajan una tasa de paro del 66%, seg¨²n el Ministerio de Juventud y Deportes.? Nacidos entre 1988 y 1997, representan la primera generaci¨®n de posguerra. La cruenta guerra civil (1975-1990) que hundi¨® a su pa¨ªs es una historia contada por padres y abuelos a la hora de la sobremesa. Y, sin embargo, han de doblegarse a las viejas reglas del juego impuestas por el acuerdo de Taef que puso fin a la guerra e inaugur¨® el sistema confesional que hoy dicta la vida pol¨ªtica e intoxica la vida dom¨¦stica.
A cinco minutos de trayecto de la Ashrafye cristiana y en direcci¨®n oeste, los p¨®steres del primer ministro Saad Hariri y l¨ªder del partido sun¨ª El Futuro dominan las callejas del popular barrio Tariq al Jadid. ¡°Yo quiero el cambio, pero no tenemos m¨¢s alternativa que votar a Hariri si [los sun¨ªes] queremos defender nuestros derechos", opina Bilal Hanoun, de 23, desde una cascada motocicleta. Tras el magnicidio del ex primer ministro Rafik Hariri en 2005 (padre del actual), la comunidad sun¨ª ha atravesado varios a?os de orfandad con el consiguiente autoexilio de Saad Hariri.
¡°Hezbol¨¢ tiene todo el sur del pa¨ªs y ahora quieren hacerse con Beirut. No pararan hasta conquistar todo el pa¨ªs¡±, explica. Aunque Bilal tampoco ha vivido la Guerra Civil, ten¨ªa 15 a?os cuando un mismo d¨ªa como hoy de 2008 sus primos cargaron sus pistolas para enfrentarse a los seguidores de Hezbol¨¢ en pleno centro de Beirut. Siete d¨ªas m¨¢s tarde y cien muertos despu¨¦s, Hezbol¨¢ proclamaba su victoria y un amargo poso de humillaci¨®n y sed de venganza se depositaba en la garganta de los j¨®venes sun¨ªes de todo el pa¨ªs. En febrero, la humillaci¨®n golpeaba de nuevo a estos seguidores, pero esta llegada desde Riad, la capital saud¨ª, donde se?impuso una frugal dimisi¨®n de Hariri. El ojeroso joven, que compagina dos trabajos a raz¨®n de 14 horas diarias, pastelero las ma?anas y enfermero las noches, sale escopetado al repiqueteo de una balacera.
El origen de los disparos se encuentra a varios centenares de metros. El azul de las banderas de Hariri torna en el amarillo de las de Hezbol¨¢ marcando la entrada a los suburbios de Dahie, feudo del Partido de Dios y en cuyo subsuelo habita su l¨ªder, Has¨¢n Nasral¨¢. Decenas de soldados son desplegados alrededor del colegio Omar Farruj, donde partidarios de Hariri y de Nasral¨¢ la han emprendido a pu?os para luego desenfundar las armas y ser dispersados justo a tiempo por los tanques.
A otros cinco minutos, se yergue el barrio de Haret Hereit. All¨ª vota Al¨ª Diab, entrenador deportivo de 30. Como el resto de nuevos votantes, pide cambio. A igual que sus contempor¨¢neos, duda que se materialice. ¡°Creo en la resistencia de Hezbol¨¢ contra Israel y los yihadistas, pero reh¨²so los dictados sociales de los religiosos. Viven en otra era¡±. En L¨ªbano, mujeres y hombres votan en colegios o plantas diferentes. J¨®venes cubiertas con chador (velo iran¨ª que cubre le cuerpo) o velo comparten cola con j¨®venes en tops, sobradamente maquilladas. Todas parecen pose¨ªdas por las pantallas de sus m¨®viles. En la cola de hombres, h¨ªpsters coronados con enormes auriculares alternan con hombres de cuidadas barbas que soban sus masbahas (rosario musulm¨¢n).
¡°Mis padres se han preocupado de que estudie, de que viaje, pero nuestros dirigentes nos quieren mantener en la jaula sectaria¡±, protesta en el mismo punto de voto Lara Bustani, estudiante de periodismo de 23 a?os. Hastiados ante la deterioraci¨®n econ¨®mica, aquellos que disponen de medios optan por emigrar al extranjero en busca de mejores oportunidades. A una cuadra de distancia se yergue el nuevo camposanto de los m¨¢rtires batido para dar sepultura a los 2.000 milicianos de Hezbol¨¢ muertos combatiendo en Siria. Hussein M., de 31,? tampoco vivi¨® la Guerra Civil, pero ya como adolescentes particip¨® en la ¨²ltima guerra contra Israel en julio de 2006, para luego curtirse en los campos de batalla en la frontera oriental libanesa contra los yihadistas y en Siria junto a las tropas de El Asad.
El salvapantallas de su m¨®vil es un collage de fotos de los ¡°hermanos m¨¢rtires¡± ca¨ªdos. ¡°Si no fuera por Hezbol¨¢ no habr¨ªa elecciones hoy en L¨ªbano porque los yihadistas campar¨ªan a sus anchas en los barrios cristianos de Beirut¡±, dice el joven miliciano. ¡°El terrorismo sun¨ª y wahab¨ª es el mismo que Riad quiere exportar al L¨ªbano¡±, apostilla en alusi¨®n al ¨²ltimo discurso televisado de Nasral¨¢ en el que acus¨® a sus contrincantes de apoyar al ISIS en el pa¨ªs.
Entre la Ashrafye cristiana, el Tariq al Jadid sun¨ª y la Dahie chi¨ª, han quedado desperdigados los j¨®venes que en 2016 se lanzaron en masa a las calles para protestar contra la corruptela de los partidos tradicionales y el sistema sectario. Hoy, apuestan por los independientes. Pero hasta los j¨®venes comunistas ateos han de votar siguiendo los viejos dictados de cuotas sectarias.
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