Las legislativas no ofrecen a los dem¨®cratas una estrategia clara para las presidenciales de 2020
Descartada la ola azul, la oposici¨®n logra su objetivo de recuperar la C¨¢mara baja, pero saca pocas conclusiones sobre c¨®mo derrotar a Trump
Los dem¨®cratas salvaron los muebles. Poco m¨¢s. En una trepidante noche de recuento, en la que por momentos unos pocos miles de votos separaban la gran ola azul del abismo, alcanzaron su objetivo principal: conquistar un contrapeso legislativo a la agenda del presidente, poner fin a cuatro a?os de mayor¨ªa republicana en las dos C¨¢maras, en definitiva, acabar con la barra libre de Donald Trump. Pero poco m¨¢s podr¨¢n sacar en positivo de este segundo asalto con el mandatario m¨¢s extravagante y polarizador, que llegaba a las elecciones legislativas, tradicionalmente malas para el partido del presidente, con unos ¨ªndices de desaprobaci¨®n r¨¦cord.La alegr¨ªa con la que escenificar¨¢n los resultados no oculta una certeza: los dem¨®cratas no lograron penetrar a fondo en el territorio Trump. No hay, pues, una lectura concluyente sobre el gran tema que llevan dos a?os masticando: la estrategia y el perfil del candidato para derrocarlo en 2020.
Beneficiados por una potente inyecci¨®n de dinero en las ¨²ltimas semanas de campa?a, y por el poderoso movimiento social del MeToo, los dem¨®cratas consiguieron que nada menos que 312 distritos (de un total de 435) se inclinaran, en mayor o menor medida, a la izquierda. Pero solo 29 de ellos cambiaron de republicano a dem¨®crata. El giro a la izquierda fue menor que el de 2006, la ¨²ltima ocasi¨®n en la que los dem¨®cratas cambiaron el color de la C¨¢mara baja, y fue la mitad del vuelco republicano en 2010.
El partido ha perdido peso en el Senado, una c¨¢mara que ten¨ªan dif¨ªcil conquistar pues 26 de los 35 esca?os en liza ya estaban en manos dem¨®cratas. Y sus candidatos a gobernadores cosecharon resultados agridulces. La anunciada gran ola azul no lleg¨®. Pero los dem¨®cratas son ¡°los due?os del terreno¡±, dijo Nancy Pelosi que, a sus 78 a?os, probablemente volver¨¢ a ser presidenta de la C¨¢mara de Representantes ocho a?os despu¨¦s. El expresidente Barack Obama, en un comunicado, destac¨® el n¨²mero r¨¦cord de mujeres, j¨®venes y candidatos de minor¨ªas ¨¦tnicas elegidos, punto clave para los dem¨®cratas. ¡°Cuanto m¨¢s estadounidenses votan¡±, dijo, ¡°m¨¢s se parecen nuestros l¨ªderes electos a Estados Unidos¡±.
Las victorias decisivas las cosecharon en distritos suburbanos moderados, donde la encendida ret¨®rica de Trump provoc¨® que votantes con educaci¨®n universitaria y otros colectivos que conforman las bases republicanas tradicionales no le secundaran. Pero se les resisti¨®, de nuevo, el territorio rural. La brecha entre la Am¨¦rica metropolitana (dem¨®crata) y la rural (republicana) es m¨¢s profunda que nunca, y eso es algo que deber¨ªa preocupar a los dem¨®cratas, castigados por un sistema electoral que da m¨¢s peso a los votos rurales, sobre todo, pero no solo, en el Senado.
Cierto es que algunas de las proezas m¨¢s destacables de los dem¨®cratas quedaron apagadas por m¨¢rgenes ajustad¨ªsimos. Es el caso de Beto O¡¯Rourke, el joven candidato a senador dem¨®crata por Texas que al final, por apenas un 2,9%, sucumbi¨® ante el poderoso republicano Ted Cruz. La historia sepultar¨¢ bajo el titular de ¡°El republicano Ted Cruz gana en Texas¡± la haza?a del joven dem¨®crata, protagonista de un fen¨®meno popular que a punto estuvo de te?ir de azul el Estado conservador por antonomasia con una agenda progresista sin complejos.Igual de injusto se antoja resumir con la frase ¡°el trumpista Ron DeSantis ser¨¢ el nuevo gobernador de Florida¡± la batalla que perdi¨® el candidato dem¨®crata Andrew Gillum, afroamericano de 39 a?os, progresista tambi¨¦n sin tapujos.En el Estado de Florida, que vot¨® por Trump y antes dos veces por Obama, los dem¨®cratas ten¨ªan el campo de pruebas m¨¢s puro para valorar cu¨¢l es la mejor manera de enfrentarse al presidente republicano en 2020. Adem¨¢s de Gillum, concurr¨ªa anoche en Florida Bill Nelson, blanco, septuagenario, centrista, que buscaba un esca?o en el Senado. Dos candidatos que representaban los dos polos del partido. Aunque por escasos m¨¢rgenes, ambos fueron derrotados.
S¨ª gan¨®, como estaba cantado, otra estrella emergente, la jovenc¨ªsima Alexandria Ocasio-Cortez, de 29 a?os, en el muy dem¨®crata distrito neoyorquino de Queens. Ser¨¢ la congresista m¨¢s joven del Capitolio. Pero quiz¨¢ m¨¢s meritoria fue la victoria de Max Rose, candidato a la C¨¢mara baja por Staten Island, hasta ahora la ¨²nica mancha roja en la Gran Manzana. Staten Island vot¨® por Trump en 2016, pero Rose se impuso al candidato republicano con un mensaje centrista y destacando su condici¨®n de veterano de la guerra de Afganist¨¢n por encima de su filiaci¨®n partidista.Otro dem¨®crata moderado, el senador Joe Manchin, fue reelegido en Virginia Occidental, donde Trump gan¨® en 2016 por m¨¢s de 40 puntos. Para apelar a esos votantes trumpistas, Manchin lleg¨® a votar con los republicanos a favor de la nominaci¨®n de Brett Kavanaugh como juez del Tribunal Supremo. Pero los tambi¨¦n moderados John Donnelly y Heidi Heitkamp, de los crecientemente conservadores Estados de Indiana y Dakota del Norte, perdieron su esca?o contra sus contrincantes republicanos.
Las elecciones ofrecen, pues, argumentos a todas las corrientes, izquierdista y centrista, ortodoxa y heterodoxa, joven y veterana, que se medir¨¢n en las primarias para candidato a presidente, que se abrir¨¢n oficiosamente una vez digeridos los resultados.
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