El rodillo antiabortista de El Salvador se ceba con Imelda Cortez
Una joven, violada por su padrastro desde que era ni?a, aguarda en una c¨¢rcel el comienzo de un juicio ocho veces pospuesto, presuntamente por haber intentado matar a su beb¨¦
El juicio contra Imelda Cortez que deb¨ªa comenzar el lunes en El Salvador no solo se ha convertido en un s¨ªmbolo de la lucha de las mujeres del pa¨ªs centroamericano contra una legislaci¨®n sobre el aborto m¨¢s dura que la de Afganist¨¢n o Yemen, sino tambi¨¦n contra la lenta tortura del Estado y su burocracia que ha aplazado nuevamente el juicio.
Este lunes volvi¨® a suspenderse por octava vez la vista previa contra Imelda, de 20 a?os, quien lleva m¨¢s de un a?o y medio en prisi¨®n provisional acusada de intento de homicidio.?A pesar de que el padrastro fue el violador y el beb¨¦ goza de buena salud.
Esta vez fue una gripe. La fiscal aleg¨® que se encontraba mal lo que oblig¨® a suspender nuevamente el juicio hasta el 17 de diciembre. La fiscal ni siquiera se molest¨® en enviar un justificante m¨¦dico simplemente llam¨® al juzgado una hora antes del inicio, previsto para las 9.00 horas de la ma?ana, y anunci¨® que estaba enferma. Este nuevo retraso supone que Imelda Cortez tendr¨¢ que pasar 35 d¨ªas m¨¢s en una de las c¨¢rceles m¨¢s peligrosas del mundo hasta que conozca su situaci¨®n jur¨ªdica.
Ser¨¢ otro mes entre rejas, en el marco de un calvario que comenz¨® hace una d¨¦cada cuando siendo una ni?a de 10 a?os su madre comenz¨® a vivir con Pablo de Dolores Henr¨ªquez, quien por entonces ten¨ªa cerca de 60 a?os.
Poco despu¨¦s de que se mudara con ellos su padrastro comenz¨® a violarla y sigui¨® forz¨¢ndola durante muchos a?os hasta que la dej¨® embarazada. El resultado fue que Imelda Cortez dio a luz donde pudo. Ten¨ªa 18 a?os y eligi¨® una letrina de su miserable casa de chapa y palos para sacar el beb¨¦ de su interior cuando pensaba que era, en realidad, una crisis de colon. El beb¨¦ naci¨® sano, pero ella empez¨® a desangrarse cuando el cord¨®n umbilical se cort¨® de forma fortuita. Cuando su madre la encontr¨® en el suelo, al borde del desvanecimiento, la llev¨® a un hospital.
Fue ah¨ª donde los m¨¦dicos creyeron que hab¨ªa intentado cometer un aborto y llamaron a la polic¨ªa que la detuvo en el momento. En la ¨²nica entrevista que ha concedido desde la prisi¨®n, Imelda cont¨® a la revista Factum una de esas historias que pasan a la historia de los horrores. ¡°[Mi padrastro] no quer¨ªa que yo tuviera novio porque quer¨ªa que yo fuera solo para ¨¦l. Yo le dije que no iba a dejar de andar con mi novio. Entonces vino ¨¦l y me dijo: "Si no dejas de andar con ¨¦l, yo me voy a encargar de eso", cont¨® a la publicaci¨®n salvadore?a hace un a?o.
Que el violador era su padrastro se supo despu¨¦s gracias a las pruebas de ADN que se efectuaron y que la Fiscal¨ªa trat¨® de impedir a toda costa. Esa misma Fiscal¨ªa piensa que Imelda trat¨® de cortar el cord¨®n umbilical y matar al beb¨¦ nada m¨¢s nacer y por tanto la acusa de intento de homicidio agravado contra su hija, que hoy tiene un a?o y seis meses. El mismo tiempo que ella lleva en prisi¨®n. De ser encontrada culpable, Imelda ser¨ªa condenada a 20 a?os de c¨¢rcel.
Mientras Imelda Cortez estaba en el hospital, su padrastro la fue a visitar para amenazarla. La matar¨ªa a ella, a su madre y sus hermanos si denunciaba los abusos. Un paciente que estaba cerca lo escuch¨® y avis¨® a una enfermera que a su vez dio parte a la polic¨ªa. ¡°Hay indiferencia y desd¨¦n de las instituciones cuando se trata de mujer, presa y pobre. No les importa que pase otro mes m¨¢s detenida¡±, explica desde El Salvador a este peri¨®dico Bertha de Le¨®n, abogada de la joven, nada m¨¢s conocerse un nuevo aplazamiento.
En numerosas ocasiones, instituciones como la Comisi¨®n Interamericana de Derechos Humanos han exigido a El Salvador que cambie su legislaci¨®n para dejar de ser uno de los cinco pa¨ªses del mundo donde est¨¢ perseguido cualquier tipo de aborto y donde las mujeres con complicaciones del embarazo, que sufren abortos espont¨¢neos o emergencias obst¨¦tricas, son frecuentemente acusadas de homicidio. ¡°Decenas de mujeres cada a?o son injustamente acusadas bajo un sistema plagado de prejuicios y estereotipos sobre su rol como mujer o como madre en la sociedad", se?ala a EL PA?S Marcela Martino del Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (Cejil). "Son mujeres que llegan con la salud al l¨ªmite de la muerte pero que son esposadas a la cama y trasladadas a centros penales en ese instante¡±, a?ade.?
Seg¨²n datos de la Organizaci¨®n de Naciones Unidas, si bien muchos pa¨ªses contemplan el aborto en su legislaci¨®n bajo ciertas circunstancias, hay cinco Estados que no lo avalan en ning¨²n contexto, tres de ellos en Centroam¨¦rica (El Salvador, Nicaragua y Honduras).
Seg¨²n Cejil actualmente hay encarceladas 27 mujeres como Imelda y organizaciones como la oficina de Derechos Humanos de Naciones Unidas insiste en un cambio legislativo que frene el alto n¨²mero de embarazos de adolescentes. Con seis millones de habitantes, el a?o pasado hubo en El Salvador 19.000 embarazos de mujeres entre los 10 y los 19 a?os.
Antes de 1998, en El Salvador se permit¨ªa abortar cuando el embarazo era el resultado de una violaci¨®n, si se trataba de un beb¨¦ con malformaciones o si la madre corr¨ªa riesgo de muerte. Un nuevo c¨®digo penal y la posterior reforma a la Constituci¨®n complicaron la situaci¨®n de miles de mujeres. Hace dos a?os, el gobernante Frente Farabundo Mart¨ª para la Liberaci¨®n Nacional (FMLN) propuso al Congreso la despenalizaci¨®n del aborto en los tres supuestos. No obstante, la presi¨®n social y la fuerza de los grupos conservadores han frenado una iniciativa que tiene pocas probabilidades de avanzar dado que la derecha, que se opone a la reforma, tiene la mayor¨ªa de los esca?os del Congreso.
Mientras tanto Imelda Cortez y cientos de mujeres salvadore?as seguir¨¢n esperando un cambio legal que revierta la ecuaci¨®n y no convierta en victimario a quienes son v¨ªctimas de pobreza y agresiones sexuales jam¨¢s denunciadas.
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