El piloto de El Chapo cuenta el trasiego de droga a EE UU
El juez pide a las dibujantes no detallar el rostro del testigo para preservar su identidad
La tercera semana del juicio contra Joaqu¨ªn El Chapo Guzm¨¢n arranc¨® estrechando a¨²n m¨¢s el c¨ªrculo con el testimonio del que fuera uno sus colaboradores m¨¢s ¨ªntimos. ¡°Era mi ¨²nico jefe¡±, declar¨® Miguel ?ngel Mart¨ªnez, tambi¨¦n conocido como El Gordo, quien empez¨® a trabajar para el capo del cartel de Sinaloa como piloto, en la ¨¦poca en la que los env¨ªos se hac¨ªan por avi¨®n. Conforme la confianza fue creciendo, lo hizo tambi¨¦n su posici¨®n en la trama criminal hasta alcanzar un cargo que el mismo denomin¨® de ¡°gerente¡±.
Mart¨ªnez es el cooperante que est¨¢ utilizando la fiscal¨ªa para poner en evidencia que Guzm¨¢n era el l¨ªder principal. ¡°Nos daba ¨®rdenes a todos¡±, indic¨®. Empez¨® a trabajar para el narcotraficante a comienzos de 1987. Se sac¨® la licencia de piloto en Estados Unidos y era conocido entre las redes de contrabando porque sab¨ªa d¨®nde estaban las pistas clandestinas. Guzm¨¢n lo utiliz¨® as¨ª para guiar a los pilotos de los carteles colombianos al transportar los cargamentos de coca¨ªna hasta Sonora.
Por aquella ¨¦poca el que dominaba el tr¨¢fico a¨¦reo de droga era Amado Carrillo?[l¨ªder del cartel de Ju¨¢rez], por eso era conocido como El Se?or de los Cielos. El testigo cont¨® que los dos jefes de los carteles mexicanos se llevaban muy bien personalmente. ¡°Los vi abrazarse en fiestas¡±, relat¨®, ¡°pero compet¨ªan por ver qui¨¦n tra¨ªa m¨¢s droga¡±. ¡°Me dijo que ten¨ªa que traer m¨¢s coca¨ªna que Amado, que ten¨ªa que conseguir m¨¢s aviones¡±, afirm¨®.
Mart¨ªnez acompa?¨® a Guzm¨¢n a Los ?ngeles para comprar dos aviones. Los env¨ªos fueron creciendo hasta 1991. ¡°Se recib¨ªan cargamentos cada 20 d¨ªas¡±, explic¨®. El transporte de coca¨ªna lleg¨® a hacerse en tandas de hasta 10 aviones, que cada uno transportaba hasta 800 kilos de droga. ¡°Era El Chapo quien decid¨ªa que noche hab¨ªa fiesta¡±. En el periodo que supervis¨® las operaciones a¨¦reas, cont¨® que se realizaron hasta 200 vuelos.
Durante el interrogatorio, reconoci¨® varias fotos en la que se le ve junto a El Chapo. Cont¨® que le llamaba El Tololoche y que le pidi¨® ser el padrino de unos de sus hijos. Su relato coincide con los primeros a?os del cartel. ¡°Empez¨® a llamarse Sinaloa por los art¨ªculos en la prensa¡±, aclar¨®. Sus funciones en la organizaci¨®n mutaron y se encarg¨®, entre otras cosas, de abrir una oficina en Ciudad de M¨¦xico.
Tambi¨¦n cambi¨® el m¨¦todo de transporte. Un funcionario de la Procuradur¨ªa General de la Rep¨²blica (PGR), que identific¨® como Guillermo Gonz¨¢lez Calderoni, les advirti¨® de que las autoridades antidroga de EE UU hab¨ªan instalado un centro de interceptaci¨®n de aviones. Miguel ?ngel Mart¨ªnez cont¨® que el polic¨ªa estaba a sueldo de Joaqu¨ªn Guzm¨¢n. Le pagaron sobornos por un valor de al menos 20 millones de d¨®lares.
Gracias al soplo, decidieron importar la coca¨ªna por mar. La transferencia de la droga desde los barcos colombianos a los camaroneros propiedad de Guzm¨¢n se hac¨ªan en puntos establecidos en aguas internacionales. De ah¨ª se acercaban a la costa mexicana, a zonas donde el narcotraficante ten¨ªa propiedades junto al oc¨¦ano, y las embarcaciones eran recibidas por planeadoras.
Como dijo la semana pasada Jes¨²s El Rey Zambada, el capo mexicano se hac¨ªa cargo pr¨¢cticamente de la mitad de la inversi¨®n en el cargamento de coca¨ªna. Los colombianos, explic¨®, le necesitaban para poder introducirla en EE UU. ¡°Ellos no tienen 3.500 kil¨®metros de frontera¡±, se?al¨®. La ¨²ltima vez que Mart¨ªnez vio a Guzm¨¢n fue en 1994, cuando El Chapo estaba en la c¨¢rcel.
Especial seguridad para los cooperantes
Para preservar su identidad, el juez prohibi¨® a las caricaturistas que dibujaran su rostro. El cooperante, por tanto, solo pod¨ªa ser representado con la cara en blanco, sin expresiones ni detalles de su peinado. ¡°La amplia diseminaci¨®n de su imagen har¨¢ m¨¢s f¨¢cil el trabajo a aquellos que quieran hacerle da?o¡±, justific¨® el magistrado, que pidi¨® que se pixelaran las caras en las evidencias.
Cogan impuso tambi¨¦n la semana pasada una serie de limitaciones a la defensa en los interrogatorios a los testigos sobre asuntos sensibles. En concreto se refer¨ªa a la cuesti¨®n de los sobornos que pagaban los narcotraficantes a autoridades mexicanas para proteger los env¨ªos de droga y evitar las detenciones. Buscaba as¨ª que no se revelaran nombres y evitar que el proceso tome otro derrotero fuera del tribunal.
El testimonio de Jes¨²s El Rey Zambada suscit¨® un gran inter¨¦s pol¨ªtico en M¨¦xico, por las revelaciones que hizo de pagos millonarios a altos funcionarios en nombre de su hermano Ismael El Mayo. Brian Cogan viene insistiendo en que este es un caso sobre tr¨¢fico de drogas, no sobre corrupci¨®n. Para la defensa, sin embargo, es la manera de cuestionar que El Chapo Guzm¨¢n fuera el l¨ªder del cartel.
No es inusual que la acusaci¨®n haga este tipo de solicitudes al juez, pero este proceso est¨¢ envuelto de un gran secretismo y se est¨¢n adoptando medidas especiales para proteger a los testigos. No solo no se revelan sus nombres antes de pasar por el estrado, los documentos que se hacen p¨²blicos est¨¢n muy editados con tachones en negro. Los abogados tienen prohibido hablar sobre detalles del juicio.
Brian Cogan llam¨® tambi¨¦n la atenci¨®n a Emma Coronel, la esposa de Joaqu¨ªn Guzm¨¢n, porque entr¨® en la sala con un tel¨¦fono m¨®vil. Los dispositivos electr¨®nicos solo est¨¢n permitidos en los tribunales federales en EE UU para su uso entre el personal de seguridad y los equipos tanto de la acusaci¨®n como de la defensa. El p¨²blico debe entregarlos nada m¨¢s entrar en el edificio.
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