Los federalismos de ayer y de hoy
A diferencia de hace seis meses, la discusi¨®n sobre el sistema federal mexicano se ha repolitizado. Hablar hoy del federalismo mexicano, es hablar de la distribuci¨®n del poder pol¨ªtico
Si hace apenas seis meses nos hubi¨¦ramos preguntado sobre la condici¨®n del sistema federal mexicano, las respuestas habr¨ªan sido fundamentalmente t¨¦cnico-constitucionales. Algunas de ellas habr¨ªan aludido a los problemas en el modo de distribuir las competencias entre la Federaci¨®n, las entidades federativas y los municipios, por ejemplo en salud, educaci¨®n o protecci¨®n al ambiente. Otras hubieran se?alado las notables diferencias de distribuci¨®n de facultades en cuestiones tan cercanas como el combate a la delincuencia organizada, la trata de personas o el secuestro. Algunas m¨¢s, ascendiendo en abstracci¨®n, nos hubieran advertido de la falta de racionalidad en la distribuci¨®n de los quehaceres. En fin, todas ellas hubieran expresado, como de hecho sucedi¨®, que el sistema federal mexicano era abigarrado y, yendo un poco m¨¢s all¨¢, que todo ello provocaba ineficiencias fundamentales en la operaci¨®n del orden jur¨ªdico mexicano con el consiguiente impacto en la vida.
Si nos preguntamos hoy por la situaci¨®n del mismo sistema federal mexicano, habr¨ªa que ajustar la respuesta dada apenas hace seis meses. A los problemas estrictamente constitucionales, que desde luego subsisten, habr¨ªa que a?adir los provenientes de la dimensi¨®n pol¨ªtica. Me explico. Desde hace unos 20 a?os y de a poco a poco, el ¨®rgano de reformas a la Constituci¨®n ampli¨® las competencias de la federaci¨®n frente a las de los Estados y municipios. Si releemos la fracci¨®n XXIX del art¨ªculo 73 constitucional, veremos c¨®mo es que tal proceso se desarroll¨®. A cuento de la concurrencia, los convenios y, sobre todo, las leyes generales, el Congreso de la uni¨®n ha venido legislando las bases sobre las cuales habr¨¢n de darse las acciones p¨²blicas en una diversidad de materias. Importa advertir que la concentraci¨®n de las facultades en la federaci¨®n no se realiz¨®, a diferencia de lo que suele creerse, en favor del presidente de la rep¨²blica. Por el contrario, y siguiendo y generando la dispersi¨®n normativa de la Administraci¨®n p¨²blica, se distribuy¨® en una pluralidad de ¨®rganos: secretar¨ªas, comisiones, comit¨¦s, coordinaciones, institutos, etc.
Al estar por iniciar el Gobierno de la llamada cuarta transformaci¨®n, pareciera que la discusi¨®n del sistema federal no habr¨¢ de seguir los cursos hasta ahora observados. Da la impresi¨®n que va a darse una nueva manera de concebir ese sistema a partir, desde luego, de otras concepciones pol¨ªticas. M¨¢s all¨¢ de si nos parece o no adecuado el desarrollo reciente del sistema federal, lo cierto es que ha sido un proceso de centralizaci¨®n en favor de la federaci¨®n, diversificado en cuanto a sus ¨®rganos. A fuerza de repetirlo, su dimensi¨®n pol¨ªtica qued¨®, si no oculta, s¨ª al menos incorporada. Actualmente y con lo que de las propuestas del presidente electo est¨¢ saliendo a la luz, es la existencia del car¨¢cter eminentemente pol¨ªtico del proceso que est¨¢ por iniciarse. La discusi¨®n acerca del modo como a las entidades federativas se asignar¨¢n presupuestos, designar¨¢n delegados, coordinar¨¢n acciones de seguridad, descentralizar¨¢n ¨®rganos administrativos y, en general, ejecutar¨¢n acciones de Gobierno, nos advierte de la pretensi¨®n de nuevos modos de hacer las cosas.
Si, esperadamente, continuar¨¢ el proceso centralizador que hemos estado viviendo, importa mucho estar atentos al modo como se realizar¨¢. ?Ser¨¢ por la v¨ªa de empoderar a una diversidad de ¨®rganos federales con el Congreso de la uni¨®n a la cabeza, o ser¨¢ mediante la asignaci¨®n de facultades y recursos al presidente de la rep¨²blica? A diferencia de hace seis meses, la discusi¨®n sobre el sistema federal mexicano, como tantos otros aspectos de la vida nacional, se ha repolitizado. Hablar hoy del federalismo mexicano, es hablar de la distribuci¨®n del poder pol¨ªtico y, con ¨¦l, del econ¨®mico, social y cultural que habr¨¢ de darse en el pa¨ªs en los a?os por venir. En el entender c¨®mo y por qu¨¦ habr¨¢n de darse esos nuevos procesos, las consecuencias que tendr¨¢n y sus condiciones de validez constitucional, descansa mucho de lo que nuestro pa¨ªs haya de ser en el futuro.
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