Sentinel del Norte: historia de la lucha de unos abor¨ªgenes por defenderse
Invasiones, esclavitud, secuestros y enfermedades explican la reacci¨®n violenta de la tribu de India ante la presencia del misionero estadounidense John Allen Chau
El incidente del pasado 17 de noviembre, cuando el misionero estadounidense John Allen Chau desapareci¨® despu¨¦s de ser atacado por habitantes de la isla de Sentinel del Norte (en el?archipi¨¦lago de Andam¨¢n y Nicobar, en?el este de India), ha llevado a las autoridades a replantearse la protecci¨®n de las tribus del pa¨ªs. Grupos internacionales que defienden a este pueblo aborigen, que ha vivido apartado decenas de miles de a?os, y un grupo de acad¨¦micos indios?han desaconsejado todo intento de acercamiento para recuperar el cuerpo de Chau, de 26 a?os, al que la polic¨ªa da por muerto. El Gobierno baraja endurecer las leyes de acceso a varias islas y espera la vista de expertos la pr¨®xima semana para tomar medidas.?
La muerte del joven estadounidense a manos de la tribu, a la que pretend¨ªa evangelizar,?se da por sentado sobre la base del diario del desaparecido, que narra la hostilidad con la que fue recibido por la comunidad tras sus obstinados intentos de contactarles, y la declaraci¨®n de los marineros que le ayudaron, quienes han descrito c¨®mo miembros de la tribu enterraron su cuerpo inerte despu¨¦s de asaetearle con sus arcos. Ni la relaci¨®n de los hechos ni la reacci¨®n de las autoridades es nueva. A principios de 2006, una barca de pescadores indios encall¨® en la costa de Sentinel del Norte y sus dos tripulantes fueron descuartizados y enterrados por sus habitantes. ¡°Cre¨ª que los hab¨ªan asado y se los hab¨ªan comido¡±, relat¨® el piloto del helic¨®ptero enviado para rescatar a los n¨¢ufragos; que tambi¨¦n fue rechazado por las flechas de esta tribu de arqueros.
Las alegaciones de canibalismo nunca han sido probadas y los expertos aducen una interpretaci¨®n err¨®nea del ritual tribal de desmembrar y quemar a los muertos para prevenir la reacci¨®n de sus esp¨ªritus. Pero es uno de los mitos en torno a la tribu de los sentineleses, cuyo misterio enlaza con su remoto or¨ªgen. Ya a finales del siglo XIII, Marco Polo los describ¨ªa como ¡°bestias salvajes¡± con ¡°cabezas, ojos y dientes como perros¡±. Ridiculizar y menospreciar lo extra?o es tan viejo como el colonialismo. El propio John Locke, uno de los fil¨®sofos m¨¢s influyentes de la Ilustraci¨®n, se refiri¨® a los negros africanos como ¡°gentes si cabeza, con bocas y ojos en el pecho¡±.
Poca informaci¨®n se tiene de esta comunidad de cazadores y recolectores que habita una isla densamente boscosa de 72 kil¨®metros cuadrados y que es considerada una de las pocas tribus preneol¨ªticas vivas. La escasa documentaci¨®n gr¨¢fica la describe como ferozmente violenta y aislada del mundo. Las ¨²nicas fotograf¨ªas existentes muestran a miembros de la tribu brincando en la orilla mientras agitan sus arcos o el ataque a un helic¨®ptero de la guardia costera que quiso saber el estado de la isla tras el tsunami de 2004. Tambi¨¦n el director del documental de National Geographic Hombre en busca de Hombre fue herido por el arp¨®n que le lanzaron cuando les grababa desde un bote en 1974.
Sin embargo, el?antrop¨®logo?Vishvajit Pandya y la historidadora Madhumita Mazumdar?coinciden en que un repaso a esos documentos visuales tambi¨¦n narra otra historia sobre los habitantes de Sentinel del Norte. Las fotos muestran que la forma de sus embarcaciones ha cambiado, usan hierro para la punta de sus lanzas y el cabezal de sus flechas as¨ª como cristales para sus abalorios o lonas impermeables. La presencia de estas herramientas y de botes, demuestran, dicen ellos, que los sentineleses podr¨ªan haber entrado en contacto con otros pueblos antes; por lo cual, se podr¨ªa decir que han escogido un retiro voluntario.
De la misma forma, otras fotograf¨ªas revelan a miembros de esta tribu recibiendo cocos, bananas y otros regalos de un equipo del Estudio Antropol¨®gico de India en 1991. El ¨²nico miembro vivo de aquella expedici¨®n declar¨® a EL PA?S que los sentineleses no eran hostiles y los resultados de esta investigaci¨®n, que dur¨® alrededor de dos d¨¦cadas, registran 26 visitas a la isla, de las cuales solo siete fueron respondidas con evidente violencia. Sin embargo, todos los intentos de contacto recientes se han encontrado con la misma lluvia de flechas que recibi¨® a Chau hace dos semanas. El propio misionero se preguntaba por el motivo de tanta hostilidad en sus ¨²ltimas notas: ¡°?Por qu¨¦ son tan agresivos conmigo?¡±.
Legado colonialista y explotaci¨®n
Las islas de Andam¨¢n y Nicobar fueron tierras inexploradas hasta finales del siglo XVIII, cuando el Imperio Brit¨¢nico coloniz¨® el sur de Asia. Un siglo despu¨¦s, el oficial de la Marina brit¨¢nica Maurice Vidal Portman era el encargado de la administraci¨®n del archipi¨¦lago y el primero en documentar la existencia de las comunidades locales, incluidos los sentineleses. Seg¨²n la organizaci¨®n Survival International, el equipo de Portman, en el que hab¨ªa rastreadores de otras tribus contactadas por la Marina imperial, llegaron a Sentinel del Norte en 1880. All¨ª secuestraron a una pareja de ancianos y a cuatro ni?os como muestra de la poblaci¨®n tribal. A su llegada a la localidad de Port Blair, los ancianos ¡°enfermaron r¨¢pidamente¡± y murieron. Los ni?os fueron devueltos a la isla con regalos, seg¨²n el relato de Portman conservado en el archivo de la Real Sociedad Geogr¨¢fica de Londres. El propio oficial brit¨¢nico se arrepentir¨ªa de aquella expedici¨®n: ¡°Su asociaci¨®n con los forasteros no les ha tra¨ªdo m¨¢s que desgracias y me produce gran pesar que una raza tan apacible se est¨¦ extinguiendo tan r¨¢pido¡±.
El encuentro entre brit¨¢nicos y sentineleses resume la relaci¨®n de todas las tribus del archipi¨¦lago con los invasores. Antes, malayos, birmanos y chinos enviaron expediciones en busca de esclavos a las islas. Despu¨¦s, el Imperio Brit¨¢nico agrav¨® la situaci¨®n creando una colonia penitenciaria para los disidentes indios durante la lucha por la independencia, lo que conllev¨® la deforestaci¨®n de su entorno. Las diferentes tribus, granandamaneses, onges, jawaras, sentineleses y jangiles (extintos en la d¨¦cada de 1920) exhibieron una feroz resistencia hacia sus invasores, descrita por el investigador local Ajay Saini.
Los granandamaneses, los m¨¢s numerosos, se enfrentaron varias veces a los brit¨¢nicos. Hacia 1860, la Administraci¨®n colonial cambi¨® su pol¨ªtica y empez¨® a proveerlos de comida, vivienda y medicinas. Pero hasta seis epidemias ©¤s¨ªfilis, oftalmia, sarampi¨®n, paperas, gripe y gonorrea©¤ redujeron su poblaci¨®n de unos 3.500 a 90 individuos en 1931. Similar destino sufrieron los onges, mientras que los jawaras tambi¨¦n resistieron a los bombardeos durante la ocupaci¨®n japonesa del archipi¨¦lago, entre 1942 y 1945. Su lucha, sin embargo, no acab¨® con la independencia de India. ¡°Nuestros hombres deben estar armados con pistolas¡ gas lacrim¨®geno es esencial ya que la ceguera temporal [de los jarawas] ayudar¨¢ a los nuestros¡±, relata el informe de un oficial de Long Island, uno de los enclaves del archipi¨¦lago, del 20 de septiembre de 1948.
Hasta 1970, miles de refugiados procedentes del continente se asentaron en las islas. Los ind¨ªgenas contrajeron enfermedades y murieron. Andamaneses y onges perdieron su h¨¢bitat y se asentaron en refugios permanentes. Para finales de los a?os noventa, los jawaras colgaron sus arcos y flechas. Desde entonces, han sufrido dos brotes mortales de sarampi¨®n y parte de su comunidad ha ca¨ªdo en el alcoholismo mientras que sus hijos son explotados como bailarines de danzas locales y safaris humanos.
El turismo ha desarrollado el archipi¨¦lago de Andam¨¢n y Nicobar y ha multiplicado su poblaci¨®n, con personas llegadas de fuera, de unos 40.000 habitantes en 1951 a cerca de 400.000. Sin embargo, el n¨²mero de ind¨ªgenas, sin contar a los sentineleses, se ha reducido de unos 4.800 entonces, a unos escasos 674. A punto de extinguirse, actualmente se les considera Grupos Tribales Particularmente Vulnerables, con protecci¨®n especial reconocida.?Madhusree Mukherjee, directora de la revista de divulgaci¨®n Scientific American y autora de La tierra de la gente desnuda, un libro sobre sus experiencias con los ind¨ªgenas de Andam¨¢n, resumi¨® en declaraciones a National Geographic la nueva situaci¨®n de los abor¨ªgenes: ¡°Esto es un punto de inflexi¨®n en la historia de los sentineleses¡±.
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