Las claves del intento de di¨¢logo para acabar con la guerra en Yemen
Despu¨¦s de cuatro a?os de conflicto y con el pa¨ªs al borde de la hambruna, la ONU consigue reunir en Suecia al Gobierno reconocido por la comunidad internacional y a los rebeldes Huthi
El Gobierno de Yemen reconocido por la comunidad internacional y los rebeldes Huthi que tomaron el poder en San¨¢ hace cuatro a?os, van a hablar a partir de este jueves en Suecia bajo la ¨¦gida de la ONU, seg¨²n anunci¨® este mi¨¦rcoles el enviado especial de esa organizaci¨®n, Martin Griffiths. No se trata t¨¦cnicamente de negociaciones sino de ¡°consultas¡±, en las que ni tan siquiera es seguro que vayan a verse las caras. Pero es la primera vez que ambas partes acuden a la cita desde abril de 2016 cuando fracas¨® un primer intento en Kuwait.
?D¨®nde se celebra la cita?
En el castillo de Johannesberg, un centro de conferencias situado a 60 kil¨®metros al norte de Estocolmo y apenas 23 del aeropuerto internacional de Arlanda, que el Gobierno sueco utiliza para este tipo de ocasiones.
?Qui¨¦n la organiza?
La ONU a trav¨¦s del enviado especial del secretario general para Yemen, el brit¨¢nico Martin Griffiths, con el apoyo de Suecia. Griffiths fue nombrado en febrero y su anterior intento de reunir a los dos bandos, en Ginebra el pasado septiembre, choc¨® con problemas organizativos que impidieron la asistencia de los rebeldes.
?Por qu¨¦ es tan complicado sentarles a hablar?
Debido a la interferencia de las potencias regionales. Arabia Saud¨ª vio en el ascenso de los rebeldes la mano de su archirrival Ir¨¢n, con quien se disputa el liderazgo pol¨ªtico y religioso de Oriente Pr¨®ximo. As¨ª que, apoyada sobre todo por Emiratos ?rabes Unidos, intervino militarmente en apoyo el Gobierno de Abdrabbo Mansur Hadi en marzo de 2015. Esa decisi¨®n, que cont¨® con el respaldo t¨¢cito de Occidente, dio pie a Teher¨¢n para aumentar su influencia, que seg¨²n la mayor¨ªa de los observadores hasta entonces no era significativa, y castigar a su adversario sin demasiado esfuerzo.
?Qu¨¦ ha hecho posible que acepten ahora?
Por un lado, la inminencia de una hambruna que ya amenaza a la mitad de los 28 millones de yemen¨ªes, seg¨²n la ONU, y de la que ninguna de las partes quiere ser responsabilizada. Por otro, ambos bandos han visto incrementarse la presi¨®n: Los rebeldes ante la inminencia del asalto a Hodeida por parte de las tropas gubernamentales. Estas, ante el creciente escrutinio internacional al papel de Arabia Saud¨ª tras el asesinato del periodista Jamal Khashoggi.
?Qui¨¦n participa?
Por parte del Gobierno del presidente Hadi, que se exili¨® en Arabia Saud¨ª tras el golpe de Estado, acude una delegaci¨®n de 12 personas encabezada por el ministro de Exteriores, Khaled al Yemani, en la que este dijo a EL PA?S que habr¨ªa ¡°un 30% de mujeres¡±.
Del lado rebelde, lidera la delegaci¨®n Mohamed Abdelsalam, portavoz de los Huthi, e incluye a cuatro miembros de ese grupo y otros cuatro de su socio en el Gobierno de Salvaci¨®n Nacional, la facci¨®n del Congreso General Popular (CGP) que apoy¨® la rebeli¨®n. No lleva mujeres.
?Qui¨¦nes son los Huthi?
Un movimiento que desde los a?os noventa del siglo pasado buscaba mejorar las condiciones de vida de la minor¨ªa zayd¨ª (una rama del islam chi¨ª que sigue un tercio de los yemen¨ªes) y termin¨® levant¨¢ndose contra el Estado. En el camino form¨® la milicia m¨¢s poderosa de Yemen. Su nombre formal es Ansarullah, literalmente Partidarios de Dios, pero en la calle se les sigue conociendo con el nombre del clan que inici¨® y sigue liderando el grupo. Descontentos con los arreglos pol¨ªticos que siguieron a las protestas de la primavera ¨¢rabe en 2011, los Huthi avanzaron sobre la capital en septiembre de 2014, donde contaron con el apoyo de las tropas leales al expresidente Ali Abdal¨¢ Saleh (quien en el poder libr¨® seis guerras contra ellos y al que asesinaron hace un a?o cuando intentaba cambiar de bando).
?Cu¨¢l es el objetivo?
En ¨²ltima instancia, poner fin a la guerra que desat¨® el golpe Huthi. Sin embargo, dada la complejidad del conflicto, el enviado de la ONU ha optado por un enfoque progresivo que se iniciar¨ªa con varias medidas de confianza: el intercambio de prisioneros, la reapertura del aeropuerto de San¨¢, el pago de los salarios de los empleados p¨²blicos y garant¨ªas de acceso para la ayuda humanitaria en todo el territorio. S¨®lo entonces se pasar¨¢ a considerar el marco de referencia propuesto por Griffiths para una salida pol¨ªtica en el que ambas partes compartan el poder hasta la celebraci¨®n de elecciones.
?Cu¨¢l es el principal obst¨¢culo?
Los pol¨ªticos tienen poco poder frente a los militares, y estos siguen pensando que ganan m¨¢s continuando la guerra. Del lado gubernamental, una caterva de milicias solo comparte el objetivo de echar a los Huthi de San¨¢, pero la mayor¨ªa muestran pocas simpat¨ªas por Hadi o por un Gobierno central. Algunos de esos grupos, como el Consejo Transitorio del Sur, tienen aspiraciones separatistas que de momento no van a abordarse. Del lado rebelde, saben que ni el mejor de los casos tendr¨¢n la actual palanca que supone controlar la capital. S¨®lo la presi¨®n de sus patronos extranjeros (y el cese del abastecimiento de armas) forzar¨¢ a ambas partes a un arreglo.
?Qu¨¦ est¨¢ ocurriendo sobre el terreno?
La pausa en los combates alcanzada a mediados de noviembre se mantiene de forma precaria. De acuerdo con varios yemen¨ªes consultados por EL PA?S, los combates han seguido de forma espor¨¢dica en Hodeida y ha habido tambi¨¦n bombardeos ocasionales en otras zonas.
?Qui¨¦n m¨¢s estar¨¢ presente en Suecia?
Representantes del llamado G-19, que incluye a los embajadores acreditados en Yemen que abandonaron el pa¨ªs debido a la guerra o han presentado sus credenciales ante el Gobierno en el exilio, y otros de organizaciones internacionales que apoyan el proceso de paz.
Adem¨¢s, a iniciativa europea y con el apoyo de la agencia francesa CFI y la UNESCO, habr¨¢ 12 periodistas yemen¨ªes siguiendo las conversaciones.
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