EE UU pide a Arabia Saud¨ª que ponga fin a la guerra en Yemen tras el ¡®caso Khashoggi¡¯
Washington quiere aprovechar la vulnerabilidad de Riad por el asesinato del periodista para que cese sus controvertidos bombardeos en el pa¨ªs
Estados Unidos ha pedido este mi¨¦rcoles el fin de la guerra en Yemen, donde tres a?os de conflicto han provocado cerca de 10.000 muertes y una crisis humanitaria que ha dejado al empobrecido pa¨ªs al borde de la hambruna. El secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, afirm¨® en un comunicado que ¡°ha llegado la hora de poner fin a las hostilidades, lo que incluye los disparos de misiles y los drones que vienen desde las zonas controladas por los Huthi hacia el reino de Arabia Saud¨ª y Emiratos ?rabes Unidos¡±. Sus palabras siguen a otras similares pronunciadas por su colega de Defensa, Jim Mattis, en Bahr¨¦in el pasado fin de semana y este mismo martes en Washington. Aunque en ninguno ha hecho referencia al asesinato del periodista Jamal Khashoggi, todo apunta a que EE UU quiere aprovechar la vulnerabilidad de Arabia Saud¨ª tras este caso para que cesen sus controvertidos bombardeos sobre uno de los pa¨ªses m¨¢s pobres del mundo.
Washington quiere que los bandos de esta guerra civil ¡ªla coalici¨®n saud¨ª apoyada por Washington y los rebeldes Huthi respaldados por Ir¨¢n¡ª a que pacten un cese el fuego a lo largo de los pr¨®ximos 30 d¨ªas para negociar despu¨¦s un fin al conflicto. ¡°Los bombardeos a¨¦reos de la coalici¨®n deben cesar enseguida en todas las zonas habitadas de Yemen¡±, a?ade Pompeo.
La redacci¨®n del texto difundido por EE UU deja claro que son los rebeldes Huthi quienes deben dar el primer paso. Washington, al igual que sus socios saud¨ªes y emirat¨ªes, considera a este grupo yemen¨ª una punta de lanza de Ir¨¢n, a quien atribuye todos los males de la regi¨®n. De ah¨ª que hasta ahora se haya mostrado escasamente cr¨ªtico con las crecientes denuncias de bombardeos de zonas civiles por parte de la coalici¨®n que encabeza Arabia Saud¨ª.
Sin embargo, el asesinato de Khashoggi y la p¨¦sima gesti¨®n saud¨ª del mismo han expuesto al Reino del Desierto a un escrutinio internacional sin precedentes. Las denuncias que antes solo hac¨ªan activistas de derechos humanos, izquierdistas o diplom¨¢ticos en voz baja han pasado a ocupar los titulares de peri¨®dicos e informativos de todo el mundo. A la petici¨®n de Washington se ha sumado este mi¨¦rcoles Theresa May, la primera ministra brit¨¢nica: "Desde luego que apoyamos el llamamiento de Estados Unidos a una desescalada en Yemen", ha se?alado tras ser preguntada al respecto en la C¨¢mara de los Comunes. "Un alto el fuego en todo el pa¨ªs solo tendr¨¢ un efecto en el terreno si est¨¢ apuntalado por un acuerdo pol¨ªtico entre las partes en el conflicto", ha a?adido.
Los propios legisladores de EE UU han aumentado la presi¨®n sobre la Casa Blanca para que tome distancias con Arabia Saud¨ª, pa¨ªs al que no solo respalda con apoyo pol¨ªtico y venta de armas, sino al que facilita ayuda log¨ªstica en su intervenci¨®n militar en Yemen. Algunos veteranos senadores han reclamado incluso que se remplace al pr¨ªncipe heredero y gobernante de facto, Mohamed Bin Salm¨¢n, a quien apuntan como ¨²ltimo responsable de la muerte del periodista y de la represi¨®n desatada desde su llegada al poder.
El comunicado de Pompeo supone un viraje significativo en apenas un mes y medio. El pasado 11 de septiembre, el secretario de Estado certific¨® ante el Congreso que Arabia Saud¨ª y Emiratos ?rabes Unidos estaban tomando ¡°acciones demostrables para reducir el riesgo de da?o a civiles¡± en Yemen. En un reflejo del creciente hartazgo con la ofensiva saud¨ª, un grupo bipartito de senadores hab¨ªa introducido una cl¨¢usula en una ley que condicionaba el apoyo militar de EE UU a la guerra de Yemen a recibir un compromiso para evitar las muertes de civiles y hallar una soluci¨®n humanitaria y pol¨ªtica.
La mayor¨ªa de asesores de Pompeo le instaron a no aprobar esa certificaci¨®n ante el Congreso por la crisis humanitaria que han desatado los bombardeos saud¨ªes, pero el jefe de la diplomacia estadounidense decidi¨® dar luz verde ante el temor de que desautorizar la campa?a saud¨ª pudiera afectar a contratos millonarios de ventas de armas a los pa¨ªses del P¨¦rsico, seg¨²n documentos internos del Departamento de Estado a los que tuvo acceso el diario The Wall Street Journal.
Desde la etapa final del Gobierno de Barack Obama, EE UU ofrece repostaje a los aviones de combate de la coalici¨®n saud¨ª, entrenamiento militar para ayudar a reducir las muertes de civiles y asesoramiento en asuntos de inteligencia.
En su notificaci¨®n de septiembre, Pompeo subray¨® que el fin del conflicto en Yemen es una ¡°prioridad de seguridad nacional¡± para Donald Trump. Sin embargo, hasta ahora la Administraci¨®n republicana apenas hab¨ªa criticado a Arabia Saud¨ª por la galopante crisis humanitaria en Yemen, del mismo modo que respald¨® a Riad en su disputa con Qatar y otras crisis. El asesinato de Khashoggi parece haber alterado la ecuaci¨®n. EE UU aval¨® las explicaciones iniciales de Arabia Saud¨ª sobre la desaparici¨®n del periodista y descart¨® cancelar las millonarias ventas de armas, pero despu¨¦s anunci¨® una primera ronda de sanciones a los funcionarios considerados responsables de su muerte mientras arrecian las voces en el Congreso que reclaman castigos m¨¢s severos.
Movimientos de soldados
La coalici¨®n militar sun¨ª liderada por Arabia Saud¨ª ha desplegado a 30.000 soldados al sur de la ciudad portuaria de Hodeida, controlada por los Huthi para presionar a los rebeldes a que vuelvan a las negociaciones de paz supervisadas por la ONU, seg¨²n fuentes militares cercanas de la coalici¨®n citadas por Reuters.
En Europa el caso Khashoggi tambi¨¦n ha impulsado un movimiento para frenar la venta de armamento a Arabia Saud¨ª, aunque con pocos resultados tangibles. Solo Alemania, que acababa de reiniciar sus exportaciones tras una suspensi¨®n anterior, ha anunciado que las interrumpe de nuevo. Reino Unido, Francia y Espa?a, los tres principales abastecedores de armas al reino despu¨¦s de EE UU, han rechazado tomar esa opci¨®n.
Tres a?os y medio de guerra han dejado al 80% de los 27 millones de yemen¨ªes dependientes de la ayuda humanitaria. 14 millones de ellos est¨¢n al borde de la hambruna, seg¨²n la ONU. Se ha perdido la cuenta del n¨²mero de civiles muertos: la prensa repite desde hace dos a?os la cifra de diez mil, pero Armed Conflict Location and Event Data Project, un grupo independiente asociado con la Universidad de Sussex que estudia el nivel real de v¨ªctimas de los conflictos, estima que son entre 70.000 y 80.000. Aunque la ONU ha acusado de cr¨ªmenes contra la humanidad a todas las partes implicadas son los bombardeos a¨¦reos los que han causado mayor n¨²mero de v¨ªctimas. Adem¨¢s, una epidemia de c¨®lera ha agravado una situaci¨®n ya de por s¨ª desesperada.
Mattis ha insistido en el marco temporal. ¡°Deber¨ªamos hacerlo en el plazo de 30 d¨ªas (¡) y pienso que Arabia Saud¨ª y Emiratos ?rabes est¨¢n listos¡±, ha declarado durante una conferencia en Washington de la que se hace eco la agencia France Presse. Durante su intervenci¨®n en el foro de seguridad Di¨¢logo de Manam¨¢ el pasado fin de semana, el jefe del Pent¨¢gono ya efectu¨® un llamamiento a acabar la guerra de Yemen en noviembre.
El jefe de la diplomacia estadounidense sugiere que los primeros contactos, sobre ¡°la desmilitarizaci¨®n de las fronteras y la concentraci¨®n de armas pesadas¡±, se lleven a cabo bajo la ¨¦gida del enviado de la ONU para Yemen, el brit¨¢nico Martin Griffiths, en un tercer pa¨ªs. Mattis ha mencionado como posible lugar de la cita Suecia. Griffiths, cuyo ¨²ltimo intento de reunir a las partes en Ginebra se sald¨® con un sonoro fracaso en septiembre, ha celebrado el llamamiento de EE UU y ha recordado que no hay soluci¨®n militar al conflicto. No obstante, la coalici¨®n que dirige Arabia Saud¨ª acaba de anunciar el env¨ªo de 10.000 soldados a Hodeida ante el inminente asalto a ese puerto, el ¨²ltimo bajo control Huthi.
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