Betancur y el culto al espa?ol
"Lo que quer¨ªa saber escribir eran novelas. Ya no lo voy a lograr", confes¨® el expresidente hace tres semanas
Belisario Betancur, fallecido este viernes a los 95 a?os en Bogot¨¢, ten¨ªa una pasi¨®n que vertebr¨® su vida hasta el final: el espa?ol y los vericuetos del lenguaje. Escuchar al expresidente colombiano no supon¨ªa solo iniciar un viaje por el pasado reciente de su pa¨ªs, sino tambi¨¦n entrar en un mundo de an¨¦cdotas sobre sus v¨ªnculos con Espa?a y descubrir una memoria llena de mitolog¨ªa griega, literatura y reflexiones sobre las formas de comunicar.
¡°En busca de un tiempo perdido, no aprend¨ª a escribir lo que quer¨ªa saber escribir¡±. Hace tres semanas, en?uno de los ¨²ltimos actos a los que acudi¨®, Betancur confes¨® una de sus aspiraciones. ¡°Lo que quer¨ªa saber escribir eran novelas. Eso no he logrado, eso ya no lo voy a lograr¡±, dijo delante de H¨¦ctor Abad Faciolince y Juan Gabriel V¨¢squez, que fueron condecorados con la Orden de Isabel la Cat¨®lica en la residencia del embajador espa?ol en Colombia, Pablo G¨®mez de Olea.
El expresidente habl¨® de la roca de S¨ªsifo, de Pen¨¦lope, que tej¨ªa y destej¨ªa a la espera de Ulises, y se dirigi¨® a otro de los asistentes a la recepci¨®n, Dar¨ªo Villanueva, director de la Real Academia Espa?ola (RAE). ¡°Maestro Villanueva, me qued¨¦ en la desobediencia a los dioses y lo m¨¢ximo que he conseguido es incidir y reincidir en un culto al idioma, pero no en lo que yo quer¨ªa saber escribir y nunca alcanc¨¦ y ya no lo alcanzar¨¦¡±, continu¨®.
Para ¡°rendir culto a la lengua espa?ola¡± y sus caminos de ida y vuelta entre las dos orillas del Atl¨¢ntico, record¨® un viaje que, durante la dictadura franquista, hicieron algunos escritores espa?oles laureados. Panero, Rosales y Fox¨¢, entre otros. "Llegaron a Bogot¨¢ y fueron invitados por nuestro poeta Eduardo Carranza para visitar Tunja. Tunja es una ciudad muy bella que tiene templos muy hermosos, pero es un poquito m¨¢s fr¨ªa que Bogot¨¢¡±, relat¨®. ¡°Pues, iban los poetas por el lomo del altiplano y en una poblaci¨®n llamada Villapinz¨®n, todav¨ªa m¨¢s fr¨ªa que Tunja, pararon a tomarse alg¨²n brebaje que les devolviera el calor del cuerpo¡±. Entraron en una funda y ordenaron aguardientes.
¡°El mesonero, que aqu¨ª llamamos cantinero, les serv¨ªa fuera de las copas, embelesado oy¨¦ndolos hablar¡±, prosigui¨® Betancur. Rosales o Fox¨¢ pregunt¨® entonces si al se?or le gustaba la poes¨ªa. ¡°Y ¨¦l contest¨®: ¡®S¨ª, me encanta la poes¨ªa, porque los se?ores son espa?oles¡¡±.
- ?Y usted c¨®mo lo supo?, le inquirieron.
- Pues, por el dialecto que ustedes hablan.
Esa era la pasi¨®n cotidiana del expresidente, que sol¨ªa intercalar an¨¦cdotas sobre el espa?ol y recuerdos de sus estudios en el seminario. Lo hizo en cantidad de ocasiones. Por ejemplo, cuando el periodista ?lex Grijelmo ingres¨®, el pasado abril, en la Academia Colombiana de la Lengua. Y as¨ª vivi¨® hasta el final. ¡°Cultivando ese dulce dialecto, la dulce lengua de Castilla¡±.
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