Sherezade viaja a Beirut para inyectarse b¨®tox
Beirut se proclama la meca de la cirug¨ªa pl¨¢stica en Oriente Medio, pero mientras algunas libanesas lo ven como un acto de liberaci¨®n, otras lo consideran una manera de sumisi¨®n
Una de cada cuatro libanesas ha pasado por un quir¨®fano para aumentarse los pechos o inyectarse b¨®tox, seg¨²n los expertos. Se han convertido en Sherezades modernas, globales y casi todas clonadas. Reivindican con orgullo sus operaciones de cirug¨ªa pl¨¢stica: la tirita pegada al tabique nasal, los descomunales pechos, los gruesos labios. Hay quienes reivindican su paso por el quir¨®fano como una muestra de liberaci¨®n femenina en el mundo ¨¢rabe. Otras lo ven como un s¨ªntoma de una enfermedad social en la que la mujer cambia su cuerpo al dictado de los gustos del hombre.
¡°En Las mil y una noches, Sherezade cuenta historias al patriarca del har¨¦n con el fin de posponer su ejecuci¨®n y por ende preservar un derecho fundamental: la vida. Hoy las mujeres se retocan el cuerpo para poder negociar su mera existencia y ser reconocidas socialmente a trav¨¦s de la mirada masculina¡±. Esta es la sombr¨ªa lectura que hace la escritora y activista Yumana Haddad. Sabe de lo que habla porque precisamente una de sus obras se titula He matado a Sherezade.
A pocos kil¨®metros de Beirut, el doctor Nader Saab es conocido como el dios del bistur¨ª en L¨ªbano (o m¨¢s bien de la jeringuilla por la cantidad de inyecciones de b¨®tox que realiza). Por sus manos han pasado miles de mujeres ¨¢rabes. En su quir¨®fano esculpe en masa el nuevo canon femenino de belleza de mujer ¨¢rabe en la regi¨®n. ¡°Antes me ped¨ªan los labios de Angelina Jolie, pero hoy se inclinan m¨¢s por los de Haifa Wehbe [una celebrity libanesa] o de las hermanas Kardashian¡±, comenta Saab al tiempo que inyecta unos cuantos gramos de silicona en la barbilla de una joven paciente de 26 a?os.
"En Beirut la mujer es libre, no como en el resto de pa¨ªses de la regi¨®n", dice una mujer libanesa
El modelo de belleza que se reproduce en los quir¨®fanos libaneses ya no es el de las codiciadas actrices, sino el adulterado y operado rostro de celebrities de los realities televisivos. La rinoplastia sigue siendo la operaci¨®n m¨¢s solicitada en el mundo ¨¢rabe y lo que m¨¢s demandan es la nariz occidental. Mientras que el pecho, el largo pelo negro y los labios m¨¢s codiciados son los t¨ªpicos de la est¨¦tica oriental.
¡°La belleza no tiene clase ni religi¨®n. Las mujeres se operan porque no se sienten a gusto con su f¨ªsico¡±, sostiene el cirujano Saab. Haberse sometido a alg¨²n retoque est¨¦tico es motivo de felicitaci¨®n en L¨ªbano. Ya sea en los restaurantes m¨¢s chic de Beirut o en las peque?as tiendas de los suburbios de la capital. En cualquier lugar es com¨²n ver mujeres con los ojos amoratados e hinchados y felicitarlas por ello. Y es que la cirug¨ªa pl¨¢stica es muy accesible en este peque?o pa¨ªs de Oriente Pr¨®ximo: cuesta menos de la mitad que en Europa. Aqu¨ª se puede conseguir la nariz de Angelina Jolie por 1.000 euros o los generosos pechos de Haifa Wehbe por solo 1.300.
Para poder competir con la satisfacci¨®n inmediata que ofrecen el centenar de cirujanos pl¨¢sticos del pa¨ªs, los gimnasios lanzan inmejorables ofertas que prometen un perfecto trasero brasile?o en tan solo un mes y sin apenas sudar. En su lujosa cl¨ªnica, Saab no solo vende pr¨®tesis de silicona, sino que ofrece un sue?o para pacientes sedientas de reconocimiento social. ¡°Hay que tener dotes de psic¨®logo¡±, afirma sonriendo el doctor tras admitir que muchas de sus pacientes acaban por desarrollar una adicci¨®n al bistur¨ª y acuden a su centro compulsivamente. Conforme se populariza el consumo del b¨®tox, poco a poco tambi¨¦n van acudiendo a su cl¨ªnica un n¨²mero importante de pacientes varones.
El debate entre la sumisi¨®n o la liberaci¨®n de la mujer
Operarse es intentar arreglar lo que va mal, y como no saben arreglarse por dentro se dedican a modificar la parte superficial y externa, a la que tienen un acceso¡±, valora la psic¨®loga Tima Jamil. Ella ha tratado a varias pacientes con este perfil patol¨®gico y asegura que comparten un mismo vac¨ªo interior que se explica en parte por la importancia de la apariencia en la sociedad libanesa. El fil¨®sofo franc¨¦s Bernard Stiegler apunta al m¨¢rketing, las redes sociales y el consumismo masivo como algunas de las causas de esta adicci¨®n al b¨®tox. ¡°Hay un efecto de mimetismo en ese ejercicio de alterar el cuerpo a imagen del otro en busca de un reconocimiento social. Pero esas frustraciones est¨¢n abocadas a la decepci¨®n¡±, reflexiona Stiegler desde Beirut.
En L¨ªbano se puede conseguir la nariz de Angelina Jolie por solo 1.000 euros
Rama Qasad, de 24 a?os, no est¨¢ nada de acuerdo con el fil¨®sofo. ¡°Me siento mucho m¨¢s fuerte despu¨¦s de hacerme la liposucci¨®n¡±, dice la joven, que regenta un sal¨®n de belleza en la capital. Ella acaba de invertir sus ahorros en quitarse 800 gramos de grasa de los muslos y del est¨®mago. ¡°Sab¨ªa que pod¨ªa morir en la mesa de operaciones, pero es lo mejor que he hecho en mi vida¡±. Precisamente en 2017 una paciente jordana muri¨® tras someterse a una liposucci¨®n en el quir¨®fano del doctor Saab. La autopsia concluy¨® que fue un ¡°embolismo pulmonar graso¡±.
¡°Estamos sometidas a una enorme presi¨®n social para casarnos y fundar una familia a la que se suma una competici¨®n feroz entre las mujeres¡±, se sincera la esteticista Dalia S. Una competici¨®n que en Beirut comienza a las ocho de la ma?ana en la cola de la panader¨ªa y que en cualquier otro pa¨ªs bien podr¨ªa pasar por un improvisado desfile de moda.?
Quince brutales a?os de Guerra Civil (1975-1990) han alterado el equilibrio entre sexos en L¨ªbano. Numerosos hombres murieron o emigraron en busca de trabajo.?El cuerpo se convierte en el curriculum vitae para numerosas j¨®venes en busca de ¡°un buen y pudiente marido¡±, explican las j¨®venes quienes coinciden en que ¡°hay que estar siempre perfecta¡±. Una actitud contagiosa ya que dos primas de Qasad ya han reservado d¨ªa para operarse.
¡°En Beirut la mujer es libre, no como en el resto de pa¨ªses de la regi¨®n. Por eso hacemos lo que queremos con nuestro cuerpo¡±, espeta otra cliente. En L¨ªbano conviven los velos parciales o integrales de aquellas mujeres que reh¨²yen la mirada del hombre junto con generosos escotes y escatimadas cortas minifaldas de aquellas que la buscan. Para la escritora Haddad se trata de dos extremos de un concepto compartido, pero err¨®neo sobre la emancipaci¨®n de la mujer. ¡°Y que pasa en ambos casos por la aceptaci¨®n social del hombre".
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