El aumento de la desigualdad pone en aprietos la sostenibilidad del modelo social costarricense
La brecha social tica se abre en lo que va de siglo, una tendencia contraria a la del resto de Am¨¦rica Latina
Carlos G., de 21 a?os, a¨²n no ha logrado acabar su secundaria en Pococ¨ª, un municipio agr¨ªcola de la vertiente caribe?a de Costa Rica. Su padrastro es pe¨®n en una finca de pi?as y su madre no puede trabajar. ?l estudia por las noches, tras asistir durante el d¨ªa a un curso de electricidad a cambio de 150 d¨®lares que el Estado le entrega cada mes. Ignora si lograr¨¢ titularse en el instituto o si tendr¨¢ que volver a dejar los estudios para buscar trabajo, de nuevo como mec¨¢nico ocasional. Sabe que su ¨²nico camino para salir de la pobreza es seguir estudiando y por eso insiste, pero ya tiene un plan b: dejar todo en su pueblo e irse en enero a buscar trabajo a la capital, San Jos¨¦. En lo que pueda.
Lo dice levantando los hombros como quien se resigna. Carlos se resiste a quedar en el lado de la pobreza en un pa¨ªs, Costa Rica, en el que el crecimiento de la desigualdad ha ido a contracorriente de la media de Am¨¦rica Latina en lo que va de siglo XXI. Las ayudas estatales a los hogares m¨¢s pobres, como el de Carlos, no han bastado para evitar la brecha que parte en dos la naci¨®n centroamericana y que amenaza su conocida estabilidad social.
La realidad de Costa Rica en las dos ¨²ltimas d¨¦cadas es la de un pa¨ªs menos igualitario. Pas¨® de ser uno de los pa¨ªses m¨¢s equitativos de la regi¨®n a estar en rangos similares al promedio, seg¨²n se desprende del ¨²ltimo informe sobre el estado de la naci¨®n, que elabora anualmente el Consejo Nacional de Rectores, las cuatro universidades p¨²blicas ticas (UCR, ITCR, UNA y UNED) y la Defensor¨ªa de los Habitantes en colaboraci¨®n con el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). El coeficiente de Gini, la mejor foto fija de la desigualdad ¡ªen el que cero es la equidad absoluta y uno, la inequidad total¡ª era 0,472 en los a?os noventa, 0,503 en la primera d¨¦cada de este siglo y 0,516 el a?o pasado. En 2017, sin embargo, la brecha no aument¨®. Pero no porque los pobres mejorasen, sino porque no crecieron los ingresos de los m¨¢s ricos. "La tarea dif¨ªcil", apunta Leonardo Garnier, profesor de Econom¨ªa de la UCR y ex ministro de Planificaci¨®n y Educaci¨®n, "es reducir la brecha elevando el piso de los ingresos m¨¢s bajos y frenando el crecimiento de los ingresos m¨¢s altos".
El 10% de la poblaci¨®n con menos recursos recibe poco m¨¢s del 1% del ingreso total de los hogares, mientras en el otro extremo, el decil m¨¢s rico concentra casi la tercera parte del total. Visto de otra manera: el 10% m¨¢s acaudalado tiene un ingreso 27 veces mayor que el primer decil, una diferencia que triplica el promedio de la Organizaci¨®n para Cooperaci¨®n y el Desarrollo Econ¨®mico (OCDE), el club de las econom¨ªas desarrolladas al que Costa Rica aspira a ingresar. "La desigualdad se ha manifestado de dos maneras: una ralentizaci¨®n del crecimiento econ¨®mico y una descomposici¨®n social asociada de manera directa a la violencia", a?ade Garnier.
?Qu¨¦ ha ocurrido en un pa¨ªs que llevaba a gala la amplitud de su clase media y la suavizaci¨®n de los extremos socioecon¨®micos en una regi¨®n tan desigual como Centroam¨¦rica? La raz¨®n puede ser, parad¨®jicamente ¡ªcomo ha ocurrido tambi¨¦n en muchas econom¨ªas desarrolladas¡ª el ¨¦xito de sectores econ¨®micos ¡ªservicios y tecnolog¨ªa¡ª moderno y conectado con el mundo, pero de menor impacto social que las actividades tradicionales ligadas al campo, a la construcci¨®n o a la industria. Un sector din¨¢mico y creciente que genera pocos empleos con buenos salarios y otro que, en cambio, es menos competitivo pero que crea m¨¢s empleo peor remunerados, seg¨²n se?ala el citado estudio independiente sobre el estado de la naci¨®n.
Esta tendencia entra en combinaci¨®n con otros factores. Un importante segmento de costarricenses mayores de 50 a?os que pudieron haber sufrido en su proceso educativo los efectos de la fuerte crisis de principios de los a?os ochenta han dejado en herencia estas carencias ¡ªde forma totalmente involuntaria, por supuesto¡ª?a sus hijos, hoy?en etapa productiva, seg¨²n se?alan los especialistas consultados.
El joven Carlos, desde su municipio agr¨ªcola y su hogar encabezado por madre y padre sin educaci¨®n secundaria, puede contar la historia en primera persona. ¡°A m¨ª fueron los profesores me han dicho que siga en el liceo, pero yo he visto a mis pap¨¢s siempre pulsearla [trabajar] en el campo o en lo que haya¡±, relata acompa?ado de dos amigos que est¨¢n en id¨¦nticas circunstancias. Los tres reciben ayudas del Estado, sin las cuales caer¨ªan en la pobreza o, directamente, en la miseria. Las becas, los subsidios o los bonos son claves para j¨®venes como ellos, en situaci¨®n de vulnerabilidad, pero hace falta un esfuerzo mayor. ¡°La inversi¨®n social corrige mucho la desigualdad, y ese esfuerzo acerca m¨¢s Costa Rica a los esquemas de los pa¨ªses europeos. Sin embargo, eso requiere que existan esos fondos en el Estado¡±, explica Jorge Vargas Cullell, soci¨®logo y director del programa Estado de la Naci¨®n, que elabora el informe hom¨®nimo.
Esta es una cuesti¨®n sensible en este cierre de un a?o, 2018, marcado por las estrecheces en las finanzas p¨²blicas ticas. El d¨¦ficit fiscal ronda el 7% del PIB, la deuda p¨²blica ha escalado hasta el 54% y la Hacienda p¨²blica enfrenta apuros para atender obligaciones como el repago de la deuda, los salarios o los compromisos sociales. La reforma fiscal reci¨¦n aprobada a¨²n tardar¨¢ meses en generar ingresos adicionales, y los subsidios de octubre y noviembre no han llegado a¨²n a sus beneficiarios.
¡°Necesitamos que el Estado tenga m¨²sculo para equilibrar lo que el mercado no puede hacer por s¨ª solo. Las transferencias son solo mitigadoras de una mayor desigualdad, pero la verdadera soluci¨®n es el ingreso de estas personas en un mercado laboral competitivo¡±, apunta, en declaraciones a EL PA?S, la ministra de Hacienda, Roc¨ªo Aguilar. Esto pasa, s¨ª o s¨ª, por la reactivaci¨®n de los sectores rezagados y por cambiar el modelo educativo. ¡°No hay forma de cambiar r¨¢pidamente la desigualdad. Para ello hay que cerrar las brechas de territorios, de educaci¨®n y entre mujeres y hombres¡±, dijo recientemente el presidente costarricense, Carlos Alvarado (centroizquierda), en un acto sobre las prioridades de desarrollo.
Los expertos tambi¨¦n esperan ver el efecto de la reforma tributaria sobre la econom¨ªa y la desigualdad. Algunos lo ven como un paso en la buena direcci¨®n. ¡°El plan fiscal corrige algunas cosas que eran injustas. Hay varias normas que gravan las ganancias de la gente de m¨¢s dinero, incorpora a profesionales que no estaban tributando como deb¨ªan y controla mejor la recaudaci¨®n¡±, subraya Vargas Cullell. Se espera que los cambios generen, el primer a?o, ingresos adicionales del entorno del 1,5% del PIB. Una cifra que, sin embargo, las propias autoridades reconocen como insuficiente y que dar¨¢ pie a ajustes, tanto en ingresos como en gastos, a lo largo de 2019.
Los cambios tributarios han provocado el enojo de organizaciones de trabajadores del sector p¨²blico, que iniciaron el 10 d septiembre una huelga de 90 d¨ªas que result¨® infructuosa y arruin¨® el cierre del curso lectivo. El Ejecutivo ha se?alado como una iron¨ªa que los gremios se opusieran a reformas fiscales que permitir¨ªan obtener el dinero para pagar una planilla estatal con beneficios superiores a los del sector privado. Esta ventaja que tienen los funcionarios p¨²blicos tambi¨¦n es un factor de desigualdad, se?ala la ministra Aguilar.
Por esa huelga, Carlos perdi¨® casi todo el trimestre final de clases en su colegio nocturno. Si no se titula no podr¨¢ entrar a la universidad, comenta, aunque se inmediato reconoce que tampoco tiene dinero para pagarse una carrera. Espera trabajar m¨¢s en lo que le salga, engancharse en alguna oportunidad para evitar que la raya roja de la desigualdad lo deje en el lado d¨¦bil, arrincon¨¢ndolo y resign¨¢ndolo a tomar un trabajo mal pagado en las fincas de pi?a, junto a su padrastro.
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