La renovaci¨®n dem¨®crata peina canas
La veteran¨ªa sigue reinando en el partido que ha aportado frescura al Congreso con su nueva mayor¨ªa y que aspira a movilizar al electorado joven para derrocar a Trump en 2020
Desde la tribuna de la C¨¢mara de Representantes, enarbolando el mazo de madera que la distingue como la mujer electa m¨¢s poderosa del pa¨ªs, y que ya blandi¨® por primera vez hace m¨¢s de dos lustros, la congresista dem¨®crata Nancy Pelosi, de 78 a?os, record¨® que hace dos meses ¡°el pueblo de Estados Unidos habl¨® y exigi¨® un nuevo amanecer¡±. Lo dijo Pelosi rodeada de sus nueve nietos y ante un Congreso que ya lider¨® durante las presidencias de Bush hijo y Barack Obama, hoy revigorizado por la frescura de la nueva mayor¨ªa dem¨®crata. El nuevo amanecer que anunciaba Pelosi, al menos en su escenificaci¨®n, sonaba a viejo conocido.
Tampoco sopla el aire fresco en la incipiente batalla por designar al candidato dem¨®crata llamado a desalojar a Donald Trump de la Casa Blanca en 2020. Se habla de unas concurrid¨ªsimas primarias que podr¨ªan disputar hasta una treintena de contendientes. Pero, hasta ahora, la que ha dado un paso adelante y anunciado su candidatura ha sido la senadora Elizabeth Warren, que ya el viernes viaj¨® a Iowa, donde arrancar¨¢ oficialmente el proceso de primarias dentro de 13 meses. Warren, la gran dama de la izquierda, tiene 69 a?os. Lo cual la convierte en una jovenzuela al lado de los dos hombres que ocupan los primeros puestos en los tempranos sondeos sobre los favoritos al liderazgo dem¨®crata: el senador Bernie Sanders, de 77 a?os, y el exvicepresidente Joe Biden, de 76.
¡°Aporta un nivel de experiencia y antig¨¹edad que creo que es muy importante¡±, dijo sobre Biden la senadora Dianne Feinstein, que brind¨® su apoyo al exvicepresidente antes incluso de que este haya anunciado su candidatura. A sus 85 a?os, con casi tres d¨¦cadas de carrera en la C¨¢mara alta, Feinstein sabe de lo que habla cuando habla de antig¨¹edad y experiencia. Otra cosa es si son esas las dos principales virtudes que buscan los votantes que brindaron a los dem¨®cratas su victoria en las pasadas elecciones legislativas.
La semana de gloria del Partido Dem¨®crata, la que marc¨® su regreso a las tribunas del poder y el inicio de su ofensiva para derrocar a Trump dentro de dos a?os, se podr¨ªa resumir en tres fotograf¨ªas. La primera, la de Warren anunciando el lunes su candidatura desde la cocina de su casa. La segunda, el jueves, la de Pelosi levantando el mazo rodeada de sus nietos. La tercera, la de la ya presidenta de la C¨¢mara saliendo de la Casa Blanca el viernes junto a Chuck Schumer, l¨ªder de la minor¨ªa dem¨®crata del Senado, a dar cuenta de las bravuconadas que acababa de soltarles Trump para mantener el pulso migratorio que tiene al Gobierno parcialmente cerrado desde el 22 de diciembre. Entre los tres protagonistas, Warren, Pelosi y Schumer, suman 215 a?os.
A ¨²ltima hora, y merced a una casualidad brindada por las extraoficiales v¨ªas de las redes sociales, se col¨® en el relato gr¨¢fico de los dem¨®cratas Alexandria Ocasio-Cortez, la congresista m¨¢s joven del Capitolio, en un v¨ªdeo que se hizo viral, bailando en una azotea de Boston con unos movimientos de esqueleto que solo en un alarde de temeridad podr¨ªan tratar de emular sus venerables correligionarios. La neoyorquina de origen puertorrique?o goza de una gran popularidad entre un amplio sector de votantes j¨®venes y latinos, hist¨®ricamente ajenos a la pol¨ªtica tradicional, cuya movilizaci¨®n fue decisiva para el ¨¦xito dem¨®crata en las legislativas y ser¨¢ clave en sus aspiraciones de volver a la Casa Blanca. Pero reci¨¦n llegada a Washington, con solo 29 a?os y una limitad¨ªsima carrera pol¨ªtica, nadie cree que este sea el momento de Ocasio-Cortez para dar el salto a la primera l¨ªnea.
Solo dos de los potenciales candidatos dem¨®cratas que se manejan en los sondeos llegar¨ªan a la Casa Blanca con menos de 50 a?os, y los dos proceden del muy poco dem¨®crata Estado de Texas. Son Julian Castro y Beto O¡¯Rourke. La popularidad del segundo, que a¨²n no ha anunciado sus planes, ha ensombrecido la apuesta del primero. Pero el innegable entusiasmo que gener¨® la encomiable campa?a de O¡¯Rourke en las legislativas tampoco deber¨ªa eclipsar el hecho de que, aunque solo fuera por un 3%, el excongresista de El Paso fracas¨® en su intento de ocupar el esca?o en el Senado donde hoy se sienta el republicano Ted Cruz.
No cabe esperar que la gran potencia se sume a la tendencia de Francia, cuyo presidente de la Rep¨²blica tiene 41 a?os, o Espa?a, donde el presidente del Gobierno tiene 46 y ninguno de sus tres contrincantes supera los 40. Pero cabe recordar que los dos ¨²ltimos presidentes dem¨®cratas, Bill Clinton y Barack Obama, ten¨ªan 47 y 48 a?os, respectivamente, cuando llegaron a la Casa Blanca.
Las elecciones de noviembre multiplicaron por cinco el n¨²mero de millennials (nacidos entre 1981 y 1996) que se sientan en la C¨¢mara baja. Hoy son 26. Y casi la mitad de los nuevos congresistas electos (44 de 91) nacieron entre 1965 y 1980, la llamada generaci¨®n X.
Lo demostr¨® Bernie Sanders en 2016 y lo demuestran cada d¨ªa las j¨®venes que llevan camisetas y chapas con la imagen de Ruth Bader, la legendaria jueza progresista del Supremo a¨²n en activo a sus 85 a?os: no hace falta una figura millennial para movilizar a votantes millenials. Pero uno de los muchos retos que tiene por delante el Partido Dem¨®crata es el de mantener activos a esos votantes j¨®venes que contribuyeron a su ¨¦xito en noviembre y buscar acomodo en la traves¨ªa hacia 2020 a la nueva hornada de congresistas que estos enviaron al Capitolio. Dichos legisladores, por su parte, ya lanzan se?ales de que no es solo la edad lo que les diferencia del establishment dem¨®crata, sino tambi¨¦n la estrategia: ¡°Tenemos que hacer un impeachment a ese cabronazo¡±, dijo la congresista Rashida Tlaib, de 42 a?os, ansiosa por lanzarse a un proceso de derrocar al presidente hacia el que los veteranos se muestran mucho m¨¢s prudentes.
La media de edad de los nuevos congresistas se reduce
El 115? Congreso, el que precedi¨® al actual, fue probablemente (los datos hist¨®ricos no son del todo precisos) el m¨¢s viejo de la historia. Cuando los congresistas tomaron posesi¨®n el 3 de enero de 2017, la media de edad en el Senado era de 62 a?os y, en la C¨¢mara de Representantes, de 58,4. Tienen en torno a veinte a?os m¨¢s que la edad media de de los estadounidenses (37,8). El v¨ªdeo del republicano Orrin Hatch, de 84 a?os, interrogando a Mark Zuckerberg (de 34), fundador de Facebook, durante su comparecencia en el Senado el pasado mes de abril, se convirti¨® en un viral s¨ªmbolo de esa distancia generacional entre la ciudadan¨ªa y sus representantes:
-?C¨®mo mantiene usted un modelo de negocio en el que los usuarios no pagan por sus servicios? -inquiri¨® Hatch.
-Senador, ponemos anuncios -respondi¨® Zuckerberg con sonrisa quer¨²bica.
El nuevo Congreso, que tom¨® posesi¨®n el pasado jueves, es algo m¨¢s joven. Incluso teniendo en cuenta el hecho de que los 341 congresistas que repiten son hoy dos a?os mayores que en enero de 2017, la edad media en la C¨¢mara de Representantes (cuyos 435 esca?os se reeligieron todos en las elecciones del 6 de noviembre) es 0,4 a?os menor que en 2016. La diferencia de edad entre los congresistas reelectos y los nuevos es particularmente llamativa en la bancada dem¨®crata, que ahora ostenta la mayor¨ªa: la media de los 173 que repiten es de 64 y la de los 60 nuevos, 45.
La generaci¨®n del baby boom (aquellos nacidos entre 1946 y 1964) sigue siendo mayor¨ªa en la C¨¢mara baja, pero su peso se est¨¢ reduciendo: de 270 miembros (un 62,1%) en el inicio de la anterior legislatura en 2017, a 233 (un 53,9%) en la actualidad.
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