Tailandia expulsa a una ¡®escort¡¯ que dice tener pruebas que vinculan a Trump y Rusia
La modelo, que hab¨ªa pedido asilo en EE UU a cambio de infomaci¨®n sobre la trama rusa, ha sido condenada por ofrecer cursos de "entrenamiento sexual"
Se llama Anastasia Vashuk¨¦vich y ha pasado casi un a?o presa en una c¨¢rcel tailandesa, acusada de ofrecer ¡°servicios sexuales¡±. Este martes, la joven se ha declarado finalmente culpable de organizar cursos de ¡°entrenamiento sexual¡± en un hotel de Pattaya. Un reconocimiento de culpabilidad que le ha reducido la pena a la mitad y le permitir¨¢ salir de prisi¨®n. Pero Vashuk¨¦vich, m¨¢s conocida como Nastia Ribka, es mucho m¨¢s que una supuesta ¡®entrenadora sexual¡¯. La modelo, vinculada a poderosos oligarcas para los que se trabaj¨® como acompa?ante de lujo (o escort, como ella contaba), afirm¨® tener pruebas sobre la injerencia rusa en las elecciones presidenciales estadounidenses de 2016 para ayudar al magnate republicano Donald Trump. Desde su celda tailandesa de Pattaya, Vashuk¨¦vich hab¨ªa ofrecido al departamento de Estados Unidos los supuestos detalles a cambio de asilo.
Pero o era falso, o a nadie le ha compensado el ofrecimiento de desvelar esos datos del ¡®Rusiagate¡¯. Ahora, la modelo ser¨¢ deportada a Bielorrusia, su pa¨ªs de nacimiento. Algo que sus asesores legales intentan evitar a toda costa insinuando que la joven no est¨¢ segura en Minsk; un argumento que la modelo ha repetido durante todo el proceso judicial. De las 18 horas de grabaciones de v¨ªdeo y audio que, seg¨²n Vashuk¨¦vich, confirman los lazos entre diputados y personalidades rusas y la campa?a de Trump no se ha vuelto a saber nada.
El protagonista principal de ese material es, supuestamente, Oleg Derikpaska, el magnate ruso del aluminio muy cercano a Kremlin y que tambi¨¦n estuvo relacionado laboralmente con Paul Manafort, el exjefe de campa?a de Trump, investigado por los fiscales especiales del caso de la trama rusa y que lleg¨® a deber millones al oligarca ruso, seg¨²n informaciones desveladas por The New York Times. Un oligarca poderos¨ªsimo con quien la modelo bielorrusa comparti¨® largas noches en hoteles de lujo y luminosos d¨ªas de navegaci¨®n en sus yates.
Fue en uno de esos d¨ªas de mar, en aguas internacionales, cuando Vashuk¨¦vich capt¨® supuestamente a Derikpaska charlando con otros poderosos sobre los intereses rusos en las elecciones presidenciales de EE UU. Era agosto de 2016. En noviembre, Trump se hizo con la Casa Blanca.
En febrero del a?o pasado, fotograf¨ªas y v¨ªdeos difundidas en las redes sociales de la modelo bielorrusa y revelaciones en su libro titulado ¡®Diario para seducir a un billonario¡¯, permitieron al opositor Alex¨¦i Navalni relacionar a Deripaska con el entonces viceprimer ministro ruso, Sergei Prikhodko, durante a?os jefe del departamento de Pol¨ªtica Exterior del Kremlin. Im¨¢genes de sus vacaciones que Vashuk¨¦vich colg¨® en Instagram mostraban al oligarca y al pol¨ªtico departiendo en el yate de Derikpaska en el verano de 2016, durante una traves¨ªa de tres d¨ªas pagada supuestamente por el magnate del petr¨®leo y en el que tambi¨¦n participaron otras acompa?antes, como cont¨® despu¨¦s la bielorrusa.
El material gr¨¢fico de Vashuk¨¦vic fue el eje central de la investigaci¨®n de Navalni, que acus¨® al pol¨ªtico de corrupci¨®n. El magnate del aluminio demand¨® tanto al opositor como a la hero¨ªna ¡ªsin quererlo¡ª de su investigaci¨®n y ahora la modelo tiene una causa pendiente en Rusia.
La joven, que durante a?os frecuent¨® a miembros de la ¨¦lite rusa, nunca ha aclarado si el material que pretendi¨® usar para lograr asilo en EE UU fue grabado esos mismos tres d¨ªas, y muchos creen que realmente no existe y que es solo una maniobra publicitaria de la bielorrusa. Tanto Mosc¨² como Washington han negado siempre su existencia.
Vashuk¨¦vic fue detenida junto al ruso autodenominado ¡®gur¨² del sexo¡¯ Alexander Kirillov y otras seis personas en un hotel de la ciudad costera de Pattaya. All¨ª estaban impartiendo una clase de relaciones sexuales, completamente vestidos, cuando la polic¨ªa tailandesa irrumpi¨® en la sala. Kirillov y Vashuk¨¦vic han afirmado durante meses que su detenci¨®n fue ilegal y que se trat¨® de una maniobra para que las informaciones que atesoraban no salieran a la luz.
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