La lucha en la distancia contra el r¨¦gimen de Ortega
Cuatro d¨¦cadas despu¨¦s se repite la historia, aunque en condiciones distintas: la disidencia trabaja desde Costa Rica para volver a Nicaragua, pero sin partidismos y sin armas
Costa Rica es otra de las escenas de la historia repetida sobre la Nicaragua reciente. Adem¨¢s de servir de territorio seguro para miles de nicarag¨¹enses que se dicen perseguidos por el Gobierno de Daniel Ortega, el suelo costarricense ha vuelto a convertirse en el mayor espacio de organizaci¨®n disidente contra el r¨¦gimen de Managua, como ocurri¨® en las d¨¦cadas de los setenta y ochenta.
Dirigentes sociales, l¨ªderes universitarios, profesores y figuras referentes de la oposici¨®n en Nicaragua mantienen su activismo desde el vecino del sur. Las reuniones, las publicaciones y manifestaciones callejeras que Ortega ha ido liquidando en su pa¨ªs s¨ª se realizan con relativa tranquilidad en Costa Rica, donde aprovechan su tradici¨®n como refugio seguro, su foco en los derechos humanos y la posici¨®n cr¨ªtica del Gobierno de Carlos Alvarado sobre las actuaciones de Managua, como ning¨²n otro Ejecutivo en el contexto centroamericano. Al menos 40.000 nicarag¨¹enses han solicitado refugio durante esta crisis, la cifra m¨¢s alta desde los 200.000 de principios de los a?os 80, seg¨²n un reporte oficial. Y entre ellos hay varios notables.
El ¨²ltimo exilio en anunciarse desde el estallido de la actual crisis en Nicaragua ¡ªen abril de 2018¡ª ha sido el del periodista Carlos Fernando Chamorro, pero en los ¨²ltimos meses ha ido engros¨¢ndose el grupo de opositores dispuestos a refugiarse en Costa Rica sin dejar su luchar contra Ortega y sus leales. Meses atr¨¢s llegaron la dirigente campesina Francisca Ram¨ªrez, los activistas pro derechos humanos ?lvaro Leiva y M¨®nica L¨®pez Baltodano y decenas de l¨ªderes estudiantiles que suelen coincidir en las tareas de organizaci¨®n pol¨ªtica, en constante comunicaci¨®n digital con otros dirigentes que siguen en Nicaragua. Se suma el antiguo magistrado Rafael Sol¨ªs, un connotado operador pol¨ªtico orteguista en el aparato judicial nicarag¨¹ense hasta que renunci¨® este 10 de enero y se acogi¨® al exilio en Costa Rica, desde donde critica en diversas entrevistas los recientes abusos de poder en Nicaragua.
Los opositores han organizado al menos dos marchas en las calles: una en diciembre, cuando unas 700 personas que llegaron al municipio La Cruz, a 20 kil¨®metros de la frontera con Nicaragua; y otra ¡ªm¨¢s grande¡ª el pasado domingo en la capital, San Jos¨¦, en la que se congregaron m¨¢s de 3.000 manifestantes. Distintos grupos organizan reuniones en las que discuten las acciones y las cotejan con sus contrapartes en Nicaragua. Las entrevistas, los llamados a una mayor presi¨®n internacional y las denuncias sobre las continuadas violaciones a derechos humanos, son el pan diario para muchos de estos dirigentes. Todo con la idea de volver cuando antes a un pa¨ªs diferente.
¡°Aqu¨ª podemos trabajar en la organizaci¨®n para el retorno a nuestra patria. Trabajamos en organizaci¨®n pol¨ªtica, pero a¨²n estamos en un debate porque queremos una Nicaragua diferente. Queremos justicia, democracia, reparaci¨®n y no repetici¨®n. Todos los d¨ªas nos reunimos con diferentes grupos con personas de distintas regiones. Todos los d¨ªas vemos alternativas de la crisis humanitaria y buscando algunas salidas para obligar al gobierno de Ortega y presionar a otros gobiernos para un cerco internacional¡±, dijo la l¨ªder campesina Francisca Ram¨ªrez, una de las portavoces de la Articulaci¨®n de Movimientos Sociales, cap¨ªtulo Costa Rica y parte del Movimiento de Unidad Nacional Azul y Blanco, una alianza de distintos grupos opositores que naci¨® en octubre en ambos pa¨ªses.
M¨¢s cercano a la pol¨ªtica, por lazos familiares, ha estado Carlos Fernando Chamorro, director del semanario Confidencial y del programa Esta Semana. Es hijo de la expresidenta Violeta Barrios de Chamorro y del periodista Pedro Joaqu¨ªn Chamorro, asesinado por la dictadura somocista el 9 de enero de 1978. El domingo, horas despu¨¦s de la marcha en San Jos¨¦, anunciaba su exilio despu¨¦s de la emisi¨®n de la entrevista al exmagistrado Sol¨ªs. Llevaba ya varios d¨ªas viviendo en la capital tica, a donde huy¨® con su familia despu¨¦s del asalto policial a las instalaciones del medio, en diciembre. ¡°No lograron callarme. Me amenazaron y me tuvieron al borde de una condici¨®n cr¨ªtica, pero seguiremos haciendo periodismo¡±, dijo en una entrevista en Teletica Radio, emisora propiedad de televisora que ofrece recursos a Chamorro para seguir haciendo periodismo cr¨ªtico. Transmite por YouTube y por Facebook Live, porque el Gobierno cancel¨® la autorizaci¨®n en el Canal 12. Como ¨¦l, otros periodistas nicarag¨¹enses trabajan a control remoto basados en plataformas digitales.
¡°No es que Costa Rica sea una base, como se dec¨ªa en otros tiempos, pero s¨ª hay un espacio propicio para que hagan su activismo pol¨ªtico gozando de las libertades y sin comprometer al Gobierno de Costa Rica¡±, explica en San Jos¨¦ el polit¨®logo Constantino Urcuyo, catedr¨¢tico en la Universidad de Costa Rica (UCR). Descendiente de nicarag¨¹enses opositores al somocismo, comprende que el exilio actual de disidentes nicarag¨¹enses es un d¨¦j¨¤ v¨² con algunas particularidades. El entorno pol¨ªtico internacional, la naturaleza del r¨¦gimen en Managua y el car¨¢cter no partidista de los activistas son algunas de ellas.
Es una disidencia m¨¢s diversa ideol¨®gicamente, con figuras de la izquierda, la derecha, veteranos, j¨®venes, activistas profesionales y l¨ªderes rurales, agrega Alberto Cort¨¦s, colega de Urcuyo en la UCR ye igualmente descendiente de nicarag¨¹enses. ¡°Pero hay otra diferencia, quiz¨¢s mucho m¨¢s relevante: la mayor¨ªa quiere romper el ciclo de violencia provocada por la sustituci¨®n de las ¨¦lites. En los a?os setenta sosten¨ªan una lucha armada influidos por Cuba o el guevarismo, pero ahora tienen la convicci¨®n de que la lucha armada ser¨ªa muy costosa y generar¨ªa un efecto perverso a medio plazo, como lo est¨¢n viendo ahora. Hay una coincidencia de esa di¨¢spora de apostar por la v¨ªa c¨ªvica y no militar¡±, subraya Cort¨¦s.
Para el Gobierno no es problema. Lo que los solicitantes hagan en su ¨¢mbito privado no incumbe a las autoridades, siempre que se muevan en el holgado marco legal costarricense, respondi¨® la directora de Migraci¨®n y Extranjer¨ªa, Raquel Vargas. ¡°Lo que nos corresponde es la protecci¨®n de la persona y lo que haga aqu¨ª escapa completamente a nuestro ¨¢mbito¡±,
Este modo pac¨ªfico lo subrayan incluso quienes en el pasado empu?aban las armas. Lo contaba en primera persona Yassica Ascaxochil, una mujer que vive su segundo exilio en Costa Rica y que se encontr¨® con sus coterr¨¢neos este 31 de diciembre en un intento de cena de Nochevieja. Once de ellos, todos menores, le escuchaban sus recuerdos de c¨®mo en la d¨¦cada de los setenta huy¨® de la dictadura de su pa¨ªs con la ¨²nica intenci¨®n de volver. Lo que no pens¨® nunca fue repetir la escena d¨¦cadas despu¨¦s. Ahora ya se sabe el guion: refugiarse no significa claudicar y luchar no significa disparar.
El ¨¦xodo mengua, pero la necesidad no
2.000 nicarag¨¹enses solicitaron refugio en Costa Rica en diciembre. Parece mucho si no fuera por los datos de los meses anteriores: se alcanzaron los 9.000 en agosto, en el quinto mes despu¨¦s del inicio de las protestas contra Daniel Ortega y la reacci¨®n violenta primero en las calles y despu¨¦s en las oficinas de sus opositores.
Hoy, la lista de solicitudes de refugio de nicarag¨¹enses excede los 40.000 y la mitad ya lleva avanzado el proceso para obtener el estatus. Cientos de ellos ya estaban en Costa Rica, pero la situaci¨®n en su pa¨ªs les hace imposible retornar siquiera para obtener documentos. El Gobierno tico dispone de un nuevo edificio para atender la mayor cantidad de peticiones de protecci¨®n en casi 40 a?os.
El n¨²mero de nicarag¨¹enses que huyen se ha reducido y algunos se han devuelto por falta de sustento en Costa Rica, pero la situaci¨®n sigue alterada y el Gobierno costarricense no se cansa de pedir cooperaci¨®n internacional para asistir con lo b¨¢sico a esta poblaci¨®n. Un convenio con la agencia de Naciones Unidas para los refugiados (Acnur) permiti¨® alquilar un inmueble solo para tramitar refugios y contratar m¨¢s personal. Ahora atienden a 200 cada d¨ªa.
¡°La necesidad contin¨²a. No es f¨¢cil para un pa¨ªs como Costa Rica (cinco millones de habitantes) recibir tantas solicitudes de refugio. Ya son 50.000 pendientes si consideramos que tambi¨¦n siguen llegando peticiones de ciudadanos venezolanos, salvadore?os, colombianos, hondure?os y guatemaltecos¡±, se?al¨® la directora de Migraci¨®n y Extranjer¨ªa, Raquel Vargas.
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