Una nueva oposici¨®n
Resulta peculiar leer a tantos mes¨¢ndose los cabellos y defendiendo a los que desataron la desastrosa ¡°guerra contra las drogas¡± sin tener ni estrategia ni herramientas para ganarla
Si el Gobierno de Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador llega a fracasar (a dos meses de su arranque es imposible decirlo a¨²n, pero podr¨ªa suceder, desde luego) sus detractores tendr¨¢n que reivindicar el t¨ªtulo de videntes. Porque lo han tundido desde el momento en que gan¨® las elecciones. El proceso de elegir y nombrar gabinete y funcionarios y el anuncio de las primeras medidas de Gobierno han levantado una ola de jeremiadas apocal¨ªpticas en los medios y las redes. Uno pensar¨ªa que, para que esto sucediera, los indicadores b¨¢sicos tendr¨ªan que haber tronado ya como palomitas. Es decir, que el d¨®lar estar¨ªa por las nubes y la bolsa por los suelos. Solo que no. El d¨®lar se ha mantenido estable (con alguna mejora ligera del peso) y la bolsa tuvo su mejor enero en los recientes trece a?os. Las variantes econ¨®micas son materia muy vol¨¢til para apoyar opiniones tajantes en ellas y otros indicadores no son tan favorables (el desempleo aument¨® en diciembre, por ejemplo). Solo digo que en ninguno de esos rubros se ha producido a¨²n nada que se parezca al infierno de El Bosco del que oye uno hablar.
Algunos cartonistas ya pintan al pa¨ªs como un barco que se hunde. Algunos columnistas hablan de ¡°el peor Gobierno de la historia¡±. Y esto, perd¨®n, son palabras mayores en M¨¦xico. Porque, aunque resulte una humorada repetirlo, M¨¦xico no era precisamente Suiza hasta el pasado 30 de noviembre, es decir, la v¨ªspera de que L¨®pez Obrador tomara el poder. Hablamos del pa¨ªs que ha enfrentado recurrentes crisis econ¨®micas y devaluaciones (seg¨²n un dato de la OCDE, un peso mexicano de 1980 equivale a 2,104 pesos de 2019 gracias a nuestra inflaci¨®n). Del pa¨ªs del que han migrado, por necesidad, tantos que podr¨ªan formar una naci¨®n entera por s¨ª mismos (en este momento hay m¨¢s de doce millones de mexicanos en Estados Unidos, a los que incluso podr¨ªamos sumar a cientos de miles o millones de sus descendientes directos sin registrar ac¨¢, pero a los que no ser¨ªa imposible que un d¨ªa nos deportaran de vuelta). El pa¨ªs que tiene una de las mayores tasas de asesinatos y violencia del mundo (tres de las cinco ciudades con mayor ¨ªndice de homicidios por cada 100.000 habitantes del planeta est¨¢n en nuestro pa¨ªs). Y en el que cerca de la mitad de la poblaci¨®n vive en condiciones de pobreza o pobreza extrema (y esto lo establecen cifras oficiales del Coneval, no una potencia enemiga). ?Aquel no era un barco que se hund¨ªa? ?Aquellos Gobiernos, los que se encargaron de ¡°gestionar¡± esos ¡°logros¡±, fueron extraordinarios o, cuando menos, respetables? ?Es ahora cuando se est¨¢ yendo todo al carajo?
Resulta peculiar leer a tantos mes¨¢ndose los cabellos y defendiendo, expl¨ªcita o impl¨ªcitamente, a los que desataron la desastrosa y sangrienta ¡°guerra contra las drogas¡± sin tener ni estrategia ni herramientas para ganarla, a los que llevaron a cabo los ama?ados ¡°rescates¡± de la banca y otras empresas privatizadas que se fueron a la quiebra y se llevaron entre las patas el ahorro nacional. A los que, tan solo en los recientes ocho a?os, duplicaron la deuda externa y la llevaron a un m¨¢ximo hist¨®rico. ?Esos son los profetas del ¡°manejo responsable¡± de la econom¨ªa y el poder? Y no, no trato de defender lo indefendible. No creo que haya que apoyar ciegamente al Gobierno de L¨®pez Obrador. Creo, m¨¢s bien, que urge una oposici¨®n que lo contrapese, lo cuestione y lo mantenga a raya. Pero una oposici¨®n nueva, diferente de esa que integran los timadores, hip¨®critas, vendedores de humo e ineptos que, efectivamente, hundieron el barco y consumaron los peores Gobiernos de nuestra historia.
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