Pregunte usted: Macron lo sabe todo
El l¨ªder franc¨¦s exhibe en los debates con alcaldes y ciudadanos un dominio detallado de los temas, reflejo de la formaci¨®n de las ¨¦lites de su pa¨ªs
Todo lo sabe y para todo tiene respuesta. Del cultivo de zanahorias en Normand¨ªa a la reintroducci¨®n del oso en los Pirineos, pasando por la crisis de la psiquiatr¨ªa.
Emmanuel Macron entra en la sala. Se sienta. Escucha y toma apuntes. Las sesiones duran hasta m¨¢s de seis horas. Cuando habla, se pone en pie. Da la impresi¨®n de que ning¨²n tema le escapa. Como se dec¨ªa de Manuel Fraga, tiene el Estado en la cabeza.
?L¨ªder ejemplar? ?O repelente ni?o Vicente?
El presidente franc¨¦s lleva semanas viajando por Francia para reunirse con alcaldes, ciudadanos, estudiantes en el marco del gran debate nacional, un ejercicio que consiste en centenares de reuniones locales en las que los ciudadanos de a pie pueden expresar sus quejas y peticiones. Conf¨ªa en superar as¨ª la crisis de los chalecos amarillos, los franceses que desde noviembre protestan por la p¨¦rdida de expectativas de las clases medias empobrecidas. Macron ha participado en siete de estas reuniones.
Hace unos d¨ªas, en Occitania, y en respuesta a un alcalde del departamento de Arri¨¨ge, fronterizo con Espa?a y Andorra, dijo: ¡°Cuando veo la situaci¨®n del oso en todos los valles, en algunos lugares las cosas van bien y en otros no, y m¨¢s o menos podemos explicarlo. Y es que en el momento del destete hay osos que se ponen a atacar al ganado¡±. ¡°No hay que erradicarlo todo¡±, a?adi¨®, antes de abordar las variedades del ¡°pastoralismo y sus tradiciones¡± en funci¨®n del valle pirenaico del que se trate. ¡°En vuestro valle¡±, a?adi¨® se?alando a otro alcalde, ¡°se dejan los animales solos por la noche y es m¨¢s f¨¢cil que el oso les ataque¡±.
Esta semana, en ?vry-Courcouronnes, cerca de Par¨ªs, respondi¨® a un m¨¦dico que lamentaba las condiciones en el tratamiento de enfermedades mentales: ¡°Usted ha desvelado un continente en el que no lo hacemos bien: la salud mental. Tenemos una psiquiatr¨ªa francesa que es una gran escuela, pero que ha sufrido mucho. Sin entrar en detalles: progresivamente la neuropsiquiatr¨ªa, que era una disciplina de excelencia, se escindi¨®, la psiquiatr¨ªa conoci¨® una crisis y durante tiempo los hospitales psiqui¨¢tricos estuvieron infradotados¡±.
En Normand¨ªa, a mediados de enero, un alcalde se inquiet¨® por el futuro de la afamada zanahoria de su pueblo, Cr¨¦ances, debido a la prohibici¨®n de un pesticida. ¡°No puede ser que, a los agricultores que quieren vivir de su trabajo y que alimentan a nuestra poblaci¨®n, les digamos: ¡®No ten¨¦is derecho a utilizar [este pesticida], no hay soluci¨®n, se acab¨®¡¯. Eso es aberrante¡±. El alcalde, satisfecho, declar¨® despu¨¦s a la prensa local: ¡°Voy a ser sincero: el presidente ha estado muy atento y ha respondido con detalle a las preguntas de los cargos electos presentes. He tenido la impresi¨®n de que conoc¨ªa los temas¡±.
Ninguno de los temas citados es fundamental en la revuelta de los chalecos amarillos ni en los debates, donde los impuestos, los servicios p¨²blicos, la vivienda, el transporte, la educaci¨®n o la democracia monopolizan la discusi¨®n. Pero las intervenciones revelan c¨®mo, hasta en preguntas t¨¦cnicas, el presidente sabe improvisar una respuesta que suele ser sustancial.
Tal habilidad no le viene de la nada. Macron est¨¢ entrenado desde peque?o. A los alumnos como ¨¦l, la escuela francesa les prepara para esto. Y ¨¦l lleg¨® a una c¨²spide de este modelo educativo: la Escuela Nacional de Administraci¨®n (ENA), vivero de la clase dirigente. En la mitolog¨ªa de los enarcas (como se conoce a los antiguos alumnos de esta instituci¨®n), ocupa un lugar central el grand oral, el examen de ingreso, que pone a prueba la preparaci¨®n t¨¦cnica, la cultura general y el temple de los aspirantes.
El 'grand oral'
¡°Lo que quieren verificar los miembros del jurado son los conocimientos, si entienden el tema y si saben definir la problem¨¢tica en todos sus matices¡±, dice Guy Jacquemelle, autor de Le Grand Oral de l¡¯ENA, de 1995. ¡°Pero tambi¨¦n intentan ver si, con preguntas a las que el aspirante no sabe responder, este logra esquivarlas y resolverlo con una pirueta¡±.
Uno de los testimonios incluidos en el libro de Jacquemelle es el de un joven llamado ?douard Philippe, que acababa de aprobar el concurso de la ENA. Un enarca, defin¨ªa el joven, ¡°es capaz de comprender r¨¢pido muchos problemas complicados, y sintetizarlos¡±. Y explicaba que desconfiaba de los enarcas demasiado brillantes. ¡°Son fascinantes, pero me desagradan¡±, dec¨ªa.
Philippe, hoy primer ministro, podr¨ªa haber estado hablando de su futuro jefe, Macron, quiz¨¢ el enarca m¨¢s brillante de su generaci¨®n. La brillantez tiene doble filo. En tiempos de resentimiento contra las ¨¦lites (y la ENA es el s¨ªmbolo m¨¢ximo de elitismo republicano), saberse la lecci¨®n al dedillo puede pasar por arrogancia.
¡°D¨¦jenos trabajar, conf¨ªe en nosotros y esc¨²chenos¡±, le dijo una alcaldesa rural en el debate en Normand¨ªa. ¡°Y deje de cambiar las leyes todo el tiempo porque yo, con una secretaria ocho horas por semana, le aseguro que tendr¨ªa que haber ido a la ENA y saberlo todo, y no es posible".
La violencia rutinaria
Una violencia rutinaria se ha instalado en Francia desde que en noviembre estall¨® el movimiento de los chalecos amarillos, la prenda fluorescente que simboliza la revuelta. Cada fin de semana se repite el guion: la violencia por parte de chalecos amarillos o de alborotadores contra mobiliario urbano, edificios institucionales, comercios y polic¨ªas. Y los heridos por bala de goma u otros proyectiles lanzados por la polic¨ªa. Un manifestante perdi¨® ayer varios dedos en Par¨ªs por un proyectil de l, seg¨²n un testimonio citado por la agencia France Presse. Era el decimotercer s¨¢bado de protestas. El ministerio del Interior cont¨® 51.400 manifestantes en todo el pa¨ªs y 4.000 en la capital. El viernes, el presidente de la Asamblea Nacional, Richard Ferrand, denunci¨® un intento de incendio en su residencia en Breta?a. Se desconoce la causa. Decenas de miembros del partido del presidente Emmanuel Macron han sufrido agresiones o amenazas en los ¨²ltimos meses.
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