Tal¨ªria Petrone, abanderada de los ausentes en el Congreso de Brasil
Se acaba de estrenar como diputada en una C¨¢mara donde supone una rareza por negra, mujer, feminista y defensora de los brasile?os LGTBI
Las torres de viviendas de S?o Paulo tienen un ascensor para los vecinos (social, lo llaman) y otro de servicio. Incluso las m¨¢s nuevas. No es lo ¨²nico que llama la atenci¨®n al reciben llegado. Los elevadores de los edificios p¨²blicos de la metr¨®poli incluyen la advertencia de que la ley impide discriminar a nadie por la raza, sexo, edad, aspecto¡ Son recordatorios de una segregaci¨®n que persiste. El Congreso es otro espacio que, como los ascensores sociales, se parece poco al Brasil que representa. Tal¨ªria Petrone, de 33 a?os, es una rareza en esos espectaculares pasillos modernistas de Brasilia. Pero ¡°van a tener que acostumbrarse a ver a una mujer negra andando por aqu¨ª¡±, como ella misma tuite¨® el d¨ªa de su estreno. Esta profesora de historia acaba de estrenar un mandato de cuatro a?os como diputada por R¨ªo de Janeiro.
¡°Se confirma que aquello, m¨¢s que el Congreso nacional, es la expresi¨®n del Brasil colonial que no se cerr¨®. All¨ª est¨¢n juntos latifundistas, lo que aqu¨ª llamamos la bancada de la bala (defensores de las armas), los banqueros¡ mayoritariamente hombres blancos¡±, explicaba por tel¨¦fono este viernes. La C¨¢mara de Diputados y el Senado han ganado diversidad en la legislatura que comienza. Han llegado la primera diputada ind¨ªgena, m¨¢s negros y una cifra de mujeres que es r¨¦cord aunque min¨²scula. Han aumentado del 10% al 15%. El puesto 132? de 188 pa¨ªses del mundo, seg¨²n datos de la Uni¨®n Interparlamentaria. Al mismo tiempo es el Congreso brasile?o m¨¢s conservador de los ¨²ltimos 30 a?os, seg¨²n Diap, una entidad que radiograf¨ªa su composici¨®n.
Precisamente ah¨ª reside, insiste la diputada, ¡°la importancia de que nuestros cuerpos y nuestro programa est¨¦n all¨ª¡±. Lleva a la C¨¢mara ¡°un mandato negro, feminista, LGTB y popular¡±. Un c¨®ctel que a¨²na casi todo lo que aborrece la otra parte de este Brasil tan polarizado que desde enero preside el militar retirado Jair Bolsonaro. Ella es la minor¨ªa en una minor¨ªa parlamentaria. Enfrente tendr¨¢ un amplio panorama de derechistas, m¨¢s o menos aliados de un Gobierno que califica de peligros¨ªsimo porque es ¡°extremadamente neoliberal, lleno de militares, con dejes autoritarios, y fundamentalista¡±.
Electa por el PSOL, el Parido Socialismo y Libertad, cuyo s¨ªmbolo es un sol dibujado con trazo infantil, su misi¨®n prioritaria en Brasilia no puede ser m¨¢s seria ni de mayor calado: ¡°Estoy en el Congreso sobre todo para defender la democracia¡± porque, en su opini¨®n, Brasil ¡°est¨¢ fuera de la normalidad democr¨¢tica¡±. Una anormalidad que se resume en dos nombres propios. Mejor, en tres. Marielle Franco. Jean Wyllys. Y Anderson Gomes. Dos electos del PSOL y el ch¨®fer de la primera. Ella era concejal en R¨ªo cuando hace casi un a?o la cosieron a balazos en su coche. Nadie ha sido detenido o procesado, pero el general encargado hasta enero de la seguridad p¨²blica de la metr¨®poli apunta a milicias, grupos criminales integrados por miembros de las fuerzas de seguridad en activo o no.
El segundo era el primer diputado abiertamente gay de Brasilia, que a finales de enero anunci¨® que abandonaba Brasil sin regresar al esca?o que ocup¨® la pasada legislatura por las amenazas y el clima crecientemente hostil en un pa¨ªs profundamente religioso que ha virado m¨¢s a la derecha. Su sustituto es otro homosexual, David Miranda, que tiene dos hijos con el periodista estadounidense que desvel¨® los papeles de Snowden, Glenn Greewald.
Marielle y Tal¨ªria ¡ªas¨ª las conocen todos en Brasil¡ª eran una especie de gemelas pol¨ªticas. Decidieron juntas el salto para entrar en otro de esos espacios del que sus pares estaban ausentes. Una fue electa en el Ayuntamiento carioca; la otra en el de Niteroi. Era 2016. Ambas se hab¨ªan conocido en la favela da Mare, donde Franco se crio y Petrone preparaba adolescentes para entrar a la universidad.
Esta hija de una maestra alfabetizadora y un m¨²sico tambi¨¦n ha recibido amenazas de muerte. Opina que las luchas no se escogen. Siente la responsabilidad de que las causas que abanderaban sus compa?eros no sean abandonadas. Ante la pregunta de si es valiente, cita a la cantante Nina Simone: ¡°La libertad es no tener miedo¡±. Se mueve en un coche blindado pagado por el partido desde que le retiraron la escolta policial. Ahora est¨¢ viendo en Brasilia qu¨¦ protecci¨®n puede ofrecerle el Congreso.
Las ¨²ltimas elecciones de Brasil significaron una atomizaci¨®n extrema en el Congreso de Brasil con la cuasi desaparici¨®n del centro y del centroderecha, aunque el izquierdista Partido de los Trabajadores es, por poco, el mayor grupo. El PSOL duplic¨® sus esca?os a diez. Y se enorgullece de ser la ¨²nica formaci¨®n paritaria en un Congreso de 594 miembros. Entre las experiencias desagradables del primer d¨ªa, los gui?os y gestos con la lengua de un otro diputado ¡°ignorando que soy una diputada electa¡±.
Se declara abierta a colaborar con los parlamentarios que antepongan la defensa de la democracia, pero a?ade que ¡°habr¨ªa que preguntar a la derecha si est¨¢n dispuestos a garantizar la democracia¡±. Frente al discurso tradicional, sostiene que ella no hace pol¨ªtica identitaria. Reivindica que ¡°el pueblo, la clase obrera, las mujeres¡¡± son la mayor¨ªa social de Brasil.
Con ellos en mente, pretende defender la democracia, la educaci¨®n como instrumento de cambio, la cuesti¨®n socioambiental, a los ind¨ªgenas, ¡°una seguridad p¨²blica con perspectiva de derechos humanos¡¡±. Todo un desaf¨ªo en un pa¨ªs con 64.000 asesinatos (incluido un 8% a manos de la polic¨ªa) donde buena parte de la sociedad pide m¨¢s mano dura. Otra de las diputadas novatas en Brasilia es una polic¨ªa que entr¨® en pol¨ªtica tras hacerse famosa por abatir a un ladr¨®n armado.
El otro desaf¨ªo de Petrone es la distancia entre R¨ªo de Janeiro y una capital construida en los cincuenta en medio de la nada por Oscar Niemeyer como s¨ªmbolo de modernidad pero tambi¨¦n para mantener al pueblo lejos de sus representantes. No quiere perder el contacto con la calle. Como todos los electos del PSOL, Petrone se planta cada viernes en una c¨¦ntrica plaza de R¨ªo y, subida a una caja, les explica a sus seguidores y a quien pase por ah¨ª qu¨¦ es lo que hace en ese espacio que acaba de pisar por primera vez y en el que le quedan cuatro duros a?os por delante.
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