No es un hijo pr¨®digo de la Iglesia
El papa Francisco, al que le interesa m¨¢s el Evangelio que el Derecho Can¨®nico, recoge a Ernesto Cardenal en los brazos de la Iglesia que lo hab¨ªa rechazado

Al sacerdote y poeta Ernesto Cardenal le suspendi¨® a divinis el Vaticano en 1984. Roma no acept¨® que colaborara con el Gobierno de Nicaragua del que fue ministro. Hoy el papa Francisco, al que le interesa m¨¢s el evangelio que el derecho can¨®nico, le recoge en sus brazos de buen pastor en la Iglesia que lo hab¨ªa rechazado.
No es, sin embargo, la vuelta del hijo pr¨®digo de la par¨¢bola a la casa de su padre, porque a Cardenal hasta los guerrilleros sandinistas le llamaban ¡°padre¡±. Vivi¨® siempre la esencia del sacerdocio primitivo. No fue ¨¦l quien se fue. Lo echaron. Hoy pidi¨®, por humildad, regresar, pero estuvo siempre dentro, como cristiano y como sacerdote. No es una conversi¨®n suya. Ha sido el papa Francisco y su Iglesia de los excluidos, que fue la de Cardenal, la que parece haberse convertido. La absoluci¨®n que le ha concedido el papa Francisco, al final de su larga vida, revela que si la Iglesia no se hubiera puesto un d¨ªa?de parte de los opresores m¨¢s que de los oprimidos, el poeta de la vida y de la fe nunca habr¨ªa salido de la Iglesia.
La noticia es simb¨®lica dada la crisis de credibilidad de la Iglesia por pederastia
La noticia de hoy adquiere, si cabe, un mayor simbolismo dada la crisis de credibilidad que vive buena parte de la Iglesia enfangada en esc¨¢ndalos de pedofilia. Hubiese sido doloroso e injusto que en una Iglesia donde desde sacerdotes a cardenales, pasando por obispos, son acusados de un pecado que ofende a creyentes y agn¨®sticos, un sacerdote como Ernesto Cardenal hubiese muerto con el estigma de haber sido expulsado del sacerdocio.
La noticia es evang¨¦lica, ya que evangelio significa ¡°buena noticia¡±. Revela por una parte la profunda humildad de Cardenal y, por otra, la visi¨®n cristiana y humana del papa Francisco que ha sabido entender, mejor que sus antecesores que condenaron a Cardenal, la identidad de la Iglesia de los or¨ªgenes. En ella, el expulsado cab¨ªa mejor y con mayor credibilidad que tantos que siguen dentro y deber¨ªan estar fuera.
Si en el evangelio se dice que deber¨ªa haber mayor alegr¨ªa por la oveja que vuelve al reba?o que por las 100 que estaban dentro, hoy los cristianos deber¨ªan sentir esa alegr¨ªa al ver a Cardenal de nuevo en su seno. Con una diferencia. Los que est¨¢n dentro deber¨ªan pedirle perd¨®n porque ¨¦l no se fue ni se perdi¨®. Lo alej¨® de su reba?o una Iglesia que parec¨ªa haberse olvidado de su legado original.
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