La OTAN admite divergencias entre los aliados pero las considera asumibles

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, inicia este martes en Washington los actos conmemorativos del 70? aniversario de la alianza militar. La primera cita, una reuni¨®n con el presidente de EE UU, Donald Trump, marcar¨¢ el tono de un cumplea?os (el 4 de abril) que coincide con un momento de tensi¨®n transatl¨¢ntica sin precedentes desde la Segunda Guerra Mundial.

Por primera vez el v¨ªnculo que une a los 29 aliados ha sido puesto en entredicho por un inquilino de la Casa Blanca. Y las turbulencias entre ambas partes del Atl¨¢ntico han da?ado peligrosamente la relaci¨®n comercial entre Europa y EE UU. A pesar de todo, Stoltenberg considera que las discrepancias no impiden que la alianza cumpla su principal cometido, que consiste en garantizar la defensa mutua de los aliados.

"Tenemos que ser francos y reconocer que hay desacuerdos entre los aliados de la OTAN", ha se?alado el secretario general en una rueda de prensa en Bruselas antes de partir hacia la capital estadounidense. "Vemos desacuerdos muy serios en comercio, energ¨ªa, cambio clim¨¢tico, energ¨ªa nuclear en Ir¨¢n y en otros puntos", ha enumerado Stoltenberg. "Lo mejor ser¨ªa resolver esas diferencias. Pero mientras no se resuelvan, mi principal objetivo es garantizar que, al menos, somos capaces de proporcionar defensa y seguridad y de cumplir la principal tarea de la OTAN, que es defendernos unos a otros. Y eso es lo que estamos haciendo", ha subrayado el secretario.

La m¨¢xima autoridad de la alianza atl¨¢ntica ha intentado minimizar la tensi¨®n al recordar: "No es la primera vez que vemos diferencias entre los aliados, ha sido parte de nuestra historia durante d¨¦cadas". Pero la gravedad de los tres precedentes citados por Stoltenberg revela la inquietud que la coyuntura actual genera en la sede de la OTAN en Bruselas. El secretario general ha aludido a la crisis del canal de Suez en 1956, cuando el apoyo de Francia y el Reino Unido a Israel choc¨® con Estados Unidos; la retirada de Francia de la colaboraci¨®n militar en la OTAN en 1966; y la guerra de Irak de 2003, cuando la invasi¨®n lanzada por George W. Bush cont¨® con el apoyo entusiasta de Reino Unido y Espa?a y provoc¨® las iras de Alemania y Francia.

La tensi¨®n actual surge de diferencias geoestrat¨¦gicas, con un presidente estadounidense volcado en la contenci¨®n de China y aparentemente harto de la incapacidad del Viejo Continente para defenderse por s¨ª mismo. A diferencia de las crisis anteriores, no ha habido un acontecimiento concreto que espolee el choque frontal. Pero el c¨²mulo de roces deteriora la convivencia y puede convertirse en un peligroso caldo de cultivo en caso de que salte la chispa de una crisis mayor entre Europa y EE UU.

Stoltenberg, cuyo mandato al frente de la Alianza acaba de ser renovado hasta 2022, intentar¨¢ calmar las aguas durante los actos conmemorativos en Washington. Su intervenci¨®n este mi¨¦rcoles durante una sesi¨®n conjunta del Congreso estadounidense (un honor raramente concedido a dignatarios extranjeros) se interpreta como una se?al de buena voluntad hacia la OTAN.

"De lo que estoy convencido es del fuerte compromiso de Estados Unidos con la OTAN", ha recalcado el secretario general en Bruselas. Y recuerda que el propio Trump ha reiterado ese compromiso en p¨²blico "una y otra vez".

Pero Stoltenberg ha reconocido que buena parte de la reuni¨®n con Trump se dedicar¨¢ a repasar "el reparto de cargas" entre los aliados, una de las grandes quejas del presidente estadounidense. Por si acaso, el l¨ªder de la alianza se va cargado de cifras que muestran que el gasto de los aliados europeos aument¨® en 2018 por cuarto a?o consecutivo. Y que incluso Alemania, que ya da por incumplido el objetivo de llegar en 2024 a un gasto equivalente al 2% de su PIB, va a incrementar la partida de defensa en un 80% en el plazo de una d¨¦cada (2014-2024).