Ir¨¢n designa ¡°terroristas¡± a las fuerzas de EE UU en Oriente Pr¨®ximo

Ir¨¢n ha designado este lunes ¡°grupo terrorista¡± a los soldados de Estados Unidos desplegados en Oriente Pr¨®ximo y el oeste de Asia, seg¨²n ha informado la agencia estatal IRNA, poco despu¨¦s de conocerse que Washington ha incluido a la Guardia Revolucionaria iran¨ª en su lista de organizaciones terroristas. M¨¢s all¨¢ de la pataleta, el anuncio apunta a una escalada de la tensi¨®n entre ambos pa¨ªses que aumenta el riesgo de confrontaci¨®n directa entre sus fuerzas en alguno de los frentes abiertos en la regi¨®n.

Aunque se trata de la primera vez que Washington incluye a una instituci¨®n estatal en su listado del terrorismo, en realidad la decisi¨®n es m¨¢s simb¨®lica que de efectos pr¨¢cticos. En los ¨²ltimos a?os, EE. UU. ya ha sancionado a numerosos responsables de la Guardia Revolucionaria y entidades afiliadas, incluido el jefe de su fuerza de ¨¦lite para las operaciones exteriores y h¨¦roe de la guerra contra el Estado Isl¨¢mico (ISIS), el general Qasem Soleimani.

Sin embargo, la implicaci¨®n de la Guardia en el sistema bancario y en las empresas navieras puede complicar los intentos de la UE por encontrar una f¨®rmula alternativa al pago de las exportaciones iran¨ªes para salvaguardar el acuerdo nuclear. Adem¨¢s, la medida resulta especialmente humillante para Teher¨¢n, ya que sit¨²a a los Pasdar¨¢n, como coloquialmente se conoce a los miembros de esa milicia, junto al ISIS, Al Qaeda y otros grupos terroristas surgidos del extremismo sun¨ª, que ellos han combatido con ah¨ªnco (Ir¨¢n es un pa¨ªs mayoritariamente chi¨ª). Esa lucha, en especial en Irak desde 2014, ha hecho que muchos iran¨ªes les perciban como defensores de los intereses nacionales a pesar de su controvertido papel en la represi¨®n de las protestas post electorales de 2009.

La reciprocidad iran¨ª era previsible. Desde que el presidente norteamericano, Donald Trump, anunci¨® en 2017 que iba a salirse del acuerdo nuclear y sancionar a la Guardia Revolucionaria, el jefe de este ej¨¦rcito, el general Ali Jafari, amenaz¨® con responder considerando ¡°a los militares estadounidenses en todo el mundo, en especial en Oriente Pr¨®ximo, como iguales al ISIS¡±.

La referencia al Estado Isl¨¢mico indicaba la gravedad de la afrenta. Durante los tres a?os precedentes, y a pesar de cuatro d¨¦cadas sin relaciones diplom¨¢ticas, las fuerzas iran¨ªes y estadounidenses hab¨ªan estado cooperando t¨¢citamente en Irak frente a ese grupo terrorista. Con la llegada de Trump a la Casa Blanca, ese entendimiento desapareci¨® y el foco se puso en los intereses contrapuestos en Siria, donde Teher¨¢n apoyaba al r¨¦gimen de Damasco y Washington a una parte de la oposici¨®n. Adem¨¢s, EE. UU. se muestra muy cr¨ªtico con las actividades iran¨ªes en la regi¨®n.

Ahora el temor es que el orgullo herido de los Pasdar¨¢n se traduzca en alg¨²n incidente en el golfo P¨¦rsico, donde ambas Marinas se han cruzado amenazas durante a?os, o en alguno de los pa¨ªses donde EE. UU. tiene tropas desplegadas (Siria, Afganist¨¢n o Irak). Significativamente, el pasado domingo, el l¨ªder supremo de Ir¨¢n, el ayatol¨¢ Ali Jamenei, pidi¨® al primer ministro iraqu¨ª, Adel Abdel Mahdi, de visita en Teher¨¢n, que exija la salida de los soldados estadounidenses ¡°lo antes posible¡±.

A menudo descritos como un Ej¨¦rcito ideol¨®gico encargado de preservar los ideales de la revoluci¨®n de 1979, los Pasdar¨¢n fueron creados para proteger al estamento gobernante de la nueva Rep¨²blica Isl¨¢mica porque su fundador, el ayatol¨¢ Jomeini, no se fiaba de las Fuerzas Armadas del shah. Desde entonces sus responsabilidades y peso se han extendido ampliamente.

Dado el fervor y empe?o que mostraron durante la guerra con Irak (1980-1988), los gobiernos posteriores tambi¨¦n recurrieron a ellos para que contribuyeran a la reconstrucci¨®n del pa¨ªs. Ah¨ª se puso el fundamento de un formidable poder econ¨®mico que durante los mandatos de Mahmud Ahmadineyad se tradujo tambi¨¦n en poder pol¨ªtico, hasta el punto de que la mayor¨ªa de sus ministros, gobernadores y altos cargos hab¨ªan sido antes miembros de la Guardia Revolucionaria o de su milicia popular, los basiy¨ªes (literalmente, voluntarios isl¨¢micos).

Fueron ellos los encargados de desarrollar el programa nuclear (cuya renuncia solo aceptaron por imposici¨®n del l¨ªder supremo) y el programa de misiles, que sigue preocupando a EE. UU. y la UE. En el camino, su implicaci¨®n para conseguir armas y tecnolog¨ªa de doble uso bajo las sanciones, o en apoyo de grupos aliados (como Hezbol¨¢, Ham¨¢s o las milicias chi¨ªes de Irak), ha aumentado su influencia hasta el punto de convertir a la Guardia en el eje de la pol¨ªtica exterior iran¨ª en Oriente Pr¨®ximo, pero tambi¨¦n la ha puesto en el punto de mira.