La Comisi¨®n de la Verdad en T¨²nez: un ejercicio de memoria noble pero incompleto
La falta de colaboraci¨®n del Estado y una hipot¨¦tica ley de amnist¨ªa lastran la labor de la entidad p¨²blica
Sentados en sillas de pl¨¢stico, alineados formando un c¨ªrculo, una docena de hombres preparan una jornada de movilizaciones. Bechir el Jalfi, por su elocuencia y carisma, ejerce a la vez de moderador y de l¨ªder informal del grupo. Existe entre todos ellos una relaci¨®n de camarader¨ªa cimentada en una dolorosa experiencia en com¨²n: fueron v¨ªctimas del r¨¦gimen de Zine el Abidine Ben Al¨ª. ¡°Aunque la Comisi¨®n de la Verdad ha acabado sus trabajos, nuestra lucha contin¨²a. Hemos de obligar al Gobierno a cumplir sus obligaciones con la justicia transicional¡±, comenta El Jalfi, que pas¨® 17 a?os en las c¨¢rceles tunecinas por su militancia islamista en la juventud.
La reuni¨®n tiene lugar en la sede de la Instancia de la Verdad y la Dignidad (IVD), la instancia p¨²blica que desde 2014 se ha encargado de investigar la verdad oculta detr¨¢s de m¨¢s de cinco d¨¦cadas de exacciones y abusos cometidos por el Estado. Entre sus atribuciones, figura tambi¨¦n elaborar un programa de reparaci¨®n econ¨®mica y moral de las v¨ªctimas, proponer las reformas necesarias para desmantelar la maquinaria de la represi¨®n y denunciar ante unos tribunales especiales los casos m¨¢s graves de violaciones de derechos humanos. Seg¨²n su configuraci¨®n inicial, la IVD se hallaba en el coraz¨®n del experimento de la transici¨®n tunecina, la ¨²nica derivada de las llamadas primaveras ¨¢rabes que no sucumbi¨® a golpes de Estado, guerras civiles o el caos de las milicias.
Cada ma?ana, en la sede central de la IVD se vive una actividad fren¨¦tica. En una especie de carrera contra el reloj, los funcionarios de la instituci¨®n entregan a algunas de las m¨¢s de 50.000 v¨ªctimas que presentaron una reclamaci¨®n su resoluci¨®n, que suele incluir una indemnizaci¨®n econ¨®mica, y a veces tambi¨¦n la reintegraci¨®n en la funci¨®n p¨²blica o un tratamiento m¨¦dico gratuito. La fecha l¨ªmite era este martes, 31 de mayo. ¡°Hemos elaborado una especie de escala en funci¨®n de la gravedad del abuso sufrido. En la cima est¨¢n la muerte, cuya retribuci¨®n alcanza el m¨¢ximo, 200.000 dinares (unos 59.000 euros), seguida por la violaci¨®n y la tortura¡±, explica Sihem Ben Sedrine, una antigua opositora a Ben Al¨ª y presidenta de la Comisi¨®n.
¡°Un objetivo central de nuestras pr¨®ximas movilizaciones ser¨¢ presionar al Estado para que haga efectivas las indemnizaciones¡±, comenta El Jalfi, presidente de la asociaci¨®n Sawt al Insan, que ayud¨® a m¨¢s de 6.000 v¨ªctimas a presentar sus informes a la IVD. De momento, el presupuesto p¨²blico destinado al llamado Fondo de la Dignidad es de solo 10 millones de dinares (unos 3 millones de euros), a todas luces insuficiente.
La responsabilidad de Francia
¡°Habr¨¢ diversas fuentes de financiaci¨®n, entre ellas las donaciones internacionales. Tambi¨¦n haremos una petici¨®n a Francia para se haga cargo de las reparaciones correspondientes a las v¨ªctimas de sus acciones [durante el protectorado], adem¨¢s de pedirles perd¨®n¡±, advierte Ben Sedrine. Y es que el periodo que abarca la Comisi¨®n se inicia en 1955, un a?o antes de la independencia del pa¨ªs magreb¨ª, y ocho antes de que abandonara el pa¨ªs el ¨²ltimo soldado franc¨¦s. Quiz¨¢s por esta raz¨®n, el actual embajador galo, a diferencia de sus hom¨®logos europeos, no ha apoyado directamente a la IVD.
Una vez hecho p¨²blico el informe final, que contiene m¨¢s de 1.600 p¨¢ginas, la sociedad civil tunecina ya hace balance de su labor. ¡°Teniendo en cuenta el dif¨ªcil contexto en el que se ha movido, la Comisi¨®n ha cumplido bastante bien su cometido. Veremos cu¨¢nto aplica el Gobierno, sabiendo que en ning¨²n pa¨ªs ha sido el 100%¡±, apunta Salwa Gantry, responsable en T¨²nez del International Center for Transitional Justice.
¡°Mi balance es bastante satisfactorio. Hemos cumplido con todas las tareas encomendadas. Aunque, claro, si el Estado hubiera colaborado, habr¨ªamos podido hacer m¨¢s¡±, apostilla Ben Sedrine. Por ejemplo, sostiene, en lugar de haber enviado los casos de 174 v¨ªctimas a los tribunales especializados, podr¨ªan haber sido otros cientos m¨¢s. En cambio, sus detractores prefieren se?alar los numerosos conflictos internos en el seno de la IVD como principal freno a su tarea.
Actualmente, ya hay una quincena de juicios en marcha, como el relativo al asesinato de Kamal Matmaty,?un activista pol¨ªtico de tendencia islamista desaparecido, torturado y asesinado en 1991. Sin embargo, una seria amenaza se cierne sobre su futuro. El Gobierno ha presentado a los diversos grupos parlamentarios una propuesta de ley de amnist¨ªa que abortar¨ªa todos los procesos, incluso los ya iniciados. Mientras que la IVD naci¨® durante el Gobierno de la troika ¡ªformado por tres partidos opositores a la dictadura¡ª, el actual le tom¨® el relevo tras la victoria en 2014 de Nid¨¢ Tunes, un partido que cuenta con algunas prominentes figuras vinculadas al antiguo r¨¦gimen.
Sin ir m¨¢s lejos, el actual presidente, Beji Ca?d Essebsi, se encuentra entre los cerca de 1.500 acusados por las torturas cometidas durante los a?os sesenta, cuando era ministro del Interior, y que la presidenta de la Comisi¨®n define como ¡°propias de la Edad Media¡±. ?Es esa la raz¨®n por la que circula un proyecto de amnist¨ªa? Ben Sedrine sonr¨ªe y asiente con la cabeza. El final feliz de la transici¨®n tunecina se halla a¨²n en el alero.
El boicot del 'premier'
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