La bendici¨®n y la maldici¨®n de las minas en Brasil
M¨¢s de tres meses despu¨¦s del desastre de Brumadinho, que caus¨® 235 muertos, las autoridades intentan remediar la insuficiente fiscalizaci¨®n de la actividad minera
Las legiones de avariciosos aventureros que se adentraron en estas tierras de Brasil en el XVIII no se pararon a pensar en que el oro no se come. Algunos murieron de hambre con pedruscos en el bolsillo. No hab¨ªa comida, carreteras, ni comercio. Aquella fiebre del oro sent¨® los cimientos de un estado que debe casi todo a las minas. Su nombre, su desarrollo, su patrimonio hist¨®rico y su econom¨ªa. El verde paisaje de Minas Gerais (minas generales) est¨¢ punteado por enormes brechas de ocre intenso que la miner¨ªa escarba en la tierra y por descomunales dep¨®sitos para depositar los residuos que genera. El colapso de una de esas balsas en Brumadinho mat¨® hace cien d¨ªas este domingo a 235 personas. Otras 35 ¡ªtambi¨¦n devoradas por el barro en segundos¡ª siguen desaparecidas. Vale, la empresa propietaria de la mina y una de las mayores multinacionales brasile?as, es reincidente. La tragedia gener¨® una gran ola de indignaci¨®n ciudadana que ha derivado en algunos cambios, pero el temor a que se repita est¨¢ muy presente.
La se?ora Maria Lourdes Anuncia??o, de 64 a?os, vive con miedo hasta el tu¨¦tano en una vivienda de ladrillo descubierto muy cerca de una balsa cuatro veces mayor que la que revent¨® en enero. No es la ¨²nica. Nada menos que 23 dep¨®sitos de desechos rodean Congonhas, una ciudad tur¨ªstica de 50.000 vecinos. Solo una colina separa a los Anuncia??o de la m¨¢s cercana. Cuentan que tras el desastre las autoridades cerraron la escuela, pero poco m¨¢s. ¡°Despu¨¦s de Brumadinho, no han hecho ning¨²n simulacro. Solo la sirena, que son¨® una vez. Eran casi las nueve de la ma?ana y casi nadie lo oy¨®. Son¨® muy bajo¡±, recuerda. Las v¨ªctimas de Brumadinho tampoco la oyeron porque no son¨®. ¡°La gente tiene m¨¢s miedo de las balsas ahora, pero al desempleo tambi¨¦n¡±, apunta su hija Tatiane. Ellas, como tantos en la zona, tienen parientes en el sector.
Las minas son la gran fuente de empleo local. Y un potente motor de la econom¨ªa nacional, tanto que la miner¨ªa en Minas Gerais aporta el 8% de las exportaciones de Brasil, que aun en horas bajas es un gigante econ¨®mico. Y en el sector, reina Vale. Fundada en 1942 y privatizada en 1997, es la mayor productora de mineral de hierro del mundo. Su poder es inmenso. La proclama ¡®Mariana, Nunca M¨¢s¡¯ adoptada por su presidente ejecutivo, el ahora sustituido Fabio Schvartsman, tras una tragedia escandalosamente similar en 2015 qued¨® sepultada bajo toneladas de hierro en Brumadinho. El desplome en la mina Mariana mat¨® mucho menos (19 personas) pero caus¨® el mayor desastre ecol¨®gico de Brasil.
¡°Si no est¨¢s a favor de Vale, eres un enemigo. Vale no dialoga, Vale manda¡±, sentencia el profesor Evandro Moraes de la Universidad Federal de Minas Gerais, que estudia hace d¨¦cadas estas represas de desechos mineros. Insiste en que los acad¨¦micos saben hace mucho que, a medida que la tierra es menos rica en minerales, aumentan los residuos. Moraes est¨¢ convencido de que, sin cambios profundos, habr¨¢ nuevos desastres. ¡°Es necesario cambiar el ciclo econ¨®mico¡±, dice ante el desaf¨ªo de gestionar cada vez m¨¢s desechos. Soluciones existen, afirma. Est¨¢n en estudios realizados por la universidad; y son econ¨®micamente viables, asegura. Los residuos se podr¨ªan convertir en cemento. Pero, seg¨²n ¨¦l, Vale no ha mostrado el m¨¢s m¨ªnimo inter¨¦s. ¡°No dialoga con la academia, ni con la sociedad civil¡ solo el Ministerio P¨²blico logra imponerse a Vale¡±, apunta el profesor.
Andressa Lanchoti es la coordinadora del equipo de fiscales de Minas Gerais y de la polic¨ªa federal que investiga qu¨¦ ocurri¨® en Brumadinho. ¡°Necesitamos un cambio de comportamiento muy importante para recuperar la confianza porque en menos de tres a?os hubo dos desastres implicando a la misma empresa (Vale) en dos minas que ten¨ªan certificado de estabilidad y una auditor¨ªa externa. Y ambas colapsaron. Eso supone una falta de credibilidad, no solo de Vale, sino de todo el sistema de gesti¨®n de balsas brasile?o¡±, explica la fiscal en su despacho de Belo Horizonte. Lanchoti considera que el Estado debe asumir la fiscalizaci¨®n que ahora es m¨¢s bien un autocontrol de las empresas. Hay 34 inspectores de balsas en todo Brasil cuando solo Minas Gerais es mayor que toda Espa?a.
Un decreto del Gobierno de Jair Bolsonaro ha ordenado desmantelar en tres a?os todos los dep¨®sitos mineros construidos con la t¨¦cnica del montante, la m¨¢s barata y peligrosa porque no tiene cimientos ni paredes, la usada en las dos balsas colapsadas. En estos cien d¨ªas, el Ministerio P¨²blico orden¨® a Vale paralizar ocho balsas, inspecciones independientes, que pague durante un a?o mil reales mensuales (226 euros) a cada uno de los 40.000 vecinos de Brumadinho, bloque¨® millones en fondos de la empresa para afrontar la emergencia, reclam¨® que apartara a Schvartsman de la presidencia, le retir¨® el pasaporte¡
Seg¨²n la fiscal, ¡°existen tecnolog¨ªas modernas que se usan en otros estados (de Brasil) y en otros pa¨ªses¡± para gestionar desechos mineros, pero ¡°aqu¨ª no se hac¨ªa porque no era prioridad por cuestiones econ¨®micas¡±.
La fiscalizaci¨®n es un punto d¨¦bil en Brasil, como reconoci¨® el vicepresidente, Hamilton Mour?o, en una entrevista con este diario justo despu¨¦s de la tragedia. La Agencia de la Mineraci¨®n ha inspeccionado en estos tres meses unas cien balsas, la mayor¨ªa en Minas Gerais, pero el organismo est¨¢ a¨²n elaborando sus conclusiones, seg¨²n un portavoz. Esos inmensos dep¨®sitos son organismos vivos, dicen los expertos. ¡°Son como un le¨®n en una jaula, siempre a punto de morder¡±, explica el profesor. Suelen colapsar porque su contenido se licua. Es un fen¨®meno misterioso. ¡°Ni siquiera los cient¨ªficos sabemos por qu¨¦ ocurre¡±, afirma Moraes, un ingeniero y ge¨®logo que en su larga carrera ha sido consultor de Vale y de otras firmas mineras. Tres de los dep¨®sitos est¨¢n en un nivel de emergencia tan alto que unas mil personas, seg¨²n la multinacional, han sido evacuadas. A eso se suman los da?os colaterales al sustento de miles de personas de a pie.
El Ministerio P¨²blico investiga por delitos contra la vida y el medio ambiente a 26 personas, con Schvartsman a la cabeza, detuvo cautelarmente a 13 ingenieros y auditores, pero todav¨ªa no hay un informe preliminar sobre las causas de la rotura.
Wilson Moreira, 64 a?os, no sigue en detalle las medidas adoptadas por la fiscal¨ªa, por Vale ni las denuncias de la prensa. Lo que ¨¦l sabe es que ha perdido un hijo. Cleiton Luiz ten¨ªa 29 a?os. ¡°Lo encontraron el martes de Carnaval (un mes despu¨¦s de la tragedia). Solo me dieron una caja con una foto suya encima. Supongo que era ¨¦l. No estaba permitirlo abrirla¡±, explica en Brumadinho este comerciante que adem¨¢s ha visto c¨®mo la econom¨ªa local se arruinaba y sus dos tiendas perd¨ªan clientela. ¡°?l nunca habl¨® de que sintiera riesgo, le gustaba el trabajo. Muri¨® inocente¡±. Wilson interrumpe su relato con risas nerviosas. Est¨¢ convencido de que ¡°si el Ministerio P¨²blico funcionara, Vale estar¨ªa cerrada por seguridad¡±. Pero tambi¨¦n recalca que no puede desaparecer porque es vital para que la gente se gane la vida. Qui¨¦n le iba a decir en 1978, cuando conduc¨ªa un cami¨®n que llevaba residuos a la balsa, que aquel lodazal crecer¨ªa exponencialmente y matar¨ªa a su hijo.
La b¨²squeda de los desaparecidos prosigue. La bombera militar Priscila escrutaba el lodo desde una gr¨²a esta semana en busca de cualquier resto humano u objeto. ¡°Ayer encontramos una agenda, espero que sirva para encontrar a alguien¡±.
En Mariana no hab¨ªa sirenas. Y en Brumadinho no llegaron a sonar. ¡°Los sistemas de alarma tienen que ser autom¨¢ticos¡±, dice el bombero civil Pedro Cruz, de 31 a?os, mientras visita con su novia, Germana Souza, la iglesia de Congonhas que alberga unas famosas esculturas barrocas de Alejaidinho pagadas con el man¨¢ minero y que atraen miles de turistas a la ciudad.
Con 55.000 empleados en Brasil y una facturaci¨®n de 36.500 millones de d¨®lares (32.500 millones de euros), Vale genera much¨ªsima riqueza. Y su poder e influencia son inmensos. Brumadinho hizo desplomarse sus acciones en Bolsa, pero ya cotizan como antes de que el tsunami de lodo se tragara a sus empleados, muchos de ellos mientras com¨ªan en la cantina. El desastre y paralizaci¨®n por orden judicial de tres minas implica producir 62,8 millones de toneladas menos este a?o, explica la compa?¨ªa. Supone un 15% del mineral de hierro que produjo en 2018. Y eso tiene impacto en el mercado mundial.?El mayor fondo de pensiones de Noruega, KLP, ha desinvertido en Vale con la venta de sus 10 millones de euros en acciones porque considera que el accidente supone un ¡°riesgo inaceptable¡±.?La ca¨ªda ha elevado, seg¨²n el profesor Moraes, el precio del mineral de hierro, lo que aminora las p¨¦rdidas y adem¨¢s otras empresas han reactivado minas que no explotaban.
El fantasma de que los responsables ¨²ltimos queden impunes acecha. Basta mirar lo que ocurri¨® en Mariana, donde el tsunami de residuos arras¨® dos ciudades y recorri¨® m¨¢s de 600 kil¨®metros hasta el Atl¨¢ntico, alterando las vidas de cientos de miles de personas y da?ando gravemente el ecosistema. Tres a?os despu¨¦s nadie ha sido condenado. No hay fecha para el juicio y la propietaria ¨CSamarco, de Vale y de la australiana BHP Billiton-- ha pagado una ¨ªnfima parte de las multas por los da?os ambientales porque las tiene recurridas. ¡°Tras Mariana se hizo muy poco. Llev¨¢bamos tres a?os anunciando que habr¨ªa m¨¢s desastres¡±, dice Fabiana Alves, de Greenpeace.
Un veterano del sector minero que tambi¨¦n ha tenido responsabilidades en pol¨ªticas p¨²blicas del sector y que pide quedar en el anonimato admite que la sucesi¨®n de desastres ¡°es absolutamente inadmisible¡± pero recalca que seg¨²n la estad¨ªstica hay unas 2 o 3 roturas al a?o. ¡°Incluso Canad¨¢, un pa¨ªs con un aparato legal considerado bueno, consultores ¨®ptimos y una tradici¨®n de excelencia en actividades mineras, tuvo roturas de balsas todos los a?os entre 2011 y 2014¡±. Los da?os en Brasil son, sin embargo, incomparables con aquellos. Este experto opina que la legislaci¨®n y la fiscalizaci¨®n son insuficientes para evitar accidentes. ¡°Es fundamental tener un proyecto de alta calidad, que la construcci¨®n obedezca a las mejores pr¨¢cticas de la ingenier¨ªa y sobre todo que sea operada con rigor t¨¦cnico¡±.
Sebasti?o Jose do Santos, 61 a?os, vive en la ciudad rodeada por 23 dep¨®sitos de desechos. Este t¨¦cnico de manutenci¨®n en una mina cree que son seguras: ¡°Como hijo de Congonhas y empleado de la CSN (una firma minera), tengo la convicci¨®n de que aqu¨ª no tendremos ninguna cat¨¢strofe como las de Brumadinho y Mariana¡±. Tras un rato de charla, asoma un punto de duda cuando dice que, ¡°si alguna balsa se rompiera, que no se va a romper, todos vamos a sufrir¡±.
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