Ramad¨¢n de desolaci¨®n en Gaza
El relato de familias de las v¨ªctimas emerge entre los focos de destrucci¨®n tras la tregua que ha puesto fin al mayor estallido b¨¦lico en la Franja palestina desde la guerra de 2014
Las tiendas de Gaza parecen bien surtidas, pero los bolsillos est¨¢n vac¨ªos. Pese a la bancarrota de la Franja, la promesa de la llegada de fondos donados por Qatar movi¨® ayer amuchos de los dos millones habitantes del enclave palestino a afanarse en las compras de Ramad¨¢n. En los primeros d¨ªas de ayuno del mes sagrado musulm¨¢n, todav¨ªa humeaban edificios bombardeados durante el pasado fin de semana por la aviaci¨®n israel¨ª en el mayor estallido b¨¦lico desde la devastadora guerra de 2014.
Las l¨¢grimas tambi¨¦n siguen derram¨¢ndose por las mejillas de los familiares de los 25 gazat¨ªes muertos en los ataques contra 350 objetivos en la Franja, pero Mahmud abu Arar tiene los ojos secos. Las im¨¢genes de su mirada perdida con el cad¨¢ver de su hija Seba, de 16 meses de edad, en brazos camino del funeral dio la vuelta al mundo. ¡°Tengo que ocuparme de mis otros seis hijos. ?C¨®mo quiere que me sienta? P¨®ngase en mi lugar¡±, responde con sequedad, bajo un estado de choque aparentemente contenido, este alba?il de 30 a?os en paro.
El dolor es compartido por su hermano Adnan, de 40 a?os y tambi¨¦n en desempleo prolongado, como el 52% de la poblaci¨®n de la Franja. Falastine abu Arar, su esposa y madre de sus nueve hijos, estaba embarazada de siete meses cuando pereci¨® el s¨¢bado a consecuencia de la metralla del proyectil que tambi¨¦n seg¨® la vida de su sobrina Seba.
La inteligencia militar israel¨ª ha achacado ambas muertes a la explosi¨®n de un cohete disparado por las milicias de Ham¨¢s, ¡°que cay¨® donde no deb¨ªa¡±. El Ministerio de Sanidad de Gaza replic¨® que fueron v¨ªctimas del disparo de un misil de la aviaci¨®n de Israel. La familia Abu Arar, un clan palestino agrupado en varias casas que flanquean una calle sin asfaltar del modesto barrio de Zeitun, al este de la capital gazat¨ª, asegura que un dron israel¨ª sobrevol¨® la zona antes de que cayera el proyectil.
¡°Aqu¨ª no hay instalaciones de las milicias palestinas¡±, sostiene Adnan ante la mirada absorta de su hermano menor. ¡°Si hubiese habido rampas de lanzamiento ocultas, la aviaci¨®n habr¨ªa lanzado m¨¢s ataques para destruirlas¡±, argumenta. ¡°El ¨²nico impacto se produjo en nuestro patio¡±.
Una docena de ni?os juguetean descalzos a su lado sobre el suelo arenoso del recinto donde cay¨® fulminada la peque?a Seba. Son sus hermanos y primos. Un peque?o cr¨¢ter junto a unos arbustos marca el lugar golpeado por el proyectil. En los muros que rodean el patio se observan marcas de metralla de un tama?o claramente menor a las visibles en la fachada de la casa de Moshe Agadi en Ashkelon, ciudad israel¨ª pr¨®xima a la frontera de Gaza, quien muri¨® el domingo por el impacto de un cohete Qasam lanzado por las milicias palestinas. En apenas dos d¨ªas Ham¨¢s y la Yihad isl¨¢mica dispararon 690 proyectiles en direcci¨®n a Israel que causaron cuatro muertos y sembraron el p¨¢nico.
Los ni?os del clan Abu Arar ya no quieren jugar en el patio. Se agrupan ante los adultos que relatan la desgracia que se ha cernido sobre la familia. Otros dos peque?os siguen en el hospital, uno de ellos con metralla alojada en el abdomen, al igual que la madre de Seba. F¨¢tima hermana de Adnan y Mahmud, cuida de todos ellos. ¡°Unos no quieren comer, otros se despiertan por la noche preguntado por los ausentes¡±, explica preocupada. ¡°Pero aqu¨ª no hay psic¨®logos ni nadie que nos ayude¡±.
Velatorio del cambista abatido desde el aire
Frente a la desolaci¨®n patente entre los arenales de Zeitun, en el barrio de Al Tufah, al sur de la Ciudad de Gaza, colgaban carteles heroicos y m¨²sica patri¨®tica en el velatorio de Hamed Judari, de 34 a?os. Su veh¨ªculo recibi¨® el domingo el impacto directo de un misil israel¨ª mientras circulaba por una de las callejuelas del distrito. El Ej¨¦rcito israel¨ª se atribuy¨® la acci¨®n ¨Cconsiderada el primer asesinato selectivo en la Franja palestina desde la guerra de 2014¨C contra ¡°un objetivo militar leg¨ªtimo¡± y distribuy¨® un v¨ªdeo con im¨¢genes a¨¦reas que detalla la operaci¨®n. Judari, propietario de una casa de cambio en el enclave, hab¨ªa sido acusado por el Shin Bet (contraespionaje de Israel) de canalizar transferencias de fondos desde Ir¨¢n las milicias Ezedin al Qasam, de Ham¨¢s, y las Brigadas al Quds, ala militar de la Yihad Isl¨¢mica.
¡°Le mataron por ser un hombre de negocios de ¨¦xito que daba de comer a sus seis hijos¡±, alega su padre, Ahmed al Judari, de 59 a?os, en el pabell¨®n donde los allegados han recibido el p¨¦same de centenares de gazat¨ªes durante tres d¨ªas, como manda la tradici¨®n isl¨¢mica. ¡°Mi hijo era militante de Ham¨¢s, como muchos otros en Gaza, pero no ocupaba un puesto de responsabilidad ni pertenec¨ªa a las milicias¡±, recalca. ¡°Las transferencias solo se hacen a trav¨¦s de la banca palestina y no pueden ser remitidas directamente al exterior¡±, se?ala el progenitor del cambista, que ense?o el oficio a tres de sus hijos. ¡°Sus dos hermanos¡±, revela, ¡°han recibido la advertencia de Israel de que pueden seguir la misma suerte que Hamed¡±.
Miembros uniformados de las brigadas Ezedin al Qasam, con la cara cubierta y armados con fusiles de asalto, se presentaron para rendir homenaje al cambista abatido por Israel. Tambi¨¦n acudi¨® el ministro del Interior de Gaza, Taufik Abu Naim, cuyas oficinas, situadas en el antiguo palacio de los gobernadores brit¨¢nicos y egipcios, quedaron arrasadas por un bombardeo israel¨ª. ¡°Despu¨¦s de m¨¢s de 20 a?os en las c¨¢rceles de Israel nunca temo poder salir a la calle¡±, aseguraba el ministro de Ham¨¢s. Abu Naim fue excarcelado en 2011 junto a m¨¢s de un millar de prisioneros palestinos a cambio la liberaci¨®n del soldado israel¨ª Gilad Shalit, quien permaneci¨® secuestrado durante cinco a?os por milicias de la Franja. ¡°Cualquiera puede morir en Gaza¡±, reflexion¨® en voz alta. ¡±Nadie est¨¢ a salvo: no me veo que mi destino sea muy distinto del de Judari, o al de la mujer embarazada y la ni?a¡±.
Los altos cargos de los partidos y los grupos armados palestinos suelen ocultarse en refugios subterr¨¢neos durante los ataques del Ej¨¦rcito al enclave. En la decena de estallidos b¨¦licos ¨Ccon intercambio de cohetes palestinos y bombardeos israel¨ªes¨C, registrados desde hace un a?o no se han contabilizado muertes en el liderazgo civil y militar islamista que gobierna de facto en Gaza desde 2007. El hecho de que Judari estuviese circulando por la capital del enclave ¨C¡°para hacer las compras de Ramad¨¢n¡±, desvel¨® su padre¨C a la luz del d¨ªa y en plena oleada de ataques apunta a que su papel no era relevante en el organigrama de Ham¨¢s.
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