El contraveneno (Corferias, Bogot¨¢)
Es claro que en los lugares de la cultura no ha sido bien recibido un Gobierno empe?ado en sabotear un acuerdo de paz
Quien se haya dedicado a verlo todo con cuidado, quien haya ido del plano general al primer plano, y adem¨¢s se haya acercado a escuchar qu¨¦ estaba pasando en aquellos salones, seguro cay¨® en la cuenta de que en la gigantesca Feria Internacional del Libro de Bogot¨¢ de 2019 se llev¨® a cabo una reivindicaci¨®n de los acuerdos de paz con las FARC. A la ultraderecha criolla, que esperaba que el regreso del uribismo al poder fuera tambi¨¦n una venganza y un sometimiento de los progresismos, no le caer¨¢ en gracia la idea de un pa¨ªs enorme dentro del pa¨ªs que ¨Ccomo si hubiera descubierto una vocaci¨®n¨C no cree en pacificaciones atroces, sino en acabar con la guerra palabra por palabra. La ultraderecha criolla, que es menos grande de lo que se cree, pero manda, reducir¨¢ el asunto a ¡°embeleco¡± o ¡°enga?o¡± de la izquierda. Pero esta feria fue sobre esa paz.
Ha habido se?ales desde el comienzo del a?o: siempre las hay. El domingo 3 de febrero en el Hay Festival de Cartagena, en una presentaci¨®n de la escritora nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie ante la comunidad afrodescendiente del barrio Nelson Mandela, la ministra de Cultura fue abucheada desde que pronunci¨® las palabras ¡°el presidente Duque¡¡±. El mi¨¦rcoles 6 de marzo, en la inauguraci¨®n del Festival de Cine de Cartagena, la vicepresidenta de la Rep¨²blica fue silbada ¨Cbajo la mirada vigilante e in¨¦dita de la polic¨ªa¨C desde que la presentadora del evento pidi¨® un aplauso para ella. Es claro que en los lugares de la cultura ¨Ca fin de cuentas los lugares en donde se ha estado narrando la guerra, como lanzando un contraveneno, mientras por fin llega la justicia¨C no ha sido bien recibido un Gobierno empe?ado en sabotear un acuerdo de paz.
Desde el uribismo obstinado podr¨ªa pensarse, con el deseo, que se trata del desvar¨ªo de un gremio ¨ªnfimo e intrascendente: ¡°Los mamertos de la cultura¡±. Pero el s¨¢bado 27 de abril el exnegociador de paz Humberto de la Calle fue recibido por el imponente auditorio de la Feria, en la presentaci¨®n de su recuento Revelaciones al final de una guerra, como la estrella de rock que lider¨® el acuerdo: el hombre que tendr¨ªa que ser el presidente. Y el mi¨¦rcoles 1? de mayo el expresidente Juan Manuel Santos no solo no fue abucheado ni entorpecido en el lanzamiento de su libro La batalla por la paz, que narra el proceso con las FARC, sino que fue ovacionado desde el principio hasta el final por un p¨²blico agradecido que rompi¨® los r¨¦cords de asistencia que hab¨ªan roto las apariciones inveros¨ªmiles de los youtubers.
Esta Feria del Libro fue sobre esa paz: en los 3.000 metros cuadrados del pabell¨®n de honor de Corferias, el gigantesco centro de eventos en el occidente de Bogot¨¢, se celebr¨® como ¡°pa¨ªs invitado¡± a la Colombia que est¨¢ cumpliendo dos siglos ¨Cdoscientos a?os de tratados de paz traicionados¨C con una cuestionadora exposici¨®n llena de objetos, de sonidos de ultratumba, de im¨¢genes recobradas e inesperadas que recrean esta cultura despojada por las guerras.
Yo, de ser un consejero del Gobierno, dejar¨ªa de menospreciar a ese pa¨ªs que se desacostumbr¨® al conflicto armado, a ese mundo de la cultura que se ha valido de los lenguajes del arte para resistir la violencia colombiana, a ese progresismo que ha vivido en mora de comunicarse con esa parte de la ciudadan¨ªa que sigue sinti¨¦ndose amenazada por la palabra ¡°izquierda¡±, pero que no deja de ser un s¨ªntoma de una sociedad harta de los pol¨ªticos que creen que gobernar no es una forma de la solidaridad, sino de la caridad. Yo, de ser un consejero del Gobierno, propondr¨ªa respetar a la oposici¨®n; sugerir¨ªa aprovechar los tres a?os que quedan en algo diferente a negar que hemos engendrado un Estado hostil; hablar¨ªa de dejar en paz la paz.
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