La juerga ibicenca que hundi¨® al ultra Strache
El esc¨¢ndalo de corrupci¨®n del l¨ªder radical sacude Austria y acaba con la coalici¨®n tejida por el conservador Kurz. El lunes afronta una moci¨®n de censura
Austria tiene una nueva banda sonora. Se titula We¡¯re Going to Ibiza, una canci¨®n discotequera de los a?os noventa que reson¨® el pasado s¨¢bado a toda pastilla a las puertas de la canciller¨ªa en Viena mientras miles de manifestantes esperaban a que el jefe del Gobierno, el democristiano Sebastian Kurz (?VP), decidiera lo que parec¨ªa inevitable: la ruptura de la coalici¨®n de Gobierno que forj¨® a finales de 2017 con el ultraderechista FP? y elecciones anticipadas. Kurz se tom¨® su tiempo. M¨¢s de siete horas transcurrieron ese 18 de mayo entre la dimisi¨®n del vicecanciller, el ultra Heinz-Christian Strache, y la esperada comparecencia. Para entonces, al filo de las ocho de la tarde, ya circulaba por todas partes el v¨ªdeo grabado con c¨¢mara oculta en julio de 2017 en una villa de Ibiza, en el que el ya exjefe ultra ofrec¨ªa a una supuesta sobrina de un oligarca ruso posibles contratos p¨²blicos para invertir su dinero negro a cambio de apoyo.
Entre tragos de Redbull y vodka, Strache plantea en el v¨ªdeo adjudicaciones y v¨ªas de financiar ilegalmente a su partido, y se jacta de recibir donaciones millonarias de grandes empresas ¡ªque lo desmienten¡ª. ¡°No pagan al partido, sino a una asociaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro. Le tienes que explicar que eso no pasa por el Tribunal de Cuentas¡±, pide a su colaborador y ya exportavoz en el Parlamento, Johann Gudenus, que traduzca al ruso para la magnate.
C¨®modamente instalado en un sof¨¢, Strache se entusiasma al imaginar que la mujer pueda controlar el influyente Kronen Zeitung, y ¡°zas, zas, zas¡± echar a periodistas que no le gustan, poner a otros para impulsarle en las legislativas meses despu¨¦s. Aspira a un paisaje medi¨¢tico ¡°como el de [Viktor] Orb¨¢n en Hungr¨ªa¡±.
El v¨ªdeo desvelado por los peri¨®dicos alemanes Der Spiegel y S¨¹ddeutsche Zeitung expone con crudeza la esencia de la juerga ibicenca: control de la opini¨®n p¨²blica e influencia aun a costa de la legalidad, por m¨¢s que, parad¨®jicamente, el protagonista insista en la grabaci¨®n en que todo debe hacerse cumpliendo la ley. Tambi¨¦n est¨¢ ah¨ª la cercan¨ªa a Rusia, com¨²n a otras ultraderechas europeas. Las im¨¢genes muestran, en resumen, ¡°c¨®mo Austria se vender¨ªa a unos rusos cualquiera¡±, apunta por tel¨¦fono Thomas Meyer, profesor de Ciencias Pol¨ªticas de la Universidad de Viena.
Demasiado para el canciller, que tras estallar el asunto dice: ¡°Ya basta¡±. El esc¨¢ndalo de corrupci¨®n ha liquidado a un Gobierno que solo ha durado a?o y medio. Strache pide perd¨®n, achaca todo al alcohol y a su actitud de ¡°macho¡± que quer¨ªa impresionar a la oligarca. Se ve v¨ªctima de una ¡°trampa, un atentado pol¨ªtico¡±.
Tercer fracaso
La onda expansiva de la explosi¨®n del Ibizagate no acaba ah¨ª. Esta semana, el ministro m¨¢s ultra, el de Interior, ha sido destituido, el resto cesados a petici¨®n propia, hay peticiones de investigaci¨®n judicial y del Tribunal de Cuentas, habr¨¢ elecciones anticipadas en septiembre, un Gobierno de transici¨®n con tecn¨®cratas hasta entonces y una moci¨®n de censura en el Parlamento que ma?ana puede dejar en la calle al propio Kurz. Un vendaval pol¨ªtico que ha sacudido a Austria (8,7 millones de habitantes) justo antes de las elecciones europeas en las que este domingo mide su fuerza el ultranacionalismo del continente.
Nada de esto era imaginable cuando en octubre de 2017 el reci¨¦n elegido Kurz prometi¨® dar a los austriacos el ¡°cambio¡± pedido en las urnas. En la cima pol¨ªtica con solo 31 a?os, desech¨® repetir la tradicional coalici¨®n con los socialdem¨®cratas y sum¨® su 31,6% al 26% de la extrema derecha para lograr la mayor¨ªa. Los antecedentes de un posible desastre estaban ah¨ª, le reprocha la oposici¨®n: las dos participaciones de la extrema derecha en el Gobierno ¡ªcon los socialdem¨®cratas, de 1983 a 1987, y con los conservadores, de 2002 a 2006,¡ª acabaron mal, la ¨²ltima con el FP? escindido.
Pero con Strache, un t¨¦cnico dental de 49 a?os que ha llevado al FP? a su mayor crecimiento, el canciller quiso intentarlo de nuevo. Les une una pol¨ªtica de cierre de fronteras, adelgazamiento del Estado de bienestar y bajada de impuestos. Al pacto de gobierno le han seguido 15 meses de medidas restrictivas al asilo y pol¨¦micas sin fin del ministro del Interior, Herbert Kickl, el ultra m¨¢s ¨¢spero, que, en un pa¨ªs con pasado nazi, no tiene empacho en hablar de ¡°concentrar¡± en ciertos lugares a los refugiados. Tambi¨¦n impulsa un registro de los servicios de inteligencia interior por una denuncia poco clara que provoca que los espionajes de otros pa¨ªses tomen distancia de Austria. Adem¨¢s, el FP? pasea su sinton¨ªa con el Kremlin y Vlad¨ªmir Putin es en agosto de 2018 la estrella de la boda de la ministra de Exteriores, Karin Kneissl, independiente pero en la cuota ultra.
Por m¨¢s que como vicecanciller Strache se viste de hombre de Estado y condena el antisemitismo, este rebrota sin cesar en sus filas y el ataque islam¨®fobo en Nueva Zelanda expone los contactos con movimientos radicales y de poso neonazi. Kurz parece abstraerse de estos l¨ªos, se centra en la reforma econ¨®mica, aunque se distancia en los casos m¨¢s crudos. Hasta el v¨ªdeo de Ibiza.
Kurz probablemente gane votos tras el esc¨¢ndalo del FP? en las europeas de este domingo. ¡°Pero la pr¨®xima legislatura ser¨¢ m¨¢s complicada. ?l mismo ha dicho que los unos no saben gobernar, y que los otros no quieren¡±, explica Meyer en referencia a la ultraderecha y los socialdem¨®cratas, respectivamente. Las opciones de coalici¨®n tras las legislativas que se han adelantado a septiembre no son ahora claras. El canciller, en cualquier caso, goza de una alta popularidad. Pese a que una salida del cargo si prospera este lunes la moci¨®n contra ¨¦l ser¨ªa un ¡°rev¨¦s, si se consideran las encuestas antes del caso Ibiza, ser¨¢ probablemente el m¨¢s fuerte en oto?o¡±.
El FP? mantiene prietas las filas y echa la culpa de su fracaso en el Gobierno al canciller. El FP? puede bajar este domingo en apoyo, "pero tiene una base firme¡±, analiza Meyer. Entre los votantes cr¨ªticos con el sistema, euroesc¨¦pticos y antinmigraci¨®n, el discurso ultra seguir¨¢ sonando ¡°plausible¡±. ?Y Strache? Pregona en Facebook su ¡°inocencia¡± y si no sale mal parado de la investigaci¨®n por el v¨ªdeo y cala en el p¨²blico que fue un ¡°error¡±, como ¨¦l lo llama, no es descabellado que pueda pensar en volver a la pol¨ªtica.
¡°Es una trampa¡±
En aquella noche de copas en la villa de Ibiza, hubo un momento en el que a Heinz-Christian Strache se le encendi¨® la bombilla. Mir¨® los pies de la supuesta rusa rica y vio que ten¨ªa las u?as sucias. Impropio de una mujer adinerada. ¡°Es una trampa, es una trampa¡±, le espet¨® a Johann Gudenus, un estrecho colaborador y la persona que le convenci¨® del encuentro. ¡°Que no, que no¡±, contest¨® este, seg¨²n medios austriacos. Y la fiesta sigui¨®. La mujer dijo llamarse Aljona Makarowa, pero no es familiar del magnate ruso del gas Igor Makarov. ¡°Soy hijo ¨²nico, no tengo ninguna sobrina¡±, ha declarado este. El Kremlin, por su parte, ha negado tener nada que ver con este asunto. La mujer contact¨® a Gudenus a trav¨¦s de un abogado de Viena al que los medios austriacos vinculan con intentos de vender material comprometedor de pol¨ªticos. El letrado, tras negarlo, afirma ahora que el v¨ªdeo fue ¡°un proyecto motivado por la sociedad civil¡± y lo inscribe en supuestos m¨¦todos del ¡°periodismo de investigaci¨®n¡±. Completa la trama de momento un detective de M¨²nich con ra¨ªces en Viena que supuestamente acompa?¨® a la mujer se?uelo a Ibiza. Strache ha denunciado a los tres. Pero sigue sin saberse qui¨¦n encarg¨® el v¨ªdeo.
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