Llanto y crujir de dientes
La severidad de los m¨¦todos de L¨®pez Obrador para cambiar a M¨¦xico guarda proporci¨®n con la magnitud de la tarea
Los rasgos pintorescos de Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, su rijosidad a ratos incomprensible, sus fatigosas reiteraciones llevan a buena parte de sus cr¨ªticos a confundir la forma con el fondo. Nos detenemos obsesivamente en el ¨²ltimo desliz o en el contratiempo administrativo convertido en esc¨¢ndalo insoportable. Lo que no vemos es que poco a poco est¨¢ poniendo las bases para una revoluci¨®n en el ejercicio de gobierno que habr¨¢ cambiado a M¨¦xico en m¨¢s de un sentido.
El combate al dispendio es un buen ejemplo. La austeridad franciscana que Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador ha impuesto en el gasto p¨²blico ha provocado el llanto y crujir de dientes en muchos estamentos de la sociedad mexicana. Los recortes de presupuesto han sido brutales y en muchos casos cuestionables. Hospitales que se quedan sin medicinas, escolares sin la beca prometida, plantas de combustible sin los insumos para hacer su trabajo. La precariedad alcanza en ocasiones momentos anecd¨®ticos. Desde ver al presidente con sus zapatos desgastados hacer fila en aviones comerciales (y llegar retrasado a su giras) hasta la prohibici¨®n de vuelos al extranjero por parte de funcionarios a menos que reciban la aprobaci¨®n personal del mandatario. Los cuellos de botella que se est¨¢n creando en la operaci¨®n de la administraci¨®n p¨²blica son importantes y, al decir de los economistas, tendr¨¢n un impacto significativo en el PIB de este a?o.
Y sin embargo la tozudez del presidente es infranqueable. Defiende la severidad de los talibanes de la secretar¨ªa de Hacienda contra tirios y troyanos, incluyendo las protestas de sus propios ministros, obligados a entregar resultados con tres pesos. En el fondo, me parece que la severidad de los m¨¦todos de L¨®pez Obrador guarda proporci¨®n con la magnitud de la tarea.
La austeridad es la piedra nodal de su propuesta de cambio por tres razones: primero, porque es la ¨²nica manera de mantener finanzas p¨²blicas sanas, evitar un descalabro de la moneda, procesos inflacionarios incontrolables y fuga de capitales. Por m¨¢s que fustigue todos los d¨ªas a los gobiernos neoliberales que le precedieron, su disciplina financiera en algunos puntos es m¨¢s ortodoxa que la de todos sus predecesores. En buena medida gracias a ello ha logrado conjurar los riesgos de desestabilizaci¨®n que supon¨ªa el ascenso al poder de un l¨ªder popular de izquierda.
Segundo, necesita esos ahorros para financiar los nuevos programas para combatir la pobreza (su promesa m¨¢s vehemente y reiterada). Su intenci¨®n de trasladar directamente y sin intermediarios decenas de miles de millones de d¨®lares a los m¨¢s desprotegidos no puede financiarse exclusivamente con los ingresos convencionales a disposici¨®n del gobierno. La eliminaci¨®n de viajes, seguros m¨¦dicos, reducci¨®n de sueldos y prestaciones, y muchos otros privilegios de la llamada ¡°burocracia dorada¡± ha sido implacable a costa, incluso, de llevarse entre las patas programas sanos y tareas esenciales. Como en el caso de las medicinas, el gobierno prefiere corregir donde haya cometido excesos que flexibilizar sus intenciones.
Tercero, el combate a la corrupci¨®n no se circunscribe a la austeridad pero forma parte esencial de ella. ¡°No pido que me den, solo que me pongan d¨®nde hay¡± rezaba el c¨ªnico lema del pol¨ªtico acostumbrado a medrar con los bienes p¨²blicos. L¨®pez Obrador est¨¢ decidido a que ya no ¡°haya¡±. La clase pol¨ªtica y la ¨¦lite que la rodea se hab¨ªan acostumbrado a considerar el patrimonio p¨²blico como un patrimonio gremial, la cosa p¨²blica como cosa nostra. Un fen¨®meno latinoamericano que en M¨¦xico adquiri¨® proporciones fara¨®nicas y parec¨ªa inscrito en el c¨®digo gen¨¦tico de los servidores p¨²blicos (un pol¨ªtico pobre es un pobre pol¨ªtico, acostumbraba decir uno de los pr¨®ceres del pasado).
La austeridad no es la ¨²nica propuesta de cambio radical, desde luego. Se refuerza con otros tres campos igualmente vitales y auto reforzantes. La transparencia de la informaci¨®n, el combate a la inseguridad p¨²blica y la mirada gubernamental a favor de los pobres. No siempre los m¨¦todos del presidente son obvios y a ratos parecen contradictorios, pero demos por sentado que ¨¦l tiene claro a d¨®nde quiere ir y no cambiar¨¢ de rumbo. No ser¨¢ f¨¢cil ni el ¨¦xito est¨¢ asegurado, pero algo importante est¨¢ sucediendo aunque no queramos verlo.
Nos quejamos de sus ruedas de prensa ma?aneras porque no siempre contesta de manera puntual y directa, sin ver que est¨¢ inaugurando una pr¨¢ctica que revoluciona la opacidad en la que operaban los presidentes. Revela el destino del gasto publicitario, anta?o un secreto sagrado, y nos molesta (con raz¨®n) la manera desaseada en que se dio a conocer. Y sin embargo, algo fundamental se ha modificado en esta materia.
La b¨²squeda de los negros en el arroz impide percatarnos de que se est¨¢n poniendo otros guisos sobre la mesa. El problema de nuestra percepci¨®n de L¨®pez Obrador es que los memes sustituyen la interpretaci¨®n de fondo; mientras nos entretenemos con el dislate de la semana, ¨¦l est¨¢ cambiando el pa¨ªs pese al llanto y crujir de dientes.
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