El presidente versus la ¡®comentocracia¡¯
El pulso entre L¨®pez Obrador y los columnistas es in¨¦dito. El Gobierno en turno afrontaba algunas plumas cr¨ªticas, pero el aparato publicitario consegu¨ªa una cobertura favorable. Hoy el panorama se ha invertido
Los columnistas sol¨ªan ser los int¨¦rpretes de los asuntos p¨²blicos, aquellos que configuraban a la opini¨®n p¨²blica, hoy ni siquiera son capaces de influir en la opini¨®n de sus familiares, no convencen a su esposa ni a sus padres o hermanos, dijo palabras m¨¢s o palabras menos el presidente Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador esta semana. De otra manera no se explica, reflexion¨®, que pr¨¢cticamente todos los articulistas est¨¦n en su contra y no obstante el pueblo lo apoye.
Quiz¨¢ el fen¨®meno no es tan categ¨®rico como lo describe el presidente, eso lo sabr¨¢n los familiares de todos los que escribimos, pero atiende a un hecho real: los niveles de aprobaci¨®n del mandatario mexicano son abrumadoramente altos pese a que la mayor¨ªa de los medios de comunicaci¨®n y en particular los espacios de opini¨®n le son profundamente adversos. Los columnistas m¨¢s le¨ªdos entre las ¨¦lites, normalmente, conductores de programas noticiosos y de debate en radio y televisi¨®n, tunden al Gobierno y en particular al presidente todos los d¨ªas. Material no les falta gracias al estilo pintoresco de AMLO, a las charlas improvisadas de poco m¨¢s de una hora que ofrece entre 7 y 8 de la ma?ana de lunes a viernes y a su inclinaci¨®n por la confrontaci¨®n con sus adversarios. El pulso entre el presidente y la llamada comentocracia es in¨¦dita en el pa¨ªs. Por lo general el Gobierno en turno sol¨ªa afrontar algunas plumas cr¨ªticas, pero el aparato publicitario y de comunicaci¨®n terminaba por conseguir una cobertura favorable o comprensiva para con el soberano, por m¨¢s que hubiera excepciones. Hoy el panorama se ha invertido. La mayor¨ªa de los periodistas estelares, los que cuentan con cientos de miles o millones de seguidores en redes sociales, tunden al presidente.
Habr¨¢ que seguir de cerca el desenlace de esta confrontaci¨®n porque no hay apuestas seguras. Hasta ahora L¨®pez Obrador va ganando la partida, pero muchos advierten que eso se debe a la luna de miel que suelen gozar los presidentes entrantes. Luego, el desgaste que supone gobernar y la imposibilidad de cumplir las expectativas terminan por pasar factura al r¨¦gimen en funciones.
Y ciertamente la comentocracia est¨¢ haciendo todo lo posible por agotar cuanto antes esa luna de miel. Los micr¨®fonos y las columnas desmontan cada d¨ªa lo que a su juicio son dislates, contradicciones, errores, rid¨ªculos del presidente y su administraci¨®n. Tras el enunciado de desaciertos suelen concluir, por en¨¦sima ocasi¨®n en la semana, con lo que hab¨ªan profetizado desde la campa?a: el inexorable fracaso de L¨®pez Obrador, su incapacidad para gobernar.
El presidente libra su lucha recurriendo a la estrategia que pretende seguir en materia de gasto p¨²blico: eliminar a los intermediarios. Sus programas de bienestar quieren prescindir de las ONGs o de la burocracia para entregar directamente los recursos deposit¨¢ndolos a la cuenta bancaria del beneficiario. Algo similar pretende en materia de comunicaci¨®n.
Su decisi¨®n de someterse una hora diaria a preguntas abiertas de los reporteros, sesi¨®n que es transmitida libremente en la Web y en redes sociales, tiene el prop¨®sito de establecer un puente directo con los ciudadanos, salt¨¢ndose al mediador. Ofrece primicias, aclara dudas, distribuye explicaciones. En el pasado comentaristas y columnistas pol¨ªticos se hicieron indispensables por la enorme opacidad de los usos y costumbres del poder. El presidente era enigm¨¢tico, indescifrable, cargado siempre de cartas bajo la manga. Se hac¨ªan necesarios los iniciados capaces de decodificar intenciones y motivos escondidos en lo pliegues del poder.
Hoy el presidente est¨¢ tratando de hacerlos obsoletos por el simple expediente de exponerse directamente al p¨²blico. Antes de que tengamos oportunidad de leer las reacciones de todos estos articulistas a la sorpresiva renuncia del director del instituto de la Seguridad Social (IMSS), un esc¨¢ndalo por donde se le mire, el presidente ofrece sus reacciones a las 7:20 de la ma?ana, informa qui¨¦n ser¨¢ su sustituto y c¨®mo se subsanar¨¢n las cr¨ªticas del exdirector.
Cada vez que los comentaristas intentan definir la agenda y convertir un incidente en una factura pol¨ªtica costosa, L¨®pez Obrador ha buscado desmontar el esc¨¢ndalo y ofrecer al circo un material distinto y hacerse as¨ª del control de la agenda. No siempre lo ha conseguido, aunque s¨ª la mayor¨ªa de las veces.
Desde luego se trata de algo m¨¢s que de una confrontaci¨®n mensajes. En el fondo se enfrentan dos concepciones pol¨ªticas. AMLO dir¨ªa que son las resistencias del statu quo opuesta al cambio de r¨¦gimen a favor de los pobres que ¨¦l propone; la comentocracia dir¨¢ que es el deber de exponer ante la opini¨®n p¨²blica la regresi¨®n que representa una propuesta populista y trasnochada. Por ahora la parte m¨¢s visible es esta confrontaci¨®n entre presidente y comunicadores. Solo el tiempo dir¨¢ qui¨¦n terminar¨¢ imponi¨¦ndose. Por lo pronto, as¨®mese usted a una ma?anera, algo peculiar est¨¢ sucediendo all¨ª; y para bien o para mal, la calculada candidez de L¨®pez Obrador no lo defraudar¨¢.
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