Dos millones de personas inundan Hong Kong para defender las libertades
La ministra jefa del territorio, Carrie Lam, ha pedido disculpas por las "deficiencias en el trabajo de su Gobierno"
Todo Hong Kong estaba all¨ª. Dos millones de personas, seg¨²n los organizadores, que ante las gigantescas dimensiones de la marcha tardaron nueve horas en poder ofrecer esa cifra. La tercera protesta en una semana contra el proyecto de ley de extradici¨®n ha sido la mayor de todas, y con diferencia. Ha doblado la participaci¨®n de la del domingo pasado y es la m¨¢s gigantesca de la historia reciente de Hong Kong: ha participado el 28% de una poblaci¨®n de siete millones de residentes. Ocho horas despu¨¦s de que la cabeza de la marcha emprendiera la ruta, la cola a¨²n no hab¨ªa terminado de llegar al final. El recuento de la polic¨ªa es menor, de 338.000 personas. Pero tambi¨¦n aumenta la participaci¨®n sobre su estimaci¨®n del domingo pasado, y admite que solo incluye el recorrido oficial, no a los centenares de miles de personas que marcharon por avenidas paralelas ante la falta material de espacio en la ruta indicada. Si Carrie Lam, la ministra jefa del Gobierno aut¨®nomo pens¨® que desactivar¨ªa las protestas ciudadanas al anunciar el s¨¢bado la suspensi¨®n del proyecto de ley de extradici¨®n, la respuesta ciudadana le ha demostrado que se equivoc¨® por completo.
Pasada la medianoche, a¨²n decenas de miles de personas se encontraban concentradas en la avenida frente al Parlamento aut¨®nomo hongkon¨¦s, como hicieron decenas de miles de j¨®venes el mi¨¦rcoles pasado para rodear la sede del legislativo e impedir que se tramitase el denostado proyecto de ley, que por primera vez autorizar¨ªa la entrega de sospechosos a China. El uso de la fuerza policial, condenada por excesiva por el colegio de abogados y organizaciones de derechos humanos, para disolver esas protestas hab¨ªa indignado a¨²n m¨¢s a unos ciudadanos ya indignados porque el Gobierno aut¨®nomo hiciera caso omiso de sus multitudinarias protestas.
¡°?Carrie Lam, dimite! ?Retirada del proyecto de ley!¡±, gritaban los participantes en la protesta, que se desarroll¨® de manera absolutamente pac¨ªfica. En cabeza de la marcha, discapacitados en sillas de ruedas. Detr¨¢s de ellos, el resto de la arrolladora marea humana: ni?os, ancianos, hongkoneses, extranjeros, acomodados, familias enteras. Grupos que tocaban tambores. J¨®venes con la cara cubierta por m¨¢scaras. Adultos llevando globos negros. En algunos puntos, simplemente por la pura aglomeraci¨®n, la marcha deb¨ªa detenerse o avanzar cent¨ªmetro a cent¨ªmetro. De las bocas de metro segu¨ªa llegando gente para sumarse al largo, largu¨ªsimo drag¨®n. Varias estaciones tuvieron que cerrarse debido a la saturaci¨®n.
El negro era el color que vest¨ªan todos, el color elegido para simbolizar la ira ciudadana. Tambi¨¦n el dolor por la muerte de un joven activista fallecido la noche anterior tras colgar un cartel de protesta en lo alto de un edificio.
Muchos llevaban flores blancas ¡ªmargaritas, rosas, lirios¡ª?para, al paso de la manifestaci¨®n, depositar un homenaje simb¨®lico en el lugar donde cay¨® el joven. Bobby, un adolescente de 16 a?os que participaba por primera vez en una manifestaci¨®n, era uno de ellos. No asisti¨® a la del domingo anterior, en la que marcharon algo m¨¢s de un mill¨®n de personas, pero ver las escenas de violencia policial el mi¨¦rcoles y enterarse de esa muerte le decidi¨®. ¡°Me di cuenta de que a este Gobierno no le preocupan sus ciudadanos, y que Carrie Lam no nos escucha. Pens¨¦ que ten¨ªa que venir para que el Gobierno sepa c¨®mo me siento¡±.
Como Bobby, muchos otros manifestantes expresaban su indignaci¨®n contra la jefa del Gobierno aut¨®nomo, a la que acusan de, simplemente, intentar ganar tiempo al suspender la tramitaci¨®n del proyecto de ley. ¡°Si fuera sincera, lo retirar¨ªa completamente. Pero lo que quiere es que nos callemos la boca, nos volvamos a casa y entonces hacer lo que quiera. Pues se va a encontrar que ni nos callamos ni nos volvemos a casa¡±, aseguraba Annie, una banquera de 50 a?os que, armada con un paquete de folios, caligrafiaba mensajes de protesta para quien los quisiera lucir en la manifestaci¨®n. ¡°Esta idea se me ocurri¨® a m¨ª. No hay l¨ªderes, cada uno contribuye con lo que se le ocurre a esta manifestaci¨®n y yo pens¨¦ en hacer esto¡±, explica.
Sus carteles reiteran los mensajes que los ciudadanos han repetido machaconamente los ¨²ltimos d¨ªas. ¡°No nos dispar¨¦is¡±, ¡°Amamos nuestra libertad¡±, ¡°Carrie Lam, vete¡±, ¡°No a la odiosa ley de extradici¨®n¡±. Annie s¨ª estuvo en la manifestaci¨®n de hace una semana, pero calcula que la de este domingo es a¨²n mayor: ¡°A estas horas hab¨ªa menos gente. Esta vez, el Gobierno ha enfadado de verdad a la gente¡±.
La ¨®rbita china
La manifestaci¨®n de hace una semana ten¨ªa una ¨²nica exigencia, retirar el proyecto de ley de extradici¨®n. Muchos hongkoneses lo ven como un intento de integrar un poco m¨¢s a Hong Kong en la ¨®rbita de la China continental y diluir el sistema de democracia y libertades que la excolonia brit¨¢nica tiene prometido hasta 2047. La de este domingo, ten¨ªa cinco: tirar a la papelera definitivamente la propuesta de ley; disculpas oficiales por la violencia policial; compromiso de no presentar cargos contra los manifestantes detenidos en las protestas estudiantiles del mi¨¦rcoles; dejar de describir esa concentraci¨®n como ¡°disturbios¡±. Y dimisi¨®n de Lam.
Seis horas despu¨¦s de que comenzara la manifestaci¨®n, la jefa del Gobierno ped¨ªa disculpas en un comunicado. ¡°La ministra jefa reconoce que deficiencias en el trabajo del Gobierno han desatado controversias sustanciales y disputas en la sociedad, decepcionando y entristeciendo a mucha gente¡±, indicaba el documento distribuido por su oficina. Lam tambi¨¦n se compromete a ¡°aceptar sincera y humildemente todas las cr¨ªticas, mejorar y servir al p¨²blico¡±. Un paso muy poco habitual en la pol¨ªtica de Hong Kong, o de la China continental.
Pero era demasiado poco y demasiado tarde para los manifestantes que segu¨ªan concentrados en torno al legislativo y las oficinas de la ministra jefe, en el centro de Hong Kong. Jimmy Sham, el presidente del Frente de Derechos Civiles y Humanos de Hong Kong ¡ªla agrupaci¨®n convocante de la marcha de este domingo¡ª declaraba al peri¨®dico South China Morning Post que la declaraci¨®n de Lam no responde a las exigencias de los ciudadanos. ¡°Los hongkoneses no pedimos ¨²nicamente una disculpa, y ella no ha respondido a ninguna de nuestras cinco exigencias¡±.
A esas alturas, la cola de la manifestaci¨®n a¨²n se encontraba a mitad de camino. En el paso elevado que cruza la avenida frente al legislativo, muchos de los manifestantes escrib¨ªan carteles, en diversos idiomas. ¡°??nimo, Hong Kong!, ?Dejad de disparad a nuestros estudiantes!¡±. Ya de camino de regreso, otros abucheaban a la polic¨ªa en la comisar¨ªa central de Wanchai, cercana al legislativo y de donde salieron muchos de los agentes que el mi¨¦rcoles cargaron contra los manifestantes, en unos enfrentamientos que dejaron al menos 81 heridos. ¡°?Disculpaos! ?Disculpaos!¡±.
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