M¨¢s de cien exguerrilleros que firmaron la paz han sido asesinados en Colombia desde 2016

Anderson P¨¦rez Osorio, exguerrillero, padre, comunicador y cineasta de 24 a?os, fue asesinado el 17 de junio en Caloto, en el departamento del Cauca, en el occidente de Colombia. ¡°Ha sido una experiencia muy bonita¡±, declaraba ante las c¨¢maras en marzo de 2017, mientras se dirig¨ªa a una de las zonas establecidas para que ¨¦l y sus compa?eros de las FARC dejaran las armas. ¡°Ir a grabar en medio de los soldados, y saber ellos que yo soy guerrillero, y tratarnos como lo que somos, como hermanos de patria¡±, agregaba en las im¨¢genes que divulg¨® tras su muerte la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Com¨²n, el partido surgido del acuerdo de paz que sellaron hace dos a?os y medio con el Gobierno. El pacto incluy¨® un cap¨ªtulo dedicado a las medidas que pondr¨ªa en marcha el Estado para garantizar la seguridad de los excombatientes.

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Ese mismo lunes asesinaron a otro, Daniel Esterilla, en El Charco, un municipio de Nari?o sobre el Pac¨ªfico. Y hace una semana a uno m¨¢s, Servio Delio Causaluzan, en ese mismo departamento. Sus nombres son apenas los m¨¢s recientes de una larga lista. La persistente violencia en varios territorios amenaza la fr¨¢gil implementaci¨®n de los acuerdos con la extinta guerrilla, que ha denunciado con insistencia la falta de garant¨ªas para sus miembros. A los incesantes homicidios de l¨ªderes sociales y defensores de derechos humanos a lo largo y ancho del pa¨ªs, se suman los de antiguos rebeldes que firmaron la paz.

¡°Estos asesinatos sistem¨¢ticos constituyen una clara violaci¨®n del acuerdo final y, por lo tanto, son responsabilidad del Estado y el gobierno¡±, ha manifestado la direcci¨®n de la FARC, tras una reuni¨®n de emergencia convocada por su presidente, Rodrigo Londo?o, Timochenko. Al tiempo que ha reafirmado su compromiso con la paz, el partido ha advertido que el delicado momento que atraviesa la implementaci¨®n puede desembocar en un nuevo ciclo de violencia. Tambi¨¦n ha denunciado la estigmatizaci¨®n por parte del Centro Democr¨¢tico ¨Cel partido del presidente Iv¨¢n Duque y su mentor pol¨ªtico, el expresidente y senador ?lvaro Uribe¨C, ¡°que de alguna manera estimula los instintos criminales de quienes aprietan los gatillos; y que constituye una campa?a de persecuci¨®n pol¨ªtica y hostigamiento contra quienes somos signatarios de un tratado de paz con el Estado¡±.

Los episodios de muertes violentas de excombatientes se multiplican. Los registros de la FARC cuentan 134 miembros asesinados luego de la firma de los acuerdos de paz ¨Cque cobijan a 12.000 exguerrilleros en tr¨¢nsito a la vida civil¨C, as¨ª como 34 de sus familiares y otros 11 desaparecidos. El Gobierno de Duque, que niega la sistematicidad y registra oficialmente 115 asesinatos de exguerrilleros, anunci¨® el jueves un paquete de medidas, entre ellas reducir el tiempo de atenci¨®n de solicitudes de protecci¨®n y la creaci¨®n de un cuerpo ¨¦lite de la polic¨ªa.

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¡°La mejor manera de parar lo que est¨¢ sucediendo es la aplicaci¨®n integral de lo acordado en La Habana, y ah¨ª es donde se est¨¢ patinando un poco¡±, manifest¨® Londo?o, el presidente de la FARC, a RCN Radio. ¡°Aqu¨ª hay un hilo conductor, hay que buscarlo en aquellos sectores que ven en el proceso una amenaza a sus intereses, que le tienen miedo a la verdad, a la reconciliaci¨®n de los colombianos¡±, se?al¨®.

Jorge Enrique Corredor, un antiguo comandante de frente conocido como Wilson Saavedra, fue asesinado el mes pasado por dos sicarios en Tulu¨¢, en el departamento del Valle del Cauca. Hab¨ªa sido coordinador en la zona veredal de Marquetalia, en el Tolima, una de las regiones hist¨®ricas para las otrora Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia. Fue el primer excomandante de rango medio asesinado tras la firma del pacto con el gobierno de Juan Manuel Santos en noviembre de 2016.

Esos cr¨ªmenes estuvieron precedidos, entre muchos otros, por el homicidio de Samuel David Gonzales, un beb¨¦ de apenas meses, hijo de un excombatiente, en La Guajira, en el norte del pa¨ªs. Y tambi¨¦n por el de Dimar Torres, otro exguerrillero baleado en circunstancias no del todo esclarecidas por un militar en el departamento de Norte de Santander, fronterizo con Venezuela. Casos estremecedores que han activado todas las alertas. El de Dimar Torres, en particular, propici¨® una propuesta de moci¨®n de censura contra el ministro de Defensa, Guillermo Botero, que no prosper¨® en el Congreso. Tanto la FARC como los lugare?os denunciaron el asesinato de Torres, el pasado 22 de abril, y el intento de un grupo de militares por enterrar el cad¨¢ver. Un cabo segundo est¨¢ detenido por el delito de homicidio en persona protegida, y se investiga la participaci¨®n de un coronel.

¡°Convocamos a todos los sectores de la naci¨®n, a superar la indiferencia frente a el ba?o de sangre que estamos padeciendo¡±, manifest¨® el Consejo Nacional de los Comunes, la m¨¢xima instancia de direcci¨®n de la FARC. ¡°El momento exige asumir la responsabilidad que tenemos todos los colombianos para evitar que la tan anhelada paz termine ahogada en un charco de sangre¡±.