Los refugiados sirios se perpet¨²an en el desierto y los barrios de Jordania
Solo 20.000 de los 1,2 millones de exiliados en territorio jordano han retornado a su pa¨ªs
¡°A mi hijo mayor, de 22 a?os, le enviar¨ªan a combatir al frente de Idlib. No s¨¦ si volveremos a Siria alg¨²n d¨ªa¡±. Mariam al Ammar, de 39 a?os, tuerce el gesto con una mueca de dolor cuando le preguntan cu¨¢ndo regresar¨¢ a Deraa, la ciudad siria de la que huy¨® en 2014 bajo los bombardeos. En un paraje des¨¦rtico de la carretera que va de Am¨¢n a Arabia Saud¨ª surgi¨® hace cinco a?os el campo de refugiados de Azraq, convertido hoy en una ciudad de m¨¢s de 35.000 habitantes 80 kil¨®metros al noreste de la capital jordana. El ordenado trazado de sus casas alineadas no puede ocultar la desolaci¨®n de sus moradores. ¡°Mi marido gana 150 dinares [190 euros] al mes con un trabajo parcial para una ONG¡±, explica Al Ammar a la puerta de su alojamiento provisional desde hace un lustro.
¡°A pesar de la ayuda que recibimos, mis 11 hijos se tienen que quedar sin cenar muchas noches a final de mes. El m¨¢s peque?o solo tiene tres a?os¡±, confiesa. Como en un juego, los ni?os transportan agua en bidones de pl¨¢stico desde las fuentes hasta los ¨²nicos hogares que la mayor¨ªa han conocido desde que estall¨® la guerra. Una telara?a de cables lleva electricidad a las construcciones met¨¢licas desde una central de energ¨ªa solar. El sol y las piedras son la ¨²nica materia prima de Azraq. ¡°Tengo que conseguir como sea una beca para mi hijo en Jordania¡±, se azora finalmente Mariam. ¡°Si se empe?a en estudiar en Siria me temo que no le volver¨¦ a ver con vida¡±.
Desde que el r¨¦gimen de Damasco recuper¨® hace un a?o el control de la frontera meridional, apenas han regresado 20.000 de los sirios exiliados en Jordania, seg¨²n la oficina de Am¨¢n del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur). El organismo internacional tiene registrados a 665.000 refugiados, pero el Gobierno jordano duplica el censo hasta los 1,2 millones, de los que solo una d¨¦cima parte viven en campamentos como Azraq o Zaa-tari, y el resto habita en zonas urbanas mezclado con la poblaci¨®n local. Los portavoces de Acnur constatan que hasta el 30 de junio las donaciones internacionales solo han podido cubrir un 20% del presupuesto de 372 millones de d¨®lares (330 millones de euros) previsto para 2019.
Mezzal al Gali, de 54 a?os, trabajaba como camionero en el sur de la provincia de Damasco hasta que los combates le expulsaron hacia Jordania. ¡°Pensar¨¦ en regresar cuando vuelva la normalidad a Siria. All¨ª ya no me queda nada¡±, asegura vestido con una t¨²nica tradicional. Al Gali parece conformarse con su destino. Al menos ya no tiene que refugiarse de las bombas.
Como no forma parte de los 5.800 sirios del campamento que han recibido permiso para trabajar en la agricultura local ni de los 4.000 que prestan servicios para la Administraci¨®n del complejo o las ONG desplegadas en el recinto, su familia de ocho miembros no tiene m¨¢s remedio que sobrevivir con los cupones de comida que suministra Acnur. ¡°Me preocupa qu¨¦ ser¨¢ de mis siete hijos si seguimos aqu¨ª para siempre¡±, admite con un gesto de resignaci¨®n. El 80% de los refugiados sirios viven bajo el umbral de la pobreza en Jordania.
El campo de Azraq fue concebido por Naciones Unidas y el Gobierno jordano para paliar la superpoblaci¨®n de Zaatari, en la cercana provincia de Mafraq, que con m¨¢s de 150.000 refugiados (hoy reducidos a la mitad) lleg¨® a convertirse en el segundo mayor campamento de Acnur en todo el mundo y se hizo dif¨ªcil de gestionar.
Una ciudad con casas de chapa
Se asemeja a un centro modelo, por el dise?o racional y el trazado geom¨¦trico de sus instalaciones, frente al caos que suele rodear los alojamientos masivos para refugiados. Pero sus casas construidas con paneles de chapa ser¨ªan inhabitables en mitad del desierto jordano sin los ventiladores el¨¦ctricos alimentados por la central de energ¨ªa solar del recinto.
Azraq est¨¢ dise?ado para albergar hasta 150.000 exiliados, pero el ¨¦xodo se detuvo por el cierre de la frontera. El sector 3, el de los refugiados m¨¢s antiguos, es uno de los pocos que los servicios de seguridad jordanos permiten visitar a la prensa extranjera. El de los reci¨¦n llegados o el de los desertores siguen vetados.
Los Gobiernos de Am¨¢n y Damasco reabrieron el pasado mes de octubre el estrat¨¦gico paso fronterizo de Jaber ¡ªque permanec¨ªa clausurado tras caer en manos de las fuerzas rebeldes en 2015¡ª, en la v¨ªa principal que une ambas capitales. Comercios, caf¨¦s y casas de cambio han recobrado cierta actividad, pero las sanciones internacionales al r¨¦gimen de Bachar el Asad y la indefinida prolongaci¨®n del conflicto b¨¦lico frenan el tr¨¢fico de mercanc¨ªas y personas.
Los j¨®venes temen ser llamados a filas si regresan y las familias no ven condiciones para el futuro de sus hijos. Acnur da apoyo a aquellos que deciden volver a Siria ¡ªen la mayor parte de los casos, por reagrupamiento de familias divididas por la guerra¡ª, pero la agencia de Naciones Unidas no est¨¢ incentivando el proceso. Los servicios diplom¨¢ticos sirios tampoco facilitan la entrega de documentos para la repatriaci¨®n de sus ciudadanos vinculados a la oposici¨®n, o les imponen elevadas tasas para su concesi¨®n.
Abu Abdel Wahid ha sido durante 20 de sus 55 a?os conductor de rutas internacionales de autobuses de la empresa siria Orient Star. Estacionado cerca de la frontera de Jaber, mientras los pasajeros de la l¨ªnea Am¨¢n-Damasco cambian dinares jordanos por libras sirias, relata que trabaj¨® en la l¨ªnea de Beirut mientras estuvo cerrado el paso a Jordania. ¡°Apenas transporto ahora sirios que hagan el camino de vuelta a casa¡±, revela Abdel Wahid, que atraviesa casi a diario la frontera, antes de seguir viaje hacia su casa en Damasco. ¡°La mayor¨ªa de los viajeros van a visitar a familiares por unos d¨ªas, y solo de vez en cuando la ONU organiza grupos de retornados¡±.
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