Jordania busca nuevos equilibrios en la cuerda floja de Oriente Pr¨®ximo
Am¨¢n reanuda relaciones con Qatar y rechaza el plan de Trump pese a las presiones de Riad y EE UU
Considerada un islote de estabilidad en las revueltas aguas de Oriente Pr¨®ximo, en Jordania parece que nunca pase nada. El tedio de los interminables atascos de tr¨¢fico en Am¨¢n ante un paisaje de centros comerciales, bancos y torres de oficinas no oculta, sin embargo, que el reino hachem¨ª lleva una d¨¦cada en ebullici¨®n tras el estallido de la primavera ¨¢rabe. ¡°Ya no somos tan necesarios como antes¡±, apunta el analista Oraib al Rantawi. ¡°Israel empieza a relacionarse directamente con los pa¨ªses ¨¢rabes sun¨ªes moderados, mientras Estados Unidos y Arabia Saud¨ª presionan al Gobierno jordano para que acepte sin rechistar el plan de paz del presidente Donald Trump¡±.
?rbitro del complejo equilibrio de fuerzas demogr¨¢ficas que rige en la orilla oriental del r¨ªo Jord¨¢n, el rey Abdal¨¢ II consigui¨® frenar las protestas populares en 2012, en la estela de las revueltas de T¨²nez y Egipto, con la promesa de reformas pol¨ªticas que cayeron m¨¢s tarde en el olvido. El monarca volvi¨® a contener el malestar social hace un a?o mediante la destituci¨®n fulminante de un primer ministro que se limitaba a aplicar el ajuste fiscal que exig¨ªa el Fondo Monetario Internacional para salvar al pa¨ªs de la bancarrota. ¡°El pasado diciembre¡±, recuerda Al Rantawi, director del Centro de Estudios Pol¨ªticos Al Quds, ¡°la polic¨ªa tom¨® las calles para bloquear otra oleada de manifestaciones antes de que pudiera emerger, pero los problemas pol¨ªticos y econ¨®micos siguen sin resolverse en Jordania¡±.
Despu¨¦s de arrastrar los pies durante semanas pese a las presiones de Riad y de Washington, el Gobierno de Abdal¨¢ envi¨® a un desconocido subsecretario al seminario econ¨®mico sobre el "acuerdo del siglo" entre israel¨ªes y palestinos apadrinado por la Casa Blanca a finales de junio en Bar¨¦in. Fue la v¨ªa elegida por Am¨¢n para dar espalda a la iniciativa estadounidense.
El Gabinete del monarca hachem¨ª dio el pasado martes un nuevo giro diplom¨¢tico para marcar distancias al reanudar las relaciones plenas con Qatar. Am¨¢n retir¨® a su embajador en Doha hace dos a?os cuando Arabia Saud¨ª, Emiratos ?rabes Unidos y Egipto rompieron sus lazos con Qatar y le sometieron a aislamiento econ¨®mico.
Mientras Riad ha recortado en el ¨²ltimo a?o su apoyo financiero a Jordania como medida de presi¨®n para que se sume al plan de paz de Trump, el Gobierno catar¨ª ha ofrecido ayudas por un monto de 500 millones de d¨®lares (445 millones de euros), as¨ª como empleos para 10.000 trabajadores jordanos. Al igual que Turqu¨ªa, su gran aliado regional, Qatar cuestiona la hoja de ruta dise?ada por Jared Kushner, asesor principal y yerno del presidente de Estados Unidos, por no incorporar la soluci¨®n de los dos Estados, mayoritariamente avalada por la comunidad internacional.
Con una tasa de desempleo que se acerca al 20%, la econom¨ªa jordana se ha debilitado despu¨¦s de tres lustros de guerras en Irak y Siria, que han dinamitado su papel como n¨²cleo de intercambios econ¨®micos y eje de servicios financieros en Oriente Pr¨®ximo. Su creciente vulnerabilidad le obliga a buscar nuevos equilibrios regionales en un ejercicio de funambulismo diplom¨¢tico.
¡°El 'acuerdo del siglo' de la Casa Blanca supone una amenaza existencial para Jordania¡±, advierte Al Rantawi en su oficina de Am¨¢n, antes de describir el barril de p¨®lvora demogr¨¢fico sobre el que se asienta la estabilidad del reino. De los 10,5 millones de habitantes del pa¨ªs, solo 7,5 tienen nacionalidad jordana, si bien se dividen casi al 50% entre los beduinos o transjordanos, ¨¦lite que controla las fuerzas de seguridad y el poder pol¨ªtico, y los de origen palestino, que dominan en parte el mundo de los negocios.
Entre los tres millones de residentes sin pasaporte, m¨¢s de la mitad son exiliados sirios y yemen¨ªes, o inmigrantes egipcios. El resto son refugiados palestinos sin nacionalidad jordana. ¡°Conceder el pasaporte y el derecho de voto a m¨¢s de un mill¨®n de palestinos, como propugna el plan Trump al negarles el derecho de retorno, har¨ªa saltar por los aires los contrapesos de la estabilidad de Jordania¡±, concluye el director del Centro Al Quds, cuyos art¨ªculos sobre el seminario de Bar¨¦in fueron censurados por las autoridades de Am¨¢n.
Con un 25% de los votos, el Frente de Acci¨®n Isl¨¢mica, rama jordana de los Hermanos Musulmanes, solo obtuvo 14 de los 130 esca?os de la C¨¢mara baja en las elecciones de 2016, las primeras a las que se present¨® la hermandad despu¨¦s de haber boicoteado los comicios durante un decenio. ¡°La ley electoral no sirve; el sistema no es representativo¡±, lamenta Musa al Wahsh, jefe del grupo parlamentario islamista. Tres cuartas partes de la Asamblea y la totalidad del Senado est¨¢n en manos de diputados independientes, procedentes de grupos tribales y sectores econ¨®micos que sostienen a la monarqu¨ªa. ¡°Necesitamos un Gobierno elegido por el voto del pueblo y no por la decisi¨®n de otros¡±, apostilla Al Wahsh en alusi¨®n a los poderes preponderantes que la Constituci¨®n a¨²n otorga al rey.
La sociedad civil se moviliza para ocupar el vac¨ªo pol¨ªtico
La par¨¢lisis de las reformas pol¨ªticas y econ¨®micas urgentes, que no encuentran en Jordania una v¨ªa de expresi¨®n en los partidos y el Parlamento, est¨¢ siendo contrarrestada por la sociedad civil al ocupar el vac¨ªo que dejan las instituciones. La asociaci¨®n que agrupa a los 15 principales colegios profesionales del pa¨ªs encabeza las protestas sociales desde junio del a?o pasado. ¡°No se han cumplido las promesas que nos hicieron poner fin a las huelgas y manifestaciones¡±, asegura Rami al Shawawrah, coordinador de la asociaci¨®n y vicedecano del Colegio de Abogados.
¡°Las decisiones no deben estar solo en manos del rey, sino de un Gobierno elegido en las urnas¡±, resume el lema de un movimiento secundado por profesionales agobiados por la crisis econ¨®mica y por los j¨®venes, que sufren una tasa de paro del 36%. Los Hermanos Musulmanes han respaldado las movilizaciones sociales, aunque sin intervenir en su organizaci¨®n ni cuestionar el papel integrador del monarca jordano.
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