?De d¨®nde es Nikola Tesla? Serbia y Croacia se disputan la respuesta
Belgrado y Zagreb se enzarzan en un rifirrafe sobre la identidad del inventor, nacido en una familia serbia en la actual Croacia, entonces parte del Imperio austroh¨²ngaro
Nikola Tesla naci¨® en Smiljan en 1856. A?adir adjetivos o aclaraciones a este hecho hist¨®rico entra?a, 163 a?os despu¨¦s, un ejercicio de equilibrismo para sus bi¨®grafos y un riesgo de irritar a Serbia o a Croacia, enzarzados de nuevo este mes a cuenta de la identidad del gran inventor elevado a icono de la modernidad.
La peque?a aldea entre monta?as en la que Tesla vino al mundo (¡°los vecinos m¨¢s cercanos estaban a unos tres kil¨®metros de distancia y, en invierno, nuestro aislamiento era total¡±, recordaba en un texto de 1939 sobre su juventud) se encontraba en la frontera militar del Imperio austroh¨²ngaro con el otomano. Hoy pertenece a Croacia, pero Tesla naci¨® en una familia serbia (su padre era sacerdote ortodoxo) y siempre se defini¨® como tal, en sus escritos y en su d¨ªa a d¨ªa.
El grueso de su vida, adem¨¢s, transcurri¨® lejos de los Balcanes: en Par¨ªs, Budapest y, sobre todo, Estados Unidos, donde residi¨® dos tercios de sus 86 a?os de vida (guardaba los documentos de la nacionalidad en una caja de caudales) y desarroll¨® sus principales hallazgos, como la corriente alterna o el motor de inducci¨®n. Solo regres¨® a su regi¨®n natal de visita, incluso en sus ¨²ltimos a?os, cuando en Estados Unidos era m¨¢s bien percibido como un exc¨¦ntrico que opinaba sobre cualquier tema (desde la estrategia b¨¦lica de Etiop¨ªa ante la invasi¨®n italiana, al famoso ¡°oro de Mosc¨²¡± de la guerra civil espa?ola pasando por el papel de la mujer en la sociedad) y convocaba cada a?o a la prensa en su hotel de Nueva York para dar jugosos titulares sobre grandiosos proyectos que nunca ve¨ªan la luz.
En la antigua Yugoslavia, sin embargo, su figura trasciende lo cient¨ªfico para entrar en lo pol¨ªtico e identitario. Por eso, cuando Croacia anunci¨® a principios de mes que dedicar¨¢ su pabell¨®n en la Expo Dub¨¢i 2020 a los grandes innovadores del pa¨ªs e incluy¨® entre ellos a Tesla, el Ministerio serbio de Cultura emiti¨® un comunicado de protesta: ¡°Con sus contribuciones cient¨ªficas e inventos, Nikola Tesla pertenece al mundo, pero en lo relativo a su origen ¨¦tnico, pertenece al pueblo serbio. Ning¨²n tragic¨®mico intento de falsificar esta simple verdad puede cambiar esto¡±.
La ministra croata de Cultura, Nina Obuljen Korzinek, respondi¨® que su pa¨ªs ¡°recuerda a Tesla con respeto, sin tratar de negar su origen ¨¦tnico¡±, mientras que Serbia tiene un largo historial de falsificaciones hist¨®ricas. ¡°Tesla naci¨® en Croacia, fue educado en Croacia y dej¨® Croacia para ir a Austria, luego la Rep¨²blica Checa, Hungr¨ªa, Francia y Estados Unidos¡±, enumer¨® para que se note que, en Serbia, no vivi¨®. Tambi¨¦n el titular de Exteriores, Gordan Grli?-Radman, entr¨® al trapo. En una entrevista con el canal N1, subray¨® que ¡°tanto croatas como serbios pueden estar orgullosos de contar con un hombre de tanto renombre¡±, que ¡°siempre dijo que estaba orgulloso de su patria croata y su origen serbio¡±.
Tomislav Zigmanov, representante de la minor¨ªa croata en el Parlamento serbio, llev¨® la pelota a¨²n m¨¢s a la cancha de la pol¨ªtica al acusar al ministro serbio de Cultura, Vladan Vukosavlevic, de ¡°exclusividad nacional y fanatismo¡± y criticar a Belgrado por el escaso presupuesto que destina a preservar bienes como las iglesias cat¨®licas, religi¨®n mayoritaria entre los croatas (los serbios son principalmente ortodoxos). ¡°?C¨®mo un serbio, nacido en el Imperio austroh¨²ngaro, en la zona de la frontera militar, en un momento en el que no hab¨ªa ni indicios de un Estado croata, se convirti¨® en un ¡®inventor croata¡¯?¡±, reaccion¨® el ministro serbio de Cultura en un pimp¨®n diplom¨¢tico que parece haber amainado.
"Tesla se ve¨ªa como un serbio, pero tambi¨¦n como una figura unificadora de los yugoslavos", asegura por tel¨¦fono desde Estados Unidos Marc J. Seifer, autor de la biograf¨ªa Wizard: The Life and Times of Nikola Tesla (Mago: la vida y ¨¦poca de Nikola Tesla). Un a?o antes de su muerte, el inventor recibi¨® la visita del rey de Yugoslavia Pedro II, hijo de Alejandro I, el monarca que impuso la unidad con mano de hierro y al que hab¨ªa calificado de ¡°figura heroica¡± en una carta a The New York Times tras su asesinato en 1934. Seg¨²n los diarios de Pedro II, Tesla le dijo: ¡°Me siento orgulloso de ser serbio y yugoslavo. Nuestro pueblo no puede desaparecer. Mantened unidos a todos los yugoslavos, ya sean serbios, croatas o eslovenos¡±.
El escritor y periodista Miguel ?ngel Delgado, experto en Tesla y comisario de varias exposiciones sobre el personaje, abunda en esta idea: ¡°Se consideraba de Serbia, y luego yugoslavo, pero no reneg¨® de Croacia ni tiene declaraciones en contra de Croacia. Cree mucho en la idea de Yugoslavia, de la uni¨®n de los pueblos, aunque no es un tema que le quitase el sue?o ni en el que estuviese involucrado de forma muy activa¡±. Prueba de ello es una an¨¦cdota que relata Margaret Cheney en su biograf¨ªa Nikola Tesla, el genio al que le robaron la luz (Turner). El 28 de julio de 1914, un mes despu¨¦s del famoso asesinato en Sarajevo del archiduque Francisco Fernando, las fuerzas austroh¨²ngaras atacaron Serbia y comenz¨® la Primera Guerra Mundial. Los serbios en Estados Unidos se organizaron para enviar ayuda y pidieron a Tesla que firmase un llamamiento para que ¨¦sta aumentase, que tambi¨¦n rubricar¨ªa el f¨ªsico serbio Michael Pupin, al que no soportaba. Su respuesta fue que no suscribir¨ªa una sola palabra de Pupin. Tesla era, ante todo, un hombre dedicado en cuerpo y alma a la innovaci¨®n, que renunciaba al sexo por considerarlo incompatible con una vida centrada en la ciencia, se jactaba de no dormir m¨¢s de dos horas, ten¨ªa crisis nerviosas de agotamiento y acab¨® tan obsesionado por las bacterias que ped¨ªa a los visitantes que no se le acercasen.
En 1931, su rostro ocup¨® la portada de la revista Time. En 1943 muri¨® sin apenas dinero y rodeado de palomas, una de sus muchas obsesiones. Tesla, sin embargo, siempre fue profeta en su tierra. Mientras en Estados Unidos quedaba relegado a un relativo olvido del que le rescat¨® principalmente Elon Musk en la d¨¦cada pasada con su coche el¨¦ctrico, el m¨ªtico l¨ªder yugoslavo Tito decidi¨® traer a Belgrado el legado del genio que permanec¨ªa en Nueva York y construir el Museo Nikola Tesla, inaugurado en 1952 con objetos y documentos originales, maquetas de los inventos y hasta muebles de su habitaci¨®n de hotel. Posteriormente repatri¨® sus restos, que a¨²n reposan all¨ª. ¡°A Tito, que tambi¨¦n hab¨ªa nacido en Croacia, le pareci¨® un personaje muy simb¨®lico para representar esa unidad¡±, se?ala Delgado. Eran los a?os en que la Yugoslavia socialista buscaba su hueco en el tablero de la Guerra Fr¨ªa al margen de Stalin (hab¨ªa roto relaciones con la URSS en 1948) y el gesto tend¨ªa un puente con Estados Unidos. En 1961, Belgrado alberg¨® el alumbramiento del movimiento de pa¨ªses no alineados.
En las guerras de la desintegraci¨®n de Yugoslavia, en los noventa, las fuerzas croatas volaron la casa natal de Tesla y la iglesia donde oficiaba su padre. ¡°Se le consideraba entonces un s¨ªmbolo serbio¡±, recuerda Delgado. Una reconstrucci¨®n exacta de ambas, inaugurada en 2006 con un mensaje de reconciliaci¨®n, es hoy la casa-museo del inventor en Smiljan. Ese mismo a?o, el aeropuerto de Belgrado ¡ªciudad en la que Tesla solo puso el pie 31 horas, aunque recibido de forma triunfal¡ª fue rebautizado con el nombre del genio. All¨ª abundan los libros, camisetas y tazas con la ic¨®nica foto de Tesla pensativo y con una mano en la mejilla. La misma que ilustra el billete de mayor circulaci¨®n (100 dinares) en Serbia. En 2015, el Museo T¨¦cnico de Zagreb se sum¨® a la fiebre y a?adi¨® dos palabras a su nombre: Nikola Tesla.
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